Las tres obras breves que componen este nuevo volumen de Ediciones Invasoras corresponden a las ganadoras de las tres últimas ediciones del Certamen Internacional de Teatro Mínimo AnimaT.sur, de Leganés, que cumple ya su decimotercera edición.

Abre el telón el escritor Carlos Ernesto Santos (El Salvador, 1966), dramaturgo y periodista, formado en su país, en México y en Canadá. Ha fundado y dirigido grupos de teatro y talleres literarios y ha ganado varios certámenes internacionales tanto de narrativa como de dramaturgia. Por otra parte, ha trabajado como periodista para diferentes medios y es corresponsal de varios periódicos y revistas internacionales.

La obra con la que mereció el premio lleva el sugerente título El crimen como una de las bellas artes, y en ella presenta a un sicario que, sorprendentemente, conversa con el desconocido al que debe eliminar, quien, estoico, aguardaba su visita desde hacía años. Este encuentro servirá para desvelar un pasado oscuro que llevará al asesino a descubrir en su víctima a una personalidad relevante del país y que demostró en su momento un coraje que le valió la condena que está a punto de sufrir.

Santos mantiene la intriga de la historia dosificando hábilmente la información que va revelando el insólito diálogo entre los dos personajes y sus diferentes puntos de vista. Un diálogo que, además de la dimensión personal, trasciende hasta denunciar las prácticas que socavan la legitimidad de un régimen y dinamitan la democracia en un país.

El segundo acto de este libro lo protagoniza Santy Portela (Madrid, 1988), titulado en Arte Dramático por la escuela HDMElSubmarino y fundador de la compañía Vaivén Teatro. Es autor de varias obras teatrales que han sido estrenadas, publicadas o de las que se han realizado lecturas dramatizadas.

En su obra, Miseria partida, Héctor atiende solícito a su pareja, Adela, que tras un accidente de moto ha quedado tetrapléjica. Lo que más le desespera es que ella haya decidido encerrarse en un mutismo que lleva a Héctor a recurrir a la bebida y a su autodestrucción. La actitud de Héctor lleva por fin a que Adela reaccione y rompa su silencio como única manera de frenar su desesperación. Cuando todo parece volver a su cauce, una nueva vuelta de tuerca desvela el inesperado final de un juego macabro.

Portela juega con el lector-espectador presentando un aparente conflicto hasta que, con un inesperado giro, esta apuesta de metateatro, que sostiene su interés hasta el final, se convierte en una realidad inesperada. Para entonces, el lector-espectador ya habrá tenido ocasión de experimentar una vivencia realmente, y en los dos sentidos, dramática.

Cierra el espectáculo Miguel Ángel Martínez (Pontevedra, 1974), ganador del certamen de 2016. Es doctor en Filología Hispánica y trabaja como profesor de literatura en Las Palmas. Como poeta ha publicado varios libros y ha recibido numerosos premios de certámenes teatrales.

La obra lleva por título Hotel Florida. Habitación nº10. En ella, el joven, y aún desconocido, fotógrafo húngaro Robert Capa y Gerda Taro, su pareja, dialogan durante una sesión fotográfica en la que se van desvelando el drama de una guerra –de las guerras– que siega la vida y la pasión de sus protagonistas y de la que se convierten en inmortales testigos, y cuyas imágenes históricas se convertirán en icono de la memoria de esa terrible tragedia.

El propio autor, en la acotación inicial, da cuenta de los saltos temporales de la obra y su estructura circular, llevado todo por un lenguaje poético que habla de los sentimientos y el dolor que se esconden tras las palabras.

Al final, cada obra va acompañada de una breve biografía de cada uno de los autores, donde podemos conocer más en detalle su actividad teatral.

La Asociación Cultural AnimaT.sur, de Leganés, organiza, con Concha Gómez a la cabeza, este certamen internacional de teatro mínimo que ya ha alcanzado las trece ediciones y con un número creciente de participantes, hasta 183 en la de este año. El mejor premio de este certamen, aparte del económico, es el de subir a escena la obra ganadora, labor llevada a cabo por el Teatro Estable de Leganés. A ello se suma la decisión de una nueva editorial, Ediciones Invasoras, que ha publicado estas tres obras, algo digno de agradecer y por lo que la debemos felicitar.

Un certamen que es un estímulo para los autores que desean participar con obras breves y que, a menudo, es la mejor, o única, manera de dar a conocer un texto y verlo después editado y representado, y, en este caso, la numerosa afluencia de originales así lo demuestra. Y también evidencia, una vez más, que hay gente –joven– que escribe teatro. Y buen teatro. Aunque sea breve, o mínimo, como el de Leganés.