N.º 45Juego dramático y pensamiento crítico

 

TERCERA [A ESCENA, QUE EMPEZAMOS]

Tercera y última

Jesús Campos García

La realidad no suele comportarse como debiera; acostumbro decir. Pero, ¿qué realidad? Ninguna –porque hay muchas, tantas como miradas–, todas esquivas, cuando no a contrapelo. A veces me pregunto: ¿qué diablos será la realidad de la que tanto hablamos? Y a veces me respondo que no hay más realidad que la que quisimos cambiar, la que queremos cambiar, o la que querremos cambiar. Que nadie habla de la realidad si no es para cambiarla.
Y en 1990 la realidad de la autoría española daba mucho de sí. Los felices ochenta y su espantosa Movida cultural pasaron sobre nosotros como una máquina de enguarrar. Adiós al claroscuro de la transición y bienvenidos a los Desencantos. Ese era el panorama. Y fue entonces cuando los autores a los que se nos negaba la existencia decidimos asociarnos.
(Paréntesis de honor para los artífices de aquel comienzo: Alberto Miralles, Lauro Olmo y Antonio Buero Vallejo).
Que los que aspirábamos a cambiar la realidad estuviéramos siendo engullidos por la realidad, aparte de una frase, era la realidad. Los distintos proyectos (yo estuve en uno de ellos) que apostaron por la existencia de un teatro crítico, habían sido extirpados como consecuencia de distintos avatares políticos u otras bajezas. Y sí, eras libre de decir lo que quisieras –si podías– porque ya no te censuraban, solo te silenciaban. Cómo son los demócrata-conversos, con su libre mercado, con su apertura al exterior o con su concepción ornamental de la cultura. Tres puertas que se abrían para otros, al tiempo que a nosotros nos daban con la puerta en las narices.
25 años después, y con la realidad algo cambiada, ha llegado el momento de pasar el testigo, para que sean otros, con las energías renovadas, los que continúen en la brega. Pongamos pues el cuenta dificultades a cero, y conscientes de que lo poco conseguido se puede perder al primer amago de crisis que se quieran inventar, iniciemos aquí la nueva jornada con una nueva meta que no es otra que la misma de siempre: reflejar la realidad, cuestionar la realidad, cambiarla si se puede y ponerla patas arriba, por más que le pese a la realidad.

 

Artículo siguienteVer sumario


www.aat.es