extra-n-1  Mujeres que cuentan [ESPECIAL AUTORAS]

 

AUTORAS

Apuntes para un teatro propio

Laura Freijo Justo

El Rap de Lady M., de Laura Freijo.

El Rap de Lady M., de Laura Freijo 1

Debería imploraros que recordéis vuestras responsabilidades, la responsabilidad de ser más elevadas, más espirituales; debería recordaros que muchas cosas dependen de vosotras y la influencia que podéis ejercer en el porvenir.

Una habitación propia, Virginia Woolf

 

Mi obra es una obra violenta. Arrancada a las entrañas de la necesidad. Un impulso en los abismos de la supervivencia que apuesta por cierta ingenuidad de contenidos como latido esencial para cada encuentro que me ha sido dado con la palabra teatral, con la obra que dice y hace a través de una historia humana.

 

El teatro que amo, el que me redime

La finalidad de mi literatura dramática, así como lo que busco en una obra de arte y en las personas que conozco, es la verdad de la condición humana. Cuando encuentro un texto cuyo recorrido como espectadora o como lectora tocan ese rincón último de mi alma, ese que cree reconocer la genuinidad de algo hermanado en lo más profundo, entonces la felicidad íntima del que confía hasta el último momento en la redención, se produce. La alquimia se ha hecho carne. Carne que no por ser hija del artificio es menos fresca. La humanidad, tiendo a creer, se encarna en su espíritu más elemental cuando invoca al arte. Es en el espacio y en el tiempo sin tiempo del arte donde alcanzamos las quimeras: al fin somos hasta nuestras últimas consecuencias. Ya sea para la destrucción final, ya sea para el acto último que nos libere de nuestras propias argollas y miserias, ya sea para la asunción necesaria que permite un nuevo comienzo.

Creo en un teatro místico y de profunda conciencia humanística en el sentido más profético del término. Aquella conciencia que nos avisa de los riesgos, del peligro de ciertos actos, de ciertas ideologías, de ciertas contaminaciones, pero también de aquella conciencia que nos calma, que nos alivia de nuestros holocaustos. Soy de las que cree que cada día nace alguien portador de la semilla esperanza, de la semilla renovatio.

La tetralogía de Wajdi Mouawad compuesta por Litoral, Bosques, Incendios y Cielos representa a la perfección mi anhelo por traspasar un umbral de escritura humana que albergue, enseñe, proponga, tras el horror, el desamparo y la compasión, un ascenso espiritual como especie.

 

El teatro que he escrito, que he hecho

El teatro que he escrito, que he hecho, durante estos años es un teatro tosco, irregular, incluso de cierta torpeza técnica, imperfecto y desigual, parecido a los tojos y a las xestas de la tierra de la que proceden mis ancestros. Escriba en castellano o en catalán, mi obras muestran esas curvas ásperas, montañosas, rocosas, del paisaje del sur de Ourense, fronterizo con Portugal. Es un teatro cuyo espíritu siento indomable, irreductible, tanto si tiene un halo lírico como si es calmo.

Tosquedad, imperfección, violencia, pérdida y expulsión brusca del paraíso de la inocencia, locura, muerte, desamor, perdón y camino aún lento hacia el encuentro con una mística que ignoro pero cuya llamada ya escucho –una vez cierre esta etapa como dramaturga con las tres últimas obras pendientes como son Chesterton, El éxito y Nuestro mundo–, conforman en estado básico la temática y la forma de mi obra hasta la fecha.

 

El teatro al que aspiro, el del próximo umbral

La obra de teatro escrita como espacio de redención y vínculo con lo divino que nos trasciende, nos eleva desde una humildad descarnada, desprovista de perversión. De manera que al comprender nuestra inutilidad y nuestra minúscula partícula de pertinencia al mundo, nos concede una oportunidad verdadera para alcanzar una paz real, más humana, menos política, más espiritual, menos artificial. Regreso a un origen que desconozco sin renunciar a lo contemporáneo. El camino apunta a un teatro nacido de un corazón colectivo, pues aquello que nace del corazón es expresión ineludible de una opción posible. Incluso si los latidos son latigazos de ira, de rabia, otra vez de violencia, hay una oportunidad para el descanso final, para el consuelo del alma y la celebración de los diferentes tramos del camino.

Un teatro de forma y contenido heterogéneos cuyo punto de luz proyecta sombra bajo la que cobijarse, cuyos personajes siguen siendo seres humanos, algo más sabios quizás, algo más derrotados y rendidos a la vez que más esperanzados porque ya nada puede quebrantar las huellas de lo alcanzado. Teatro que construya puentes con los escombros de lo vivido, de lo experimentado, de lo intuido, de lo rememorado.

 

Autoras que admiro, autoras que me han servido

Como los dedos de una mano, enumeraré cinco autoras de teatro y que me perdonen todas las demás, pues cada autora de teatro que conozco, he leído y hasta con la que he podido trabajar, despiertan en mí una instantáneo vínculo que me hace sentir cercana en la tinta y en el alma.

Cito como alma mater a Lluïsa Cunillé cuya obra he visto, he leído y he admirado y tan buenos momentos me ha regalado. Lo que más agradezco de su literatura dramática es el el profundo descanso que me aporta cuando sé que no la entiendo en absoluto y sin embargo la disfruto en su misterio, tanto en la carcajada como la inquietud. Después quiero mencionar a Beth Escudé i Gallés por su coraje al adentrarse en las zonas oscuras del alma humana y hacerlo sin paracaídas, y sobretodo por su compromiso con los personajes femeninos controvertidos. El tercer nombre es Angélica Liddell por su poética sanguinolenta derramada con arte, provocación y arrojo, cuya falta de esperanza la ha llevado al sentido de lo sagrado. La palabra, la poesía, la amistad y el anhelo de una humanidad todavía inexistente me enlazan a una autora como Eva Hibernia, con quien he trabajado y compartido momentos de un calado importante. Por último, destacar la obra de Carol López, una autora cuyo amor por la comedia, la risa, las relaciones sentimentales, el cine y la liviandad de la vida que nos trasciende ha conseguido que vertiera carcajadas impagables como espectadora, y no es cosa menor.

 

El teatro, en definitiva, para mí, es un camino de enseñanza personal que hace que la soledad a veces parezca solo una parada de autobús en mitad de la noche.

 

Santa Coloma de Gnet, 7 de mayo de 2016

 

<em>Soy lo que estás buscando,</em> <br /> de Laura Freijo

Soy lo que estás buscando,
de Laura Freijo 2

LAURA FREIJO JUSTO

Laura Freijo es licenciada en Periodismo. Dramaturga que interpreta, intérprete que escribe. Directora y escritora por necesidad. Titiritera de las artes escénicas y de la vida cotidiana. Funambulista de la locura más creativa, contadora de historias con corazón y vestal de la palabra, por si acaso.

Coordina talleres de creación teatral, ejerce de periodista cuando pagan bien o le interesa mucho el contenido y es pensapoadora a tiempo completo.

Sus sueños confesables pasan por ser colaboradora de Julia Otero y ganar la Eurovisión en Oslo con su rap pensapoemado, La novia bollera. Por lo demás, es bastante @normal. O sea, rara.

Más información en www.laurafreijo.com

 

 

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