N.º 58El autor teatral en las Comunidades autónomas II

RESEÑA

Juana Escabias, una dramaturga en la trinchera del teatro español del siglo XXIJuana Escabias,
una dramaturga en
la trinchera del teatro español del siglo XXI

 

Jerónimo López Mozo
Autor de teatro

 

Isabelle Reck (Dir.)
Ediciones Antígona, Madrid, 2022

 

 

Las primeras obras de Juana Escabias que vi representadas fueron Ícaros e Invisibles.

Eran dos de los 89 monólogos que se representaron en las calles de Madrid el 1 de diciembre de 2005 bajo el epígrafe Grita: tengo SIDA. Su escritura respondía a un encargo del director de escena Adolfo Simón, cuyo propósito era que un numeroso grupo de dramaturgos prestara su voz a las victimas de dicha enfermedad. Escabias eligió a un homosexual de 56 años y a una mujer de 35, quienes, por padecerla, habían ingresado en el mundo de los marginados sociales. No se trataba de su bautismo de fuego como autora. En 1989 había escrito Persianas que dan al mar, seguramente su primera pieza teatral, a la que siguieron no menos de diez, casi todas breves, entre ellas Flores de invernadero, Hojas de algún calendario, Desencuentro, Sobre el infierno, Viento lunar, Ida y vuelta, Vías férreas, Precipicios, Islas, Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el otro sexo y nunca se atrevió a preguntar, amén de la infantil Historias del Cielo. Esos títulos fueron su carta de presentación para incorporarse al grupo de dramaturgas que, desde los años 80, viene enriqueciendo la producción dramática española. Sus primeras y principales plataformas fueron las lecturas escenificadas, las representaciones en salas alternativas, la participación en muestras teatrales y, en el ámbito editorial, la publicación de sus textos en antologías de piezas breves y en revistas especializadas. En 2013, tuve ocasión de prologar un volumen que reunía Voracidad de los parques y Deseo. Bajo el título “Radiografías de seres humanos”, señalaba que su teatro se nutre de cuanto sucede a su alrededor, en especial cuando anda por medio la lucha por los derechos políticos y sociales conculcados. En su galería de personajes figuraban intelectuales esclavos de sus egos o devorados por su desmedida ambición, drogadictos, inmigrantes, homosexuales, niños explotados o víctimas de abusos, individuos corruptos y, sobre todo, mujeres cuyo denominador común es que, por serlo, la sociedad patriarcal las ha asignado un rol secundario.  Y, claro está, los hombres que, con su conducta, convierten en papel mojado el goteo de leyes dictadas para revertir la situación. Su teatro aborda cuestiones como las relaciones de pareja, el acoso laboral que sufren las mujeres, la desigualdad en el trabajo, las servidumbres domésticas, la marginación social, el maltrato físico y psíquico, la doble vara de medir algunas conductas como la infidelidad o el derecho a decidir, la prostitución, el papel que juegan las redes sociales como herramientas de control y eficaces vías de acoso… Nada de cuanto sucede en esta sociedad que se resiste a dejar de ser patriarcal escapa a su escrutinio.

Desde muy temprano, algunos estudiosos y críticos se interesaron por su teatro. Francisco Gutiérrez Carbajo, su director de tesis, y Lourdes Bueno, directora de la revisa Estreno, fueron los primeros en hacerlo en 2010 y 2013, respectivamente, añadiendo a sus artículos sobre la autora sendas entrevistas. Luego vendrían otras aportaciones, entre ellas las de Coral García Rodríguez, Cerstin Bauer-Funke y Rosanna Fialdini Zambrano. Al cuidado de esta última corrió la edición, en 1918, del primer libro colectivo dedicado íntegramente a su obra. Se trata de Juana Escabias: estudios sobre su teatro. Una investigación transoceánica, que vio la luz en Sevilla, publicado por la Asociación Cultural Benilde. El interés por la autora creció significativamente tras dos importantes acontecimientos: el estreno a finales de 2018 de La puta de las mil noches en la sala Margarita Xirgu del teatro Español de Madrid y la publicación, al año siguiente, de esa misma obra junto a Cartas de amor… después de una paliza y Whats/App en la colección Letras Hispánicas, de Cátedra, que contaba con una extensa introducción de Gutiérrez Carbajo.

El libro que ahora se pública viene a ser un balance de la trayectoria de nuestra autora. Bajo el expresivo título de Juana Escabias, una dramaturga en la trinchera del teatro español del siglo XXI, su editora, Isabelle Reck, catedrática de Literatura Española en la Universidad de Strasbourg, ha reunido ocho trabajos firmados por investigadores e investigadoras procedentes de cinco países, quienes analizan su teatro desde distintas perspectivas. Suya es la extensa introducción, en la que hace un recorrido por su vida y su obra y da cuenta de las muchas actividades que desarrolla. Además de autora de teatro es narradora, periodista y ensayista especializada en la dramaturgia femenina del Siglo de Oro y, fuera de la escritura, directora de escena, docente, impulsora de proyectos culturales y militante en causas relacionadas con el feminismo y los derechos humanos. El abanico de asuntos tratados en los estudios que siguen es amplio. Coral García Rodríguez, de la Universidad de Florencia, hace un repaso de su teatro breve, formato en el que se inscriben muchas de sus obras, buena parte de las cuales son retratos de la sociedad actual que se diría inspirados en las páginas de sucesos de la prensa. Helen Freear-Papio, que imparte clases en la ciudad norteamericana de Worcester, se ocupa de la pieza Babel, un drama sobre la inmigración, asuntó que la autora conoció de primera mano en sus años de reportera y que aquí trata bajo el formato del teatro documento con tintes de tragedia griega. Ibtissam Ouadi Chouchane, profesora en Metz (Francia), también analiza Babel y un breve monólogo sobre el mismo asunto escrito con anterioridad, Tu sangre sobre la arena, destacando, en ambos casos, la existencia de niños entre sus víctimas. En la primera, su presencia es física, mientras que, en la segunda, una mujer nos relata como, siendo niña, fue vendida por su madre a un proxeneta.  La profesora Émilie Lumière, de la Universidad Toulouse-Jean Jaures, se ocupa del análisis de Cautivas, pieza carcelaria en la que, en tiempos de la dictadura franquista, la autora da voz a cuatro presas políticas de distinta extracción social y edades comprendidas entre los catorce y los cincuenta y cinco años.  Definida por la ensayista como obra de resistencia y combate, destaca que la minuciosa descripción de la sordidez del escenario y la información que proporcionan las mujeres sobre su penosa condición proporcionan a la obra una evidente dimensión documental, a la vez que la sitúan en los dominios del teatro de la memoria colectiva y anónima. Del texto más autobiográfico de la autora, el titulado Diario de una prófuga, escrito desde el dolor causado por la repentina muerte de su esposo Santiago, la profesora e investigadora almeriense Concha Fernández Soto y el catedrático de la Universidad de Almería Francisco Checa Olmos, desvelan su proceso de escritura, bien conocido por ellos gracias a la amistad que les une y al apoyo que la prestaron durante su viaje de la soledad a la vida. Tras señalar que el discurso de los personajes femeninos de Juana Escabias está lejos de la resignación y se inscribe en una poética de la subversión, Julio Enrique Checa Puerta, de la Universidad Carlos III, dedica su trabajo a la presencia de monólogos en su teatro, tanto en las piezas breves como en las de mayor duración, en las que suelen aparecer intercalados entre escenas dialogadas, como sucede en Cartas de amor… después de una paliza. El investigador destaca que ninguna de las modalidades del monólogo queda fuera de su interés. Va desde aquella en que el personaje habla en primera persona hasta la que reflexiona en voz alta, pasando por la que es lectura de una carta o de un diario intimo o la que es un falso diálogo, como sucede cuando, en una conversación telefónica, solo oímos a uno de los interlocutores. Patricia W. O’Connor, especialista en el teatro español contemporáneo y fundadora de la revista Estreno, afronta el tema de la violencia de género en dos obras de Juana Escabias, las tituladas Cartas de amor… después de una paliza y La puta de las mil noches, a la luz del darwinismo social. Si aceptamos que la evolución biológica en el género humano tiene consecuencias en la vida social y el disparate de que es cierto que, por su menor capacidad craneal respecto al hombre, la mujer es un ser inferior, es razonable asumir que su dependencia del varón entra dentro de lo normal, como que éste considere el maltrato una de sus prerrogativas. Por último, Cerstin Bauer-Funke, catedrática en la Universidad alemana de Münster, aborda, desde otra perspectiva, la violencia machista. Ante la indiferencia de la sociedad y la incapacidad de las instituciones para acabar con ella, es la propia mujer maltratada la que ha de conseguirlo. Según señala la dramaturga a través de las protagonistas de obras como Crimen imperfecto y No le cuentes a mi marido que sueño con otro hombre… cualquiera, las herramientas que tiene a su alcance son la resistencia y la rebeldía.

A las citadas voces, se añade, en el libro que reseñamos, la de la dramaturga. Lo hace, por un lado, en sendas entrevistas concedidas a Helen Freear-Papio e Isabelle Rouane-Soupault y, por otro, está presente en las muchas citas textuales intercaladas en los ensayos. Completan el volumen cuatro de sus piezas. Una larga, Cautivas, y, el resto, breves: Crimen imperfecto, Retrato de mujer con sombrero y Baja autoestima. Todas ellas escritas entre 2015 y 2017, son una muestra representativa del conjunto de su producción dramática, la cual se caracteriza, además de por su compromiso feminista, por la pluralidad de estilos y la vocación experimental. De la ya citada Cautivas, a lo dicho más arriba, cabe añadir que es una importante contribución al conocimiento de un asunto del que se ha hablado poco, cual es la descripción con toda su crudeza de lo que sucedía en las cárceles de mujeres durante el franquismo y aún en los primeros años de la transición. Crimen imperfecto es un monólogo en el que una mujer relata que ha logrado salvar a sus hijas en un incendio, pero que, cuando han alcanzado la calle, se percata de que se ha olvidado de su marido, que, dormido, permanece en la vivienda. Tras vamos intentos por regresar al piso para rescatarle, el hombre fallece por inhalación de humo. En el tanatorio, ante su cadáver, ella repara en que, en el fondo, ha sido una mujer maltratada. Se arrepiente de haber intentado salvarle y de no haber sido ella la causante de su muerte, pero ya parece tarde para vengarse. La autora brinda a la protagonista la oportunidad de hacerlo recurriendo al humor negro. La permite matar al muerto a puñaladas. Retrato de mujer con sombrero versa sobre el acoso sexual en el ámbito laboral, anticipándose en un año al surgimiento del que movimiento MeToo. Sus protagonistas son una joven actriz que aspira a ser contratada y un director de escena que pone un precio que nada tiene que ver con su talento ni sus méritos artísticos. De nuevo la violencia de género y el humor negro están presentes en Baja autoestima, el monólogo que cierra el volumen. Nos presenta a una mujer cuyo matrimonio fue el resultado de un trueque con terneros y tierras por medio, que parió a sus hijas, siendo todavía menor de edad, en un establo asistida por un veterinario, que aprendió a obedecer al marido a base de correazos. Supo que había otra vida y otro mundo gracias a la televisión. Y a ese mundo escapó tras separarse del maltratador, donde consigue realizarse como mujer.

 

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