Pienso que la Comedia es más interesante cuanto menos se note al autor. Porque las grandes comedias las escribe la sociedad sobre sí misma en la vida cotidiana, y acaban convirtiéndose en ceremonias de la propia irrisión.

En estas dos comedias de Albert Boadella, el dramaturgo, como suele, nos plantea un paisaje de nuestra sociedad en el que trasciende la copia del natural como base de su anécdota y su teatralidad. Hasta cierto punto, el autor se lava las manos y nos dice, como Pilatos, “caiga sobre vosotros toda responsabilidad”. Asentadas sobre controversias, ambas comedias tienen en común su regreso a las fuentes del género, muy lejanas de la comedia burguesa tranquilizante y alienadora.

Boadella repasa dos controversias que le son particularmente atractivas porque le tocan de cerca. No pretende defender ninguna tesis, sino exponer ante el público la estupidez colectiva de la sociedad española (incluida la variante catalana, que ya trató en su día). En definitiva, eso es lo que nos hace volver a las grandes comedias de toda la historia del teatro occidental. Contemplar la estupidez humana en la antigua Grecia, la Inglaterra isabelina o la España imperial.

En estas dos comedias la eficacia escénica supera al texto literario, menos propenso a permitir repeticiones que son muy eficaces en la representación. Son textos teatrales de una minuciosidad y eficacia excelente.

La Controversia del toro y el torero es, en realidad, una verdadera controversia que recuerda los diálogos renacentistas y, como ellos, ilumina con fuerza y meticulosidad toda la argumentación moral que envuelve la Corrida de Toros. Aficionado a los toros, el autor, no obstante, despliega el abanico de todos los colores, pero ayuda a su señor. Lo que es totalmente lícito.

La cena es una obra que cobra actualidad en la España actual. Sólo que, ahora, la realidad supera a la ficción. Boadella ya conocía los tejemanejes de la derechona catalanista y descubre en esta obra, más o menos sorprendido, que la izquierda ha asumido los mismos tejemanejes.

Agradezco esta edición de Cátedra que fija dos circunstancias de nuestra historia para quien pueda interesarse. También la edición de Milagros Sánchez Arnosi, bien argumentada y ricamente anotada.