N.º 58El autor teatral en las Comunidades autónomas II

Autorías teatrales en el País Vasco

 

Pedro Barea

 

A modo de panorama
1. La vieja guardia: Amézaga y Elizondo, Celaya, Mendizábal, Bellido y Arteche; con Larzabal, Gereño, Aresti, Landart…
2. La generación madura: Amestoy, Barbero, Díez Conde…
3. Premiados, prometedores logrados y malogrados. Los nuevos dramaturgos.
4. Contar el presente.
5. Impulso femenino en la escena vasca.
6. Autores/actores. Directores/autores. Colectivos/autores.
7. Dramaturgos «por extensión».
8. Ese otro teatro sin fecha

 

Si hubiera que ceñirse a un marco solo profesional, de oficio, las cifras blindadas de la SGAE (ay, la protección de datos) darían pistas pesimistas. ¿Quién vive de escribir en el medio teatral vasco?, ¿Quién percibió el último año derechos por valor del salario mínimo?, ¿y en los últimos cinco?, ¿y en lo que va de siglo? Y así, ¿qué les mantiene? Bueno, eso sí, la familia, oficios culturales, la docencia, el clericato. Su fe.

La perspectiva es difusa en sentido geográfico, en tanto que nombres que, lejos y con obra fuera, mantienen en los temas su raíz oriunda. O nacidos en otra parte que escriben y arraigan obra en Euskadi. Es extensa porque desde la transición democrática hay creación conllevada y guiones y adaptaciones trocados en creación. En lo lingüístico, obras con doble versión en euskera y en castellano; incluso trilingües con el francés, como el caso de Inessa de Gaxen del grupo BAI, con equipos vascoparlantes bajo la firma de Fernando Doménech Rico. En sentido bio-cronológico los desvíos serán de vocaciones tardías, o de jóvenes precoces más versados que los maduros.

La búsqueda es difícil porque escribir teatro es un quehacer atomizado, no siempre con proyección: hay autores ocultos, títulos fugaces, obras en la reserva sin haber estado en activo. Aun así, a riesgo de errores, pueden atarse cabos mientras haya poca historiografía desde Euskadi (pre y postransición, fin de siglo, teatro del milenio…), y la óptica era madrileña o catalana, e incluía no el teatro vivo sino nombres que planearon mejor sus relaciones públicas, o con suerte en los algoritmos.

El desarme de grupos históricos del teatro vasco libró personalidades que ahora protagonizan carreras de creación en ocasiones acreditada, y antes diluida en la dinámica de compañías con modos de escritura «a escote» o colectiva. (Aguirre, 2006, p. 335).

Si no está Íñigo Ramírez de Haro (Viaje a la cabeza de un contemporáneo, Di sí, mula, Aún más turbación –1999–), es porque él se dice nacido en Zarautz por error; y si está Javier Gil-Díez Conde es porque llevado o no a escena él se ha buscado estar aquí. Por contextualizar: en El teatro de fin de milenio en España de 1975 hasta hoy, María José Ragué-Arias, de la Universidad de Barcelona, elige nombres característicos de «las jóvenes generaciones» vascas: Xabi Puerta, Luis San José, Roberto Herrero y Juan Antonio Vitoria, de los castellanos; y Xabier Mendiguren, Yolanda Arrieta, Patxi Zabaleta, y alguno más euskaldunes. En el Diccionario Akal, de Manuel Gómez, tienen más presencia Xabi Puerta o Ignacio Amestoy, que Elías Amézaga. En 20 años de Teatro y democracia en España, editado por CITEC (Compañía Investigadora de Teatro Español Contemporáneo), aparece el grupo UR y su directora Helena Pimenta. En Tendencias del Teatro Español durante la transición (1975-1982), de Ángel Berenguer y Manuel Pérez, se cita a los bizkainos Cómicos de la Legua. En La escena española actual del crítico Enrique Centeno, aparecen quienes actuaron en Madrid. En Teatro independiente en España, del Ministerio, se cita un único grupo, Akelarre, más bien un grupo urbano lejos de Tábano o Goliardos, o de sus paisanos Cómicos de la Legua y Geroa u Orain. Es más, la notable trilogía Irrintzi! (1977), ¡Guerra ez! (1978), y Hator! (1980) del líder de Akelarre y dramaturgo Luis Iturri (1944-1998) serían el anverso del espíritu «independiente». Es decir, los datos son arenosos.

La veta de teatro euskaldún sería otro referente. La obra de autores en euskera ha tenido la fortuna de contar con un hombre, Patri Urkizu, catedrático de la UNED, con textos[1] sobre el teatro en euskera, alguno completo en Internet, la feliz excepción.

 

1. La vieja guardia: Amézaga y Elizondo, Celaya, Mendizábal, Bellido y Arteche;
con Larzabal, Gereño, Aresti, Landart…

El grupo que por edad hubiera tenido que dar paso a los nuevos vivió los años difíciles en que el teatro quedó larvado y sin expresión, pero dejaban intuir vida a supervivientes en el último tercio del XX.

Un patriarca, Elías Amézaga (Guecho 1921-2009), es imagen del autor en la torre de marfil. Tiene medio centenar de títulos, una pluma descomunal por magnitud y versatilidad. Obra original, traducciones y adaptaciones. Y primicias chocantes como un Brecht pionero en Madrid en 1960, quizá el primer Brecht en tiempo de censura. Su antónimo muy especial, otra vertiente de la misma fiebre es José Martín Elizondo, nacido igualmente en Guecho (1922-2009), pero exiliado de por vida en Toulouse. Coetáneos, precoces y fecundos, heridos por el pasado[2], y aferrados a cualquier tarea con sabor a teatro. Los dos huidos de modas, y libres por eso para pulir una voz personal. Divergentes y obstinados. Si Elizondo fue militancia, llagas de guerra y exilio, pulsión colectiva, Amézaga es el albedrío del personaje, las turbulencias del alma… Si Elizondo es cólera civil, Amézaga es pasión existencial. Son referencia sin buscarlo. Su Guecho natal fue Getxo al final.

De Gabriel Celaya, eslabón con la generación de la guerra y del teatro de autor, estrenó Bederen I El relevo a finales del 80, bajo dirección de Antonio Malonda (y ya entonces con Jesús Cimarro y Enrique Salaberría en la producción).

 

El relevo de Gabriel Celaya con dirección de Antonio Malonda (1988)

El relevo de Gabriel Celaya con dirección de Antonio Malonda (1988). 1

 

El donostiarra Rafael Mendizábal (1940-2009) apostó por el gran público y por el mercado. Edita y estrena su obra en los circuitos comerciales, con éxitos. José María Bellido (1922-1994) no fue a la zaga con Milagro en Londres (1972). Juan José Arteche (1927-2020), otro donostiarra, es autor en la trastienda de 250 versiones y libretos propios al que se debe mucha «cocina» de Osinaga o Arturo Fernández.

Tiene más lógica la generación euskaldún[3], que asumía cierta tradición y han podido crear escuela. Toribio Alzaga o Piarres Larzabal eran el teatro de modelos tradicionales, con temas ejemplares y propósito de afirmación cultural. El poeta Gabriel Aresti –muerto en 1975– apuesta a incorporar formas populares a la vanguardia teatral y política europea. Xabier Gereño fue muy representado en euskera en circuitos menores e hizo a su modo teatro de objetivo docente: era la lucha por la recuperación de la lengua. Daniel Landart, vascofrancés, exhibe algo de todos, costumbrismo y comedia, piezas de crítica política y social, y alguna inspiración simbolista. No está tan claro que esta dramaturgia veterana en lengua vasca haya influido a los escritores en castellano.

 

2.- La generación madura

La edad pone a este grupo en un marco generacional. Acreditan obra: una docena larga de títulos. Por cronología, Manuel Gómez García los hubiera situado en la generación de los 80, «sin adscripción conocida», sin dios ni amo. Ahora bien, en ese decenio, y «adscritos», hay un plantel de castellanos como Alfonso Zurro (Salamanca 1953), Ernesto Caballero (Madrid 1957), Chatono Contreras (Pozuelo 1957), Ignacio del Moral (San Sebastián 1957), Margarita Reiz (Moralzarzal 1956), Miguel Murillo (Badajoz 1953), el propio Gómez García (Madrid 1950), con Paloma Pedrero (Madrid 1957). Y anteriores pero influyentes, Rodolf Sirera (Valencia 1948), Fermín Cabal (León 1948), Junyent (Madrid 1948), o López Mozo (1942). Es el contexto.

¿Qué les une con los vascos? Algunas cosas. Elegir el teatro cuando se temía que las mejores cabezas de la cultura iban a la novela, a la poesía, al guion audiovisual, o a la canción protesta, porque el «teatreo» era una actividad sin horizonte. El que empiezan a fondo después de la transición, otro dato. Su carácter de autores que esperan la mano de nieve. En la lista hay ya bastantes autores premiados y no estrenados: es logística y dinero, no crisis creativa. De la generación de Martínez Mediero (1939), extremeño que estudió Ciencias Económicas en Bilbao y trabajó con Akelarre, se dijo que había sido ‘la más premiada y menos representada’ del teatro español.

Su situación singular les reúne, además. O escriben gratis, o han podido llegar al teatro a partir de lo que en el mundo laboral se llama pluriempleo. Les une lo que les desune, su versatilidad de estilo, sus diferencias, esa condición silvestre que en enología se llama de mil flores, como un vino para paladear con brújula y con cuidado. Les une su eclecticismo, su sed vampírica, su mestizaje, su deseo de supervivencia. Son hijos o nietos de Valle tanto como de Lorca. Sobrinos de Luis Riaza o de Miguel Romero Esteo. Y han pillado con vida al hermano Alfonso Sastre, a Rodríguez Méndez, hasta a Buero todavía sin secarse del todo. Les une la ubre original, la memoria. Les une que han llegado a la selva cuando en la industria cultural domina industria sobre cultura, la cuenta de resultados, o las audiencias. Es la estampida de compañeros de un viaje lleno de tropezones. Son por ello irrespetuosos, atrevidos, políticamente incorrectos. Con la que había caído no estaban para ejercicios de estilo.

De los vascos, Ignacio Amestoy (1947) es bilbaíno afincado en Madrid y dramaturgo considerado entre los de su generación. Muchas veces premiado, entre otras con el Lope de Vega de 1981, construye con buen cuidado literario, y con una ventaja, no es acomodaticio ni complaciente, se le discute, su voz es debatible. Pero no deja indiferente y ha aceptado ese riesgo como desafío. Los temas espinosos, la guerra civil (Gernika, un grito. 1937), los nombres prohibidos (Pasionaria, no pasarán), el antiguo régimen (Yo fui actor cuando Franco, Dionisio Ridruejo, una pasión española), otros argumentos de raíz histórica con sucesivos «borbones» en carne mortal (La reina austriaca de Alfonso XII, Violetas para un Borbón). Y variaciones sobre lo cotidiano por ejemplo El seguidor lo sabe, divertimento breve en torno al mundo del deporte, y La zorra ilustrada sobre el fabulista alavés Samaniego en el reinado de Carlos III, junto a los intentos de reelaboración crítica del imaginario colectivo, la híperpoética Ederra, y las más políticas Betizu, toro rojo, Durango, un sueño. 1439, o Doña Elvira, imagínate Euskadi. Un teatro en esa tesitura ha tenido sin duda un coste notable, y un arrojo personal que le pudo apartar de trabajos más cotizados. Lo ha hecho como necesidad, con grupos como los vascos Geroa y Gasteiz, a los que se unió. Y con el Teatro Español de Madrid si era el caso. Algunos amores de Amestoy van a su teatro. Su tierra, tipos de mujer, la historia espejo actual, el teatro como periodismo ampliado… Cierra bien la puerta tiene esas inquietudes. La mujer, la lucha entre utopía y realidad que está en Elisa besa la rosa, o en Ederra, y de nuevo la prensa, otra encarnación de Amestoy. Una periodista que no se pliega a lo acomodaticio. La mujer en oficio masculino, la radicalidad irrenunciable frente a su hija, de otra generación con sed de triunfo, formada con frialdad y pragmatismo en una multinacional sin romanticismos.

 

Pasionaria, no pasarán de Ignacio Amestoy

Pasionaria, no pasarán de Ignacio Amestoy. 2

 

Tres faenas han llenado el tiempo del burgalés David Barbero, el periodismo, la docencia, y la escritura. Periodista con relieve, informador en EITB, dirigió El Mundo del País Vasco, fue entrevistador en Forum de la TV vasca. Profesor de Ciencias de la Información, cursos de verano sobre teatro, y hoy en las Aulas de la Experiencia de la UPV. Publica Un hombre muy enamorado (Ed.Laida, 1992); La vida imposible de Marilyn (1996), Gambito de dama, El paisaje, (1996). Se le premia: accésit Lope de Vega, 1986; segundo Ciudad de Palencia, 1988; Calderón de la Barca, 1990; del Gobierno Vasco, 1990. Ha estrenado poco, menos de lo que necesita un autor.

La obra de Francisco Javier Gil Díez Conde es paradigma del autor lejos de circuitos de producción. Nacido en Compostela en 1953, reside en Hondarribia e Irún y ejerce como profesor de Literatura española desde 1980, con 27 años. Con el desamor típico: ahora publica novela. En Díez Conde hay una notable unidad estilística y de temas, con un «disco duro» organizado. ¿Y coherente?: sí, en personajes, conductas y labores, en onomásticas. Sus tipos son pobladores del esperpento. Hay busconas, más curas que la media de curas por página en el teatro euskaldún, alcaldes y fuerzas vivas, y hasta objetos-personaje en el reparto. En el tratamiento: teatro en el teatro, disfraz, fiesta y venga de carpe diem impaciente. En valores: el canto a los perdedores, al lado oscuro, el ventear lo confuso. En el bagaje literario: modismos y giros del casticismo mestizo de gallego recriado en Euskadi que rebusca palabras porque es profesor de literatura. Falstaff no cree en la otra vida pero juega con ella (1990), Avellaneda del Gobierno Vasco, es una farsa grotesca en carnaval, hijuela de Shakespeare en tipos y empujes: sexo y «hagamos una barbaridad» unamuniano, con la religión en danza, y urgidos por «conjurar el fantasma de la muerte». En Rosa del jardín prohibido se habla de disfraces y máscaras, lo masculino y lo femenino en busca de comprensión y ternura. Hermana y esclava (1994) es la tiranía en pareja, truenos entre paredes, con una inspiración de pacotilla: las hermanas Gilda del tebeo. Y otras obras: Escena cruel (1997). ¿Quién teme a Lisístrata? (1987). El hechizo del amor y de la muerte (1988). Tubú or not Tubú (1991). Teleogonía (1992), que giró por Nueva York. La verdadera historia del convento de Santa Clara (1993), Mujeres con historia (1998); Sabor a rancio; Víspera de cenizas, La tierra movida bajo los pies o la marginación socio-política, premio Serantes. Sueños de identidad (2000): humor negro con párroco terapeuta místico, erudito local, alcaldes rijosos y mujer brava: fuerte aguafuerte. Y Pirulo Lumbreras, dueño de un tiempo vacío (2001).

 

3. Premiados, prometedores logrados y malogrados. Nuevos dramaturgos.

Sus coetáneos serían: Ernesto Caballero (Madrid 1957), Chatono Contreras (Pozuelo 1957), Ignacio del Moral (San Sebastián 1957), Margarita Reiz (Morazarzal 1956), Miguel Murillo (Badajoz 1953), con Paloma Pedrero (Madrid 1957).

Xabi Puerta (Irún. 1959) es escritor y guionista. Ingeniero afincado en Barcelona, regresó a Euskadi implicado en dramaturgias para compañías y productoras (Geroa, Tarima, Acción, Gasteiz…). Por orden cronológico: Dulce puta, adaptación de Dolça de les tapies, de Carles Valls; Gaspar Book y Canal TVT (Lo que hay que decir), coescritas con Juan Luis San José; El amante de Lili Marlene, al alimón con Paco Obregón. La piel prestada y Guanahani: la derrota del ocaso. Otra intervención fue Estrategia para dos jamones, versión de la homónima de Raymond Cousse. La piel prestada premio del Gobierno Vasco como Creación Literaria, y una variante monologada de la pieza Última partida de caza, premio en el I Certamen de Monólogos de la Diputación de Ciudad Real (Ed. Hiru Argitaletxea). En su época con Tarima fue copartícipe del premio Ercilla a la mejor compañía vasca 1990. Xabi Puerta fue profesor en Basauri. Mentor del Premio de Durango–Caffé Baqué. Miembro de la AAT (la Asociación Colegial de Escritores). En Catalunya ejerció como guionista, conductor y director radiofónico. Escribió y codirigió para TVE la serie Señales de vida. Tuvo beca del ICAA del Ministerio para el guion del largometraje Nombres de amor y de guerra. Con Paco Obregón, funda Eolo Teatro, S. L. Hizo el diseño y producción de Des-NUDOS, primer título de su empresa. Guillermo Tell estrenado en la Feria de San Sebastián 2001, se basaba en un texto de Sastre, busca la deconstrucción del mito y habla de miedo y entereza, de dignidad y rebeldía.

Maite Agirre es, desde la creación de Agerre Teatroa, quien dirige la compañía de su nombre con artistas de diferentes ámbitos. Espectáculos como Marat Sade, Woyzeck, Beckett, Pelotari, Pantzart, la acreditan. Agirre formó parte de Dagoll Dagom en su fundación. Junto a Joan Ollé crea Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos, de Alberti. Trabaja junto a Lluís Pasqual, Mario Gas o Jordi Graells en la escuela de Sans en Barcelona para marchar en 1976 a la italiana Domus de Janas, con Casa de magas. En 1986 funda en San Sebastián Agerre Teatroa/Teatro en un claro del bosque y realiza montajes ligados a figuras como Jorge Oteiza, Vicente Amestoy o Koldobika Jaúregi, en España, Francia e Italia. Ha trabajado textos de autores como Peñaflorida, Mirande, Atxaga. Y contemporáneos: Beckett, Koltés, Joyce… A su condición de dramaturga adaptadora suma la de directora y actriz con Crónicas de motel, de Sephard, Zergatik Panpox?/¿Por qué Panpox? de Arantxa Urretabizkaia, o Molly Bloom de Joyce. En todos Maite Agirre firma la adaptación. María, tres veces amapola/Eta Maria hiru aldiz amapola Maria, en torno a María Lejárraga es «pirandelliana con perspectivas que han marcado el XX español».      

Felipe Loza, muy vinculado a los grupos Karraka, Txalo, Juan de Antxieta y Pabellón 6, pedagogo, coautor o autor de Recitomatic tic (1981); Euskadi-Euskadi, Tutti frutti Eskola (1983); La espada de Pendragon (1991); Hoy, última función (1992); Teatro Mohicano (1992); Pasarela (1995); y Sin vergüenzas (2000). Inéditas están Los solitarios del vientre, sobre el desamor, ambientado en un balneario para estreñidos (1996); Mi niño Schubert (1997) en homenaje al músico; y Chincha rapiña (2001), o la educación sentimental para chicos de 8 a 13 años. Dentro del equipo de Pabellón 6 ha estrenado musicales y cabarets humorísticos.

Ramón Barea, líder de Cómicos de la Legua, Karraka y Pabellón 6, es autor o coautor de buena parte de textos para sus equipos. Bilbao, Bilbao, Euskadifrenia, Pecata minuta, Hoy, última función, Los perjuicios del tabaco, sobre Chejov, que han tenido una notable presencia en los escenarios. Su trabajo El hombre que confundió a su mujer con un sombrero es una adaptación de Sacks y Brook, en que Barea realiza un severo trabajo de dramaturgia. Fue Premio Nacional de teatro en 2012.

 

Itziar Lazkano y Ramón Barea en Hoy última función. Un texto del taller literario La Galleta del Norte, con Felipe Loza y Ramón Barea

Itziar Lazkano y Ramón Barea en Hoy última función. Un texto del taller literario La Galleta del Norte, con Felipe Loza y Ramón Barea. 3

 

Roberto Herrero (Los abrazos perdidos en 1995, Como todos los martes (2001-) es crítico teatral y periodista cultural. Los abrazos perdidos, tuvo el premio Euskadi, y es el cara a cara entre una víctima del terrorismo y su verdugo. El ¿por qué? desgarrador ante un asesino que cree no serlo. Como todos los martes es otro drama político con rupturas de formato en un texto de una mujer que revive su existencia entre vida y muerte: juego danza-teatro, ensueño-realidad, con forma de drama (Ed. Skene).

La biografía de Arturo del Barrio pudiera ilustrar qué es ser autor en el País Vasco. Nació en Asturias, residente en Euskadi, inventó un sistema matemático de combinaciones binarias múltiples aplicable a máquinas electrónicas, con medalla en Ginebra. Escribe Lidia (1941); Verónica (1960); Existir sin ser accésit del Avellaneda (1988); y por fin, El torrente (Premio Francisco Avellaneda 1989) o la lucha por el poder en una república imaginaria. Mikel Osoro es otro Avellaneda del Gobierno Vasco (1987), como Juan Luis San José. Obra de Osoro es 1999. Ora pro nobis. La de Juan Luis San José Knokke le Zoute.

Se agita una nueva generación, Gontzal Domínguez, Ander Lipus, Eva Vidal, o Ángel Mirou. No son gente que juega. Ángel Agustín González Mirou tiene dos licenciaturas, acaricia un doctorado, y estrena teatro. En la lista de Gómez García, coinciden con los jóvenes, estarían con Antonio Álamo (Córdoba 1964), Ignacio García May (Madrid 1965), o Mayorga (Madrid 1965), ellos ya con jugoso pucherito propio.

Daños colaterales (2000), de Ángel Agustín González Mirou, cruza vidas de tres personajes, una quimérica triunfadora en Eurovisión y dos cascos azules de la legión española en la Yugoslavia convulsa. Hay una violación y escamotean el delito matando a la víctima. La obra va y viene a lo largo de la brutalidad, con violencia de imágenes e ideas. Daños colaterales es un título feliz. Se acuñó como eufemismo para administrar la locura inexplicable. No podía haber víctimas, ni agresiones: eran daños colaterales. El gag es el paralelismo entre la Europa tonta de la Eurovisión, y la intromisión militar, para tomar partido contra la fuerza bruta.

Los nuevos en euskera proceden en general de premios y concursos. A Xabier Mendiguren Elizegi se le premia en Santurtzi por Norena da txapela (1985), Xabier Mariaren Minuettoa (1987) y Roxamariren ibilerak eta abelerak (1989). Se publican Hamartia (1985), Gaurko Aztiak de Manu López Gaseni; Antzerkia de Eukene Martín Sanpedro (1985); Zotz mirarigilea (1985) de Santiago Onaindia Baseta; y Urretzko sega (1985), Juana Bixenta Olabe e Iturrira Bartolo (1987), y Saltxitxarik ez (1989), todas de Xabier Zorroza Gezuraga.

 

4. Impulso femenino en la escena vasca

Han surgido autoras, directoras y líderes, actrices, casi todas vinculadas a un sistema productivo de colaboración. Dramaturgas y adaptadoras a veces, venidas de otros campos como la novelista Arantxa Urretabizkaia, o que combinan la adaptación con el libreto original en los casos de Garbiñe Losada, Ana Miranda, María Goiricelaya o Aizpea Goenaga, también actriz, becada por el Gobierno Vasco para el HB Studio de Nueva York. De Goenaga es, por ejemplo, Zu (t) Gabe (1994).

Yolanda Martínez Verea creó los grupos Mari Urrike (1977), La rebuelta (1988), y Creación Colectiva (1982), y adaptó La mujer que se convirtió en perro a partir El hombre que… de Enrique Buenaventura. Luego, La mujer rota y La que osó quitarse el otro guante. Nerea Calonge grupo firmó con ella Encarceladas, pasión entre rejas (1992), y La funcionaria asesina (1994), premio Emakunde 1992.

Y nuevos temas. Ejemplos, Garbi Losada, guionista y directora de la obra Lamiak, y de El amigo de John Wayne sobre la soledad de un discapacitado, después de adaptar Manolito Gafotas, y tras el guion original de Robinson Crousoe (1994) y Sin vergüenzas (2001). Sirva como índice que a las ayudas a textos del Gobierno Vasco (campaña de 2000) se presentaron casi una mitad firmadas por mujeres como Rosa Ángela García Sardón con Juguetes y objetos, Agurtzane Intxaurraga con Ai ama, y Eva Vidal Álvarez con No sabes cuánto esperamos de ti.

El amigo de John Wayne de Garbi Losada

El amigo de John Wayne de Garbi Losada 4

En épocas heroicas del teatro alternativo fue destacable la dirección y el liderazgo de Ofelia Rivero (Ateneo, Akelarre), y Maribel Belastegui (Orain) que, junto a la histórica titiritera Encarni Genua (Txotxongilo, premio Manuel Lekuona 2022), Carmen Ruiz Corral (Denok y Escuela de Vitoria), y Maite Agirre (Agerre Teatroa) son vanguardia en 1960/1970. La fallecida Elena Armengod de Bekereke, es autora de los textos del grupo alavés (y en especial de «Hielo arde», última obra) y están a la vez Elena Bezanilla; Helena Pimenta (UR, Nacional de Cataluña, Dramático Galego, dramaturga y directora); Ana Pérez (‘Legaleon’); la también actriz Olatz Beobide (Tanttaka); Mireia Gabilondo (Antzerti, Tanttaka); Agurtzane Intxaurraga…

Habría beligerancia «de género» sin reservas, pata debatir la condición de mujer en una cultura patriarcal y machista. Son temas que están en Rame y Fo, lo femenino en lucha por la liberación sexual, la realización personal difícil de lograr… por ser mujer. No hay dudas en Cómeme el punto (Legaleon), Madre Coraje (Ana Pimenta), Frida Kahlo o La noche de Molly Bloom monólogos que encarna Maite Agirre (Agerre Teatroa); espectáculos de Teresa Calo y Rita Fiaschetti (Pikor Teatro); junto a firmas coincidentes en Todas culpables, de Martine Tartour. Más reciente es el especializado grupo Izarraitz, con Entre nosotras y H. De mujeres. Arantxa Yurre ha publicado un registro extenso de mujeres presentes con su obra en nuestro teatro.

 

5. Autores/actores. Grupos/autores. Colectivos/autores

 Ramón Agirre ha estrenado en euskera Ondo esan beharko (Habrá que decir que bien). El actor y autor donostiarra se acompaña en escena por Joserra Senperena, que interpreta al piano seis piezas, desde blues o baladas hasta rock.  En la obra reflexiona sobre idiomas en convivencia y postula que las lenguas no sean un obstáculo. Tres pasajes son en euskera, uno en castellano, otro en inglés y un último en ruso. El título es la respuesta rutinaria cuando preguntan a alguien por su vida: «¿Qué tal estás?, habrá que decir que bien (Ondo esan beharko)». Los autores reconocen que la frase refleja el fatalismo de la respuesta, pero matizan que la locución «además de la resignación que parece llevar asociada también es la forma de relativizar».       

Otro actor guipuzcoano, Carlos Zabala, fue seleccionado en Santurtzi 1987, y publicada su obra breve Contra reloj. Eneko Olasagasti, Patxo Tellería, son nombres que ilustran la condición anfibia de algunos autores dramáticos.

Patxi Bilbao Zalbidea, actor y autor, estuvo vinculado a la imagen de la actriz Justi Larrinaga y el grupo Decadracma. Escribe un costumbrismo lleno de comicidad e inmediatez. Su arraigo bermeano le permite testimoniar lenguaje y mentalidades características de la Euskadi litoral, popular y sencilla. Obras como Una cama en el cielo (1994), fueron éxitos. Eguzki Zubia, actriz y directora ha firmado con el grupo Dar-Dar Mamma mía (1994). Paco Obregón, de Geroa, es autor entre otras de Flash Bang (1994) y, con Eizagirre, Sin pelos en la próstata (1995).

Entre las obras producidas por Maskarada con autoría, no meras traducciones, (1981) Pantzart, de calle, y basada en el carnaval popular vasco (1981) El tambor mágico, infantil, adaptación libre del cuento de Rodari con marionetas y actores, Las carabinas de gastibeltza, opereta con canciones de Oskorri, adaptación de la obra de Mark Legasse (1986), y Harrizko Aresti hau basado en la obra y vida del poeta y autor Gabriel Aresti también con Oskorri (1987), Gernika 16:39 H.S.O sobre el bombardeo con texto de Edorta Jimenez (1988), y el monólogo El contrabajo, adaptación de Patrick Süskind. Marxkarada era un cuasi musical con humor de los Hermanos Marx y lupa de Maskarada (1992). Logalea zeukan ekilibristaren kasoa, de Atxaga (1993), infantil con técnicas de «luz negra». Monstruo sakratuak de «humor absurdo» al alimón con los Marx, Roland Dubillard, o Ionesco (1999). Ikaro toma su nombre del Ícaro volador con alas de cera que licuó el sol, sazonado con el laberinto de Dédalo y textos de Brecht, Benedetti o Kavafis. Maskarada tiene una página Web con parte de sus espectáculos. Muy afín es Tartean Teatroa, de Mikel Martínez, también en la web.

Gabriel Aresti regresa con Kaio luma zikina/Gaviota de sucia pluma, textos y perfiles del poeta, conferencias, poemas, teatro y cuentos de concepción muy teatral, mezcla de soliloquios, recitales líricos y reflexiones filosóficas que reflejan su espíritu polemista y su universo. Un montaje audiovisual, diapositivas y música en directo, Ikaro encajaría en las «dramaturgias de la imagen», o «de la complejidad».

Grupos/autores son también Markeliñe, Pantha Rei, Pikor, Teatro Salitre, Trapu Zaharra, Taun Taun Kolektiboa, Gaizterdi alguna vez firmado por Kepa Ibarra, Jake Mate Kolektiboa, Sobradun, Kukubiltzo, y Tearo Paraíso infantil.

El Laboratorio del Drama nació como espacio escénico-estético el año 2001 para la investigación y creación. Gontzal Domínguez, autor de El vientre de la ballena (2000), abanderó el grupo que concretaba: «la cultura es el espacio escénico-estético del medio (erdi), donde unos y otros puedan comprender aquello que un día se quedó de piedra (harri)». En la gestión estaban: Gontzal Domínguez (dramaturgo), Ander Lipus (dramáticas actorales), Aritz Merino (dramáticas escénico-plásticas), Jesús Pueyo y Nerea Castro (dramáticas audiovisuales). Su laboratorio es otra faceta de la escritura.

De entre los grupos concebidos como taller colectivo, Mina Espacio, Fábrica de teatro imaginario representaron el underground, la marginación que permite un trabajo creativo libre, interdisciplinar. 8 Olivettis poéticos, editado por Skene (2001), es un ritual en secuencias. Una estética de arte povera. Viejas Olivettis como tanques negros evocan vagamente una redacción o una oficina. Junto a las reliquias mecanográficas, reliquias de palabras como un batido de tópicos, frases hechas, eslóganes sin contexto que informan el vacío terminal. Las ideas de Olivettis poéticos están en Beckett, en el Ionesco agrio. Y sobre todo en Tadeusz Kantor, al que los intérpretes quizá no han visto. Conmueve el frondoso bagaje dramático que les anima. Y la música, que integra el tableteo de viejas máquinas de escribir (un ritmo que ha pasado al museo de los sonidos olvidados, como el traqueteo del tren o los discos rayados). Mundopolski del 2002, tuvo parecidas pautas.

Como grupo es interesante el fenómeno de La Galleta del Norte, de Barakaldo, y que tiene entre cabezas pensantes a Josu Montero, periodista y escritor. Obras suyas, Jarsey (1985) o La cena última (1987), destacadas en los certámenes de Santurtzi. Fueron, con Karraka, coautores de Palabrarismos (en 1994, 2001 y 2021). Montero inicia obra personal en Vendaval (2001), presentada al premio Santurtzi, en torno a «okupas» capaces de teorizar su acción: una escritora que acaba de lograr un premio literario, y sus amigos en la casa ocupada son el paisaje para dramas individuales.

Marionetistas y titiriteros serían autores en compañía: sus muñecos. Y que crean sus guiones, es decir son autores. Javier Pérez (Cobaya), Felipe Garduño (Bihar), Encarni Genua y Manolo Gómez (Txotxongillo), Antuán Bastero…

 

6. Dramaturgos «por extensión»

No han hecho obra exclusiva en el teatro, pero han escrito significadamente en otros campos. Sus ancestros podían ser Baroja o Unamuno.

Ramiro Pinilla fue autor de la primera incursión del Geroa en la figura de Lope de Agirre. Hizo también, para Akelarre, junto con José Javier Rapha Bilbao el Proceso, anatematización y quema de una bruja en un ensayo general, editado por LibroPueblo.

José Javier Rapha Bilbao (1943-2022) fue periodista y escritor, y participó a principios de los 70 en obras para Akelarre. Entre 1977 y 1988 publicó novelas y relatos cortos. Rapha Bilbao dedica su novela de 2001 La guerra de los milagros al fallecido Luis Iturri. Rapha Bilbao combinó literatura con la traducción de textos de ópera.

El filósofo Fernando Savater, ha escrito y estrenado Vente a Sinapia (1993), una reflexión sobre la utopía que desarrolla un texto atribuido a Campomanes. Le siguieron Último desembarco (1987), inspirado en la Odisea, que estrenó en Donostia Guerrero en casa (1992), en fechas del V centenario de la conquista de América con la fantasía del conquistador que se convierte en indio. Savater, dirigido por María Ruiz, tiene obra no fértil pero tenaz en el tiempo. Juliano en Eleusis, la adaptación de El misántropo de Molière… acreditan su interés y ganas de escenario.

Bernardo Atxaga es otro escritor herido por el teatro. Urde charlas dramatizadas y radioteatros en euskera. Estrena (1980) Jimmy Pottolo y el zapatero, y Logalea zeukan ekilibristaren kasoa con Maskarada; y Henry Bengoa inventarium (1994). Ramón Barea adapta y dirige Bambulo (2001). De mano de Calixto Bieito y el teatro Arriaga produce una versión de Obabakoak. Suyo es El hijo del acordeonista / Soinujolearen Semea (2012): del primer tercio a finales del XX, la niñez, la Guerra, la ETA, emigrar, la amistad rota, recuerdos… en que el acordeón -ese pulmón monótono, plebeyo y tristón según Baroja- añade cauta distancia poética muy de Atxaga.

El escritor y periodista Álvaro Bermejo fue premio Avellaneda 1991 por E lucevan le stelle. José Manuel Perujo, abogado, novelista, crítico teatral y taurino dejó inédita ¿Felipe, Rey? (1995), sobre un Felipe quimérico de resonancia actual. El guionista y dibujante de cómics Mauro Entrialgo ha servido de base para dos obras de Sobradún: Herminio y Miguelito (1994), y No hay huevos (1999).

 

7. Contar el presente

Sobre la inflamable actualidad con que pocos se han atrevido en Euskadi, además de Gil Díez-Conde en La tierra movida bajo los pies, el político y escritor Mario Onaindía aborda en Grande Place una historia de amor en Bruselas, con la ETA como fondo último. La puso en escena Geroa en 1990[4].

Sigue una generación de interés, Javier Liñera, David Caiña y Gorka Mínguez, María Goricelaya, Ane Pikaza… La tesis doctoral de Marina Ruiz Cano[5] defendida en 2021 en la Universidad de Paris-Nanterre, desarrolla facetas de esta línea de autores vascos que en un momento dado deciden que hay contarlo todo… lo que se pueda.

De Borja Ortiz de Gondra son Los Gondra (2016) y Los otros Gondra (2018), con trazos de vida del propio autor, su drama real o no en un contexto de miedo, desgarros en la «estirpe gondra», la ETA, el impuesto revolucionario… Tiene algo de teatro del teatro, y de autoficción que arranca en 1985 en Algorta, donde un hermano del autor habla con la prima Ainhoa en su boda. Ainhoa encarna la rama no llamada a la fiesta porque lucha contra traidores y enemigos… de casa. El hilo son cartas, recuerdos, romerías… El Gondra autor describe sin ocultar que en un lado disparaban y el otro era la diana. Dirige Josep Maria Mestres a seis intérpretes en tensión, en transición constante, salto de tiempos, cuadros plásticos, canto popular y danzas, con monólogos interiores repartidos entre el propio Borja Gondra y su otro yo escénico, el actor Marcial Álvarez… El espacio es Algorta en esquema. El frontón partido en dos es un símbolo nítido. La chica adoptada de Ainhoa, ¿ha de ser «una Gondra» y heredar el odio? Ella es una otra muy otra, de raza negra para más claridad.

 

Los Gondra (una historia vasca) de Borja Ortiz de Gondra con dirección de Josep Maria Mestres. Foto: marcosGpunto

Los Gondra (una historia vasca) de Borja Ortiz de Gondra con dirección de Josep Maria Mestres. 5

 

Estrenada en noviembre de 2020, Sisiforen paperak/Los papeles de Sísifo escrita por Harkaitz Cano y dirigida por Fernando Bernués. Un drama (bilingüe), en la línea de la novela Ehun metro de Ramón Saizarbitoria. Su génesis se remonta a 2003 y al conocido «caso Egunkaria» o la clausura del periódico Egunkaria, el único editado íntegramente en euskera, por su supuesta relación con ETA. El nombre del periódico en la ficción, «Elea», es polisémico en euskera: «elea» significa «la palabra», «el discurso», pero también ‘la patraña’, o sea, el relato engañoso. El público navega de una escena a otra, de un espacio a otro en transiciones sonoras. Los lugares son la redacción del diario y las dependencias policiales y judiciales, marcadas con pantallas en arco que recuerdan al teatro documento, proyectan sombras de los sucesos, y remiten al mito de la caverna y al perseverante Sísifo. De Harkaitz Cano es Hondamendia (noviembre 2022), dirigida por Ximun Fuchs, sobre la catástrofe del vertedero guipuzcoano de Zaldibar, que sepultó vivos a dos trabajadores. Fuchs había firmado en 2013 un Hamlet traducido al euskera por Xabier Mendiguren, desafío a la plasticidad de la vieja lengua. El autor de Hondamendia es Harkaitz, que significa «peñasco», «risco». Y Hondamendia es destrozo, estrago, catástrofe. Un reto al silencio civil.

La memoria es rebelde, no se aplaca a toque de trompeta. A cinco años del final de la violencia organizada, al amanecer del 15 de octubre de 2016 en la puerta de un bar en Alsasua/Altsasu (Navarra) un altercado implicó a vecinos, dos agentes de la Guardia Civil y las compañeras de éstos. Detenciones, daños, y un teniente con el pie roto. Juicio. El fiscal acusa por terrorismo y pide entre 62 y 12 años de cárcel. Altsasu (2021) explora razones y emociones, recelos, la prensa partidista, vivencias íntimas ante el hecho. Se evoca el carnaval y la máscara del «Momotxorro» altsasuarra, el furibundo vengador popular que revive cada tiempo. Y circunda el relato Ospa mugimendua que exige echar a la Guardia Civil de la localidad. La autora y directora María Goiricelaya busca en Altsasu «contribuir a restañar heridas». Lo hace a modo de documental con páginas del proceso en la Audiencia Nacional. En un vacío cuatro intérpretes se multiplican para narrar episodios o recrear tipos, el entorno, el juicio, la cárcel. Luz y sonido envolventes. Un sello de autora: la acción como creadora de ámbitos. María Goiricelaya hizo algo así en Harri orri ar/El patio de mi casa (2020), finalista del Max, y en una despojada Yerma (2021) actualizada. Goiricelaya fue seleccionada en la promoción 2020-2021, segunda de Residencias en el CDN, para un proyecto en torno a los cuidados paliativos que tituló Ni flores ni funeral, ni cenizas ni tantán.

 

Harri orri ar/El patio de mi casa (2020). Foto: Estudio Gheada

Harri orri ar/El patio de mi casa (2020). 6

 

Javier Liñera Peñas (1975), actor, diplomado en Artes Escénicas en la rama de interpretación, estudia con el Odin Teatret, Linda Wise, Roy Hart, Ernesto Arias, Vicente Fuentes entre otros. Y como actor, pedagogo y dirige a compañías amateurs. Trabaja «enfocado a teatro y comunidad». Su primera pieza es Suicidio en 15 minutos, seleccionada en la II Edición de Teatro breve de Pabellón 6. Luego Mar abajo. Miro atrás y espero, Barro rojo, Sororidad, ¿Qué fue de Ana García? (2019); y Ave osos y Memento (2020). Adapta y versiona textos de Gogol, Rodrigo García, Eusebio Calonge, Peter Weiss… En Antonia (2021) realidad y ficción, ayer y hoy pensados por un «El Escritor». Personajes reales a retazos. Ella es Antonia Olmedo Ramos, nacida en 1913 en Valladolid de padre desconocido. Antonia era madre soltera porque su novio murió en la guerra. Es de ideas republicanas aunque funcionaria en un penal para sobrevivir. Un tío de Antonia, Santiago Olmedo, sería el ‘Álvaro’, un ‘hermano’ calcado del escritor Álvaro Retana (1890-1970), republicano, autor de cuplés, figurinista, decorador, y cronista de la erotografía. Perdedores ‘raros’ se dice. Arrinconados, dolientes. ¿Qué fue de Ana García? (2019) es un ejercicio en forma de pregunta. En escena está la cuadrilla de «Ana», una actriz desaparecida en la fiesta del pueblo. ¿Por qué Ana?, ¿quién era?, ¿dónde está?, ¿quién hizo de ella su presa?… Ana es más gente, débiles, diferentes, ‘inútiles’, se oye.

 

¿Qué fue de Ana García? De Javier Liñera y dirección de Borja Ruiz

¿Qué fue de Ana García? de Javier Liñera y dirección de Borja Ruiz. 7

 

David Caiña (¿Cómo hemos llegado a esto?’, Gris: morirse en Bilbao) tiene en la cabeza mucho teatro y más cine aún. Moviliza recursos complejos, luz de película, saltos temporales, puntos de vista «de personaje» en Fake (2021). Nochevieja. Con las campanadas acuestan a la abuela antes del prometedor «que-no-decaiga». Pero la fiesta familiar resulta «fake», falsificación, un trampantojo tapamentiras. Entre cena y campanas, ‘Pablo’ abusa de ‘Uxue’ y ‘Lucía’ sabrá que su hijo no es el pedazo de pan que colma su apetito de madre. ¿El chico es un depravado? Habrá que asumir la verdad. Fake es un relato de lo cercano que implica lo colectivo: mentiras, machismo, lacras.

Autores de ¿Cómo hemos llegado a esto? son David Caiña y Gorka Mínguez[6] (que actúa). Gorka Mínguez fue director de Catalin, una rareza del siglo XVIII escrita por la autora vasca Rita de Barrenechea. No tocan de oído, que también. Son licenciados en la UPV, Publicidad y Bellas Artes, y trasluce. Han estrenado solos o a dúo trabajos ya con dos cifras: Pretérito Imperfecto, El yonki del dinero, Cómo vender la muerte, El chef… El día a día, proximidad, humor, riesgo formal y narrativo. En Pretérito imperfecto Ramón le regala a Natalia un viaje en el tiempo a su primera cita. En ¿Cómo hemos llegado a esto? cada personaje es intérprete y cronista de su relato al público. En Gris: morirse en Bilbao (2021) estamos en el karaoke Rendez Vous de Bilbao el 31 de mayo de 1992, día en que murió Josu Expósito, vocalista y guitarra de la banda punk Eskorbuto (Anti todo, Demasiados enemigos, Los demenciales chicos acelerados…). La Naval y Altos Hornos están en su propio funeral pero en Bilbao avanzan el Metro y el tranvía, se presagia el Guggenheim, y hay signos de otra urbe a la moda. El cabaret local Rendez-Vous prepara su premio anual, y quienes lo celebran ven el Bilbao que fue y el que será. El nudo de Gris: morirse en Bilbao es el topetazo entre pasado y futuro con estrépito de karaoke.

 

¿Cómo hemos llegado a esto? De David Caiña y Gorka Mínguez

¿Cómo hemos llegado a esto? de David Caiña y Gorka Mínguez 8

 

¿Por qué Jamil? (2016) es otro texto de Telleria. Jamil ha perdido la memoria. Se sabe que la policía le acusa de disparar a alguien postrado por una parálisis. Y poco a poco también se reforma el misterio, eran cuidador y paciente. Vemos la tensión del roce, Jamil es un inmigrante magrebí de segunda generación, el chico «ni de aquí ni de allí». El otro ha de pasar del prejuicio racial y su rol de amo, a la sumisión progresiva, a una costumbre que permuta el pacto de docilidad entre uno y otro…

 

8. Ese otro teatro sin fecha

El prolífico Patxo Telleria firma Ghero (2019). El euskara languidece y el último euskaldun afronta un destino fatal. Agoniza, y su muerte sería la muerte de su lengua milenaria. Ghero hila fábulas en torno al precario depositario humano. Entre escenario y platea hay mil años. Vemos episodios futuristas, barruntos ante un remoto año 3000. De Gernika a Nueva York pasando por Berlin (2020) es la crónica del exilio en 1937 de José Antonio Aguirre, primer lendakari del Gobierno Vasco. Toma como base textos de Aguirre amoldados por Fernando Bernués, y Telleria teatraliza la huida desde la Europa ocupada hasta América. Aquellos apuntes de viaje serían una secreta postal de familia. Clandestino, un detalle sería delator: es una crónica blanca. La versión de Telleria de El hijo del acordeonista sintetiza la novela. Rafael Moreno Aranzadi «Pichichi» (1892-1922) fue el primer futbolista profesional español, primer goleador en San Mamés, célebre como un rockero[7], y antonomasia en un trofeo actual. Yo soy Pichichi biografía a aquel bilbaíno bullanguero de familia bien, de cejas altas, pariente de Unamuno y del antropólogo Aranzadi, y glorificado en vida por el arte de Arteta y Quintín de Torre… y cuyo lema dicen que era «comer fuerte, beber fuerte, y reír hasta la muerte», un impetuoso proyecto que practicó hasta sus 29 años.

Espectáculo musical evocador de mentalidades y del Bilbao de los albores del XX es Los amantes del casco viejo (2016) también con texto y dirección de Telleria y producción de Pabellón 6. Sabremos que se dedican al teatro en escuelas diferentes. Ella es de Grotovski y él de Stanislavski. Nunca han actuado juntos y eligen pasajes «a dos» para remediarlo. Siempre Shakespeare: Otelo, Noche de verano y, claro, escenas de Romeo y Julieta. Cruzan lo real y lo fingido, y serán Julieta, Romeo, Desdémona…, además de Olatz y Mikel con el truco del teatro en el teatro. En Viaje a América (2021), con dirección de Mireia Gabilondo, los jóvenes Jone y María hacen «Un viaje a América» a practicar el inglés. Se conocen en el aeropuerto. Jone pierde equipaje y documentos y la policía la lleva a la frontera mexicana como latina «ilegal». Reencuentro a la vuelta. Jone confiada ha sufrido la América dura, y María se abre a una sociedad de la que recelaba. El viaje les cambió.

Se llamó «juguete cómico» a un teatro de trazo rápido, de humor. A veces con música. Páncreas (2015) lo cumple todo pese a su aspereza (un suicida sin causa dona el páncreas a un moribundo que resulta estar sano). Otra obra de Telleria (con Torito bravo, Birus, Enfarmados, Lingua Nabajorum…) en verso ripioso para más broma, que calza tenaces octosílabos. Manuel Guerra hizo luces y Raymond un espacio pictórico. El director Juan Carlos Rubio organizó esta «tragicomedia de vida y muerte o cómo juega a veces la suerte» con hábil despiece y muchos vuelcos. Algo entre Chejov y Gogol, pasados por Muñoz Seca, el imposible vencido en la idea y en el texto.

Con nombre de un cabaret berlinés, Simplicissimus (2020) con texto y dirección de Telleria y Jokin Oregi para Tartean Teatroa es la miscelánea de tres cómicos en la primera mitad del XX. En euskera y castellano evocan a Fritz Grunbaum (1880–1941), autor de operetas y canciones, director, actor de cabaret; a Werner Finck (1902-1978) cabaretista forzado por la Gestapo a divertir a los presos; y a Kurt Gerron (Berlín, 1897- ¿?), estrella de The Karussell, que bromeaba con trenes al campo (de concentración) sin billete de vuelta. Los tres perseguidos, y en el peor caso gaseados.

El grupo Marie de Jongh se ha especializado en el teatro familiar, ese género con demasiada miel. Jokin Oregi logra un conjunto bello, cómplice de la luz, la música (en Amour, de Pascal Gaigne), el atrezzo, la ropa… Izar/Estrella (2017) es una niña pianista, aplicada y dócil, que parece feliz a la orden del metrónomo, tic/tac, uno/dos. Una fatalidad le rompe el compás, tic/catatroc. Pero las estrellas de mar tienen un poder: si pierden un brazo generan otro y se rehacen. La niña también, a ejemplo de la estrella de mar. Izar simboliza la victoria tras la adversidad. Izar es un trabajo refinado y que rompe moldes. Igual mérito y aventura hubo en el triunfal Amour (2015), microdramas de situación en donde los tipos descubren juegos, objetos, lugares. Y se descubren ellos con un hilván: el de los afectos. Amor de niños, amistad perdida, vejez, recuerdos… De pronto, emulación, desencuentro, sospecha, lo tuyo y lo mío en sesenta premiadísimos minutos que auparon al Jokin Oregi autor, o en su Ama (2022), o en Ikimilikiliklik (2020), con el poema fonético de Mikel Laboa, hermética cadencia de onomatopeyas que parecen de hechicería, en un tránsito del miedo a la calma.

José Martín Elizondo y Elías Amézaga, que abrían estas líneas, fueron pioneros, expectantes, febriles, voluntariosos. Distintos. Se adelantaban por edad a tantas de estas firmas ambiciosas o conformistas, beligerantes o pacificadoras, cumplidas o fallidas, que atravesaron cada una a su modo caminos del teatro vasco. En 2022 hubieran cumplido los cien años.

 

La autoría teatral no tiene ayudas para proyectos de escritura y ha visto mermar poco a poco los premios a textos terminados. Las ayudas van a montajes futuros, y los premios son para lo estrenado. Así, desde el Gobierno Vasco no se ofrece el premio para originales dramáticos ‘Francisco de Avellaneda’, integrado ahora en convocatorias literarias sin determinación de género, donde predominan la narrativa y los libros poéticos; y también desapareció la cita institucional del Ayuntamiento de Santurtzi con igual objetivo de elegir, publicar y remunerar la autoría. Entre los patrocinios privados desapareció el Caffé Baqué, y la del Café/Bar Bilbao para teatro breve. Pabellón 6 mantiene la oferta de montajes de libretos originales en su sala de Bilbao, a partir de las propuestas recibidas cada año. Permanecen los veteranos Ciudad de San Sebastián que impulsó desde 1990 Mikel Azpiazu Zulueta, activo promotor cultural y autor también de textos dramáticos. Los Ciudad de S.S. son premios que ampara la Kutxa (Caja de Ahorros donostiarra) y han llegado ya a su LXVI convocatoria. El de 2022 se entregó el pasado 19 de noviembre de 2022 en el Teatro Principal de la ciudad. Fue galardonada en la sección de teatro castellano (Trofeo + 15.000 euros + la publicación de la obra) María Eugenia Salaverri García (de Bilbao) por Lejos de Cafarnaúm; y en euskera (con igual dotación) Iñaki Cid Larrea (de Donostia) por Behin batean Loiolan.

 

BIBLIOGRAFÍA CITADA

Aguirre Sorondo, J. (2006). El teatro independiente en Vasconia 1969-1984. Revista Internacional de Estudios Vascos. RIEV. 335.

Iurre, A. (2011). La mujer en las artes escénicas en Euskadi. Siglo XX. Aranzazu Yurre Echarri.

Ruiz, M. (2021). Espaces, mémoires et identités dans le théâtre espagnol: le cas du théâtre au Pays basque (1979-2004)  

Urkizu, P. (1996). Historia del teatro vasco. Euskal Gaiak.

 

 

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Notas    (↵ Volver al texto returns to text)
  1. Urkizu, P. (1996). Historia del teatro vasco. Euskal Gaiak. Ver también en Dialnet sus monografías académicas.↵ Volver al texto
  2. José MARTIN ELIZONDO (o ¿José Martín ELIZONDO como registra Amézaga en su inventario de vascos escritores en castellano?) escribe «Durango» sobre el bombardeo de la villa en 1937, «Memoria de los pozos» con Galdós y la Regente en la nómina. Y varios ‘Actos experimentales’ (ed. Escelicer)↵ Volver al texto
  3. Antonio Labaien, Jon Kortazar, Jon Juaristi…, son historiadores y tratadistas a consultar.↵ Volver al texto
  4. «Grande Place», de Paco Obregón y Mario Onaindia fue un hito. Está editado en El Teatro de Papel nº 5 (2005) junto a textos de Lourdes Ortiz y Teresa Calo. Lleva prólogos de José Monleón y Bárbara Dührkop y ficha de autores y obras.↵ Volver al texto
  5. “Espaces, mémoires et identités dans le théâtre espagnol: le cas du théâtre au Pays basque (1979-2004)”.↵ Volver al texto
  6. Mínguez pertenece al Colegio de Creación Teatral de la SGAE, y como representante de los Autores acude a actos de la Fundación, lo que es indica del peso del dramaturgo en la Sociedad de Autores.↵ Volver al texto
  7. Otro homenaje futbolístico (de la coreógrafa Adriana Bilbao en noviembre de 2022) es «Zarra», máximo goleador de la liga española, para constatar la gloria épica que ensalza el balompié en el País.↵ Volver al texto
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  7. Fuente: teatroarriaga.eus↵ Ver foto
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