N.º 45Juego dramático y pensamiento crítico

 

País en pedazos, pero [con amigos]te hace justicia la revolución

Edgar Ceballos

Con respecto a si una ideología u otra que ha asaltado el poder, y desde éste otorga mayores o menores apoyos al teatro, se han acumulados diversos lugares comunes impostados o se cae en actitudes como rasgado de vestiduras o desidia. Se cierran los ojos sobre si son los mismos quienes reciben anualmente apoyos en especie o efectivo o si una compañía de teatro es el vehículo idóneo para mantener ex esposas, queridas e hijos del director, o si una dirección de publicaciones abre su portal en internet para lanzar una convocatoria de coedición y la cierra un par de días después para favorecer a quienes serán sus favorecidos, basta decir que los mismos de ediciones anteriores.
Existe una institución de acceso a la información que no puede informarnos sobre lo que sucede con los dineros que se destinan a la cultura y con qué criterios se reparten a diestra y siniestra entre algunos individuos de siniestra. Como tampoco nada se dice sobre las varias convocatorias a diversos y prestigiados concursos teatrales, donde dos de los jurados llevan bajo el brazo el nombre del amigo o compañero que resulta favorecido. La gente del medio reclama apoyo para un teatro público más exigente que actualmente se circunscribe a un teatro de festivales y muestras de teatro que por otro lado, conducen, dirigen y participan gentes ajenas a nuestro entorno.
Sin embargo, uno de los mayores signos de nuestra irrelevancia cultural y social, es que desde lo oscuro se hace normal la situación de un teatro de iniciativa privada dedicado al lucro, que poco a poco ha terminado por despojar de sus derechos a quienes viven de él, sean escritores públicos o privados. Esto se me hace más escandaloso que el hecho mismo sobre cómo se reparte el mucho, poco o nulo presupuesto gubernamental en manos de unos cuantos, de sobra conocidos, asunto que añade algunas gotas de pesimismo a nuestro irracional optimismo. En este punto coincidimos con Lorena Salazar Machaín, Presidenta de la Sociedad de Escritores Mexicanos, por sus siglas SOGEM, a quien entrevistamos sobre la marcha.

Representación Teatro en México

–En un país que se cae en pedazos, tal y como afirman varios beneficiarios de becas y apoyos gubernamentales, ¿existen instituciones oficiales que apoyen al teatro mexicano?
–Sí las hay. Está desde luego el CONACULTA (la instancia cultural rectora), que depende de la Secretaría de Educación Pública. Existe también Bellas Artes con algunos programas incluso iberoamericanos. Está la UNAM a la cabeza junto con otras universidades, el Instituto Politécnico Nacional y muchas instancias más. El problema es que no siento sea un programa de apoyo integral, sino otorgan beneficios a ciertos grupos afines con ellos. Y para mí lo ideal sería que estuviera abierto a todo el gremio sin distinciones. Y no es que falte apoyo sino que en general está mal distribuido ese apoyo por cuestiones de corrupción.

–En política fiscal, ¿qué tanto apoyo reciben nuestras artes escénicas, si es que la reciben? Algunos grupos muy pequeños que tienen espacios, de verdad independientes, se quejan de que las autoridades, particularmente las de izquierda, los abruman con demasiadas cargas fiscales municipales o delegacionales.
–Lo que pasa es que el apoyo fiscal se canaliza generalmente a los grandes productores, y aquí independientemente de las canonjías que reciban, tengo que verlo siempre desde el punto de vista de la protección a los autores teatrales. Cuando a un productor se le facilita que no tenga la obligatoriedad de pasar por una sociedad autoral sino que se puede arreglar directamente con quien escribe el texto. Los autores, y lo voy a decir como lo siento, sin tapujos aunque se oye feo, nos vendemos por cualquier cosa porque tenemos hambre o carecemos de dignidad. Si el productor dice: “No te voy a dar lo que antes se había establecido, el diez por ciento sobre taquilla, sino vas a recibir un tres o cuatro por ciento”, lo aceptamos. A mí me gustaría que volviera a existir esa reglamentación de protección a los autores que perdimos con la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, y aparentemente también por algunos malos manejos de quienes en aquellos momentos detentaban el poder. Fue el pretexto para que lo perdiéramos, pero realmente quien salió perjudicado fue el teatro mexicano, concretamente el gremio autoral. En cuanto a los pequeños productores, los que apoyan al teatro, desde pequeños teatros idependientes, creo hacen una tarea quijotesca. A ellos realmente habría que apoyar. Lamentablemente nadie toma en cuentra nuestra opinión.
Me llama mucho la atención que como Presidenta de la Sociedad General de Escritores Mexicanos, me envíen una carta cada año desde el extranjero para solicitar mi opinión, acerca de a quién se le debe otorgar el Premio Nobel de Literatura y con gusto envío mi propuesta. Y aquí en México no nos pregunta nadie a qué gente de teatro o proyecto se debe apoyar. Es lamentable, absolutamente deplorable, deleznable en una palabra, lo que ocurre aquí. Cómo voy a creer que desde fuera nos pidan la apinión de nosotros, como sociedad gremial, sobre quién consideramos pueda ser un autor, grupo o propuesta que merezca reconocimiento y apoyo. Y aquí volvemos al favoritismo, a los amigos, en una clara muestra de corrupción, además de la permanente falta de transparencia y rendición de cuentas.

Teatro en México

–Maestra, sin caer en la xenofobia, en los últimos años se han otorgado distinciones y apoyos en el Sistema Nacional de Creadores a algunos extranjeros. Me pregunto, ¿no existen creadores teatrales mexicanos que se hagan acreedores a tales distinciones o ello ocurre porque no saben colarse entre las altas esferas oficiales nuestros pobrecitos creadores de segunda?
–No vería mal este estado de cosas, qué bueno. Porque así me gustaría que apoyaran a mexicanos en el mundo. Pero creo que la primera oportunidad debe ser para nuestros nacionales. Cuando el creador mexicano reciba apoyos de toda índole, y donde además, al suscribirse convenios o tratados bilaterales con otros países, que éstos sean recíprocos para nuestra gente creativa, entonces sí, apoyémosle y demósle toda la fuerza a los extranjeros; pero repito: pidamos lo mismo para los nuestros, se les valore en iguales condiciones.
Y así, dentro de esta geografía del teatro mexicano actual, existen otros datos y tópicos alienantes y refulgentes, específicamente sobre corrupción y poca transparecia en los asuntos del poder, etiquetados como apoyos culturales que deben ser ventilados sobre su destino. Nosotros, como siempre, aportamos un grano de arena inicial.

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