N.º 51El teatro en la Transición Política Española

 

El teatro de la Transición

Fernando Doménech Rico
Real Escuela Superior de Arte Dramático
Instituto del Teatro de Madrid

 

Comienza la Transición

El veinte de noviembre de 1975 el dictador Francisco Franco Bahamonde, Generalísimo de los ejércitos y Caudillo de España por la gracia de Dios, acabó de morirse. Ese día los teatros de Madrid, según el berroqueño diario monárquico ABC, tenían programadas las siguientes obras:

 

TEATROS

Alcalá-Palace: Jesucristo Superstar, de Tim Rice, con música de Andrew Lloyd Weber. Versión española de Artime y Azpilicueta. Con Camilo Sesto, Teddy Bautista, Ángela Carrasco y más de 70 cantantes, actores, bailarines y músicos.

“Camilo Sesto, durante la escena del arresto en el montaje de 1975” [de Jesucristo Superstar].

“Camilo Sesto, durante la escena del arresto en el montaje de 1975” [de Jesucristo Superstar]. Teatro Alcalá Palace de Madrid (actual Nuevo Teatro Alcalá). «Jesucristo Superstar» cumple cuarenta años. ABC. Recuperado de https://www.abc.es/cultura/teatros/

Alcázar: No le busques tres pies al gato, de Pedro Mario Herrero. Compañía de Antonio Garisa, con Carmen Lozano, Maribel Hidalgo, José Albert, Carmela Márquez, Sebastián Junyent, Adela Alba, Luis Rico y Pedro Valentín.

Alfil (Sesión infantil): Los Trabalenguas. Cuentos para armar entre todos, de Jorge Díaz.

Alfil: Ubu rey, de Alfred Jarry. Compañía Caterva de Gijón.

Arlequín: Buenas noches, Sabina, de Víctor Ruiz Iriarte. Con Julia Martínez, Rafael Alonso, Francisco Piquer y Carmen de la Maza.

Arniches: Ojo por ojo y cuerno por cuerno, de Georges Feydeau. Con Luis Prendes, Pepe Calvo, Clara Suñer, Mercedes Barranco, Juan José Otegui y Yolanda Farr. Dirección: Ricardo Lucía.

Barceló: Pura, metalúrgica. Compañía de revistas de Lina Morgan. Con Florinda Chico y Arturo López.

Beatriz: Sencillamente un burgués, de Françoise Dorin. Versión de Juan José Arteche. Compañía de Arturo Fernández.

Bellas Artes: Harold y Maud, de Colin Higgins. Versión de José López Rubio. Con Carmen Carbonell, Alfredo Alba, Pedro del Río, María Jesús Sirvent, Salvador Vives, Ignacio de Paúl y Pilar Bardem. Dirección: José Tamayo.

Benavente: Los derechos de la mujer, de Alfonso Paso. Con Carlos Ballesteros y Silvia Tortosa.

Calderón: Espectáculo de Manolo Escobar con Rosita Ferrer, Raúl Sender, Augie and Margo, Los Rocieros de Huelva, Ballet Lina y Miguel. Dirección musical de Luis Posadas.

Club: La sopera, de Robert Lamoureux. Versión española de Juan José Arteche. Compañía de Manolo Gómez Bur.

Maria José Goyanes y Juan Ribó en la versión española de Equus (de Peter Shafter). Teatro de la Comedia de Madrid, 1975.

Maria José Goyanes y Juan Ribó en la versión española de Equus (de Peter Shafter). Teatro de la Comedia de Madrid, 1975. 1

Comedia: Equus, de Peter Shafter. Con José Luis López Vázquez, Margot Cottens, Luis Peña, Ana Diosdado, María José Goyanes y Juan Ribó. Escenografía de Antonio Cortés. Dirección de Manuel Collado.

Cómico: Pato a la naranja, de William Douglas-Home. Compañía de María Luisa Merlo y Carlos Larrañaga.

Eslava: Una vez al año, de Bernard Slade. Versión de Artime y Azpilicueta. Compañía de Irene Gutiérrez Caba. Con Carlos Estrada.

Fígaro: Enseñar a un sinvergüenza, de Alfonso Paso. Compañía de José Rubio. Con María Garralón, José Montijano, Esther Gala y Mary Delgado.

Infanta Isabel: Una visita inmoral, o La hija de los embajadores, de Torcuato Luca de Tena. Con José Bódalo, Pastor Serrador, Miguel Ángel, Trini Alonso, Pastora Peña, Rafael López Somoza y Beatriz Savón. Dirección: Cayetano Luca de Tena.

La Latina: Mujeres con sexy boom, de Tony Leblanc y J. Gómez de Segura, música de Tony Leblanc. Compañía de revistas de Tony Leblanc, con Mary D’Arcos, Antonio Fúnez, Pepita Ródenas, Nino Rivero, Angelita, Canito y el Ballet Internacional Arc-Enciel.

Enseñar a un sinvergüenza, de Alfonso Paso.

Enseñar a un sinvergüenza, de Alfonso Paso. 2

Lara: La resistible ascensión de Arturo Ui, de Bertolt Brecht. Versión de Camilo José Cela. Dirección: Peter Fintzi y José Luis Gómez.

Maravillas: Sé infiel y no mires con quién, de John Chapman y Ray Cooney. Compañía de Pedro Osinaga. Con Erica Wallner, José Cerro y Julia Caba Alba.

María Guerrero (Sesión infantil): Sobre un caballo de abril o Las trombas del rey Geniudo, de Sebastián Bautista de la Torre, música de Pedro Luis Domingo. Dirección: Antonio Guiráu.

María Guerrero: Misericordia, de Benito Pérez Galdós. Adaptación de Alfredo Mañas. Dirección: José Luis Alonso.

Marquina: Los chicos de la banda, de Mart Crowley. Adaptación de Artime y Azpilicueta. Con Manuel Galiana, Andrés Resino, Ramón Corroto, Damián Velasco, Joaquín Kremel, Julio Gasset, Ricardo Tundidor, Juan Pedro y José Luis Pellicena. Dirección: Jaime Azpilicueta.

Martín: La tabernera del puerto, de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, con música de Pablo Sorozábal. Compañía de Zarzuelas de José de Luna.

Monumental: Concierto de rock sobre el musical Hair.

Muñoz Seca: Las corsarias, de Enrique Paradas y Joaquín Jiménez, con música de Francisco Alonso.

Pequeño Teatro: Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca. Con Servando Carballar.

Reina Victoria: ¿Por qué corres, Ulises?, de Antonio Gala. Con Alberto Closas, Mary Carrillo, Victoria Vera, Margarita Calahorra, Ángel L. Yuste y Rosario García Ortega.

Entrada para Las hermanas de Buffalo Bill, de Manuel Martínez Mediero (1975), Teatro Valle-Inclán, Madrid.

Entrada para Las hermanas de Buffalo Bill, de Manuel Martínez Mediero (1975), Teatro Valle-Inclán, Madrid. 3

Valle-Inclán: Las hermanas de Buffalo Bill, de Antonio Martínez Mediero. Música y canciones de Víctor Manuel. Con Berta Riaza, Tina Sáinz y Germán Cobos. Dirección: Francisco Abad.

 

 

CAFÉS TEATRO

Ales-Boite-Teatro: Streaking Show, de Fernando Vizcaíno Casas. Con Paloma Cela, Pepe Moreno, Pilar Cansino, Ramón Centenero y Ángel Román. Dirección: José Francisco Tamarit.

Biombo chino: ¡Oh, Calcuta… y olé!, de Andrés Pajares y Enrique Bariego. Con Fernando Vargas y Angelita Font.

Boite El Pintor: El último tango de Marilyn Monroe y Rodolfo Valentino, de Romano Villalba. Con Rosa Valenty, José Aguilar, Celinda Martín, Alejandra Lorena y Antonio de Miguel. Coreografía: Nacho Arrieta. Dirección: Romano Villalba.

La cupletista Olga Ramos

La cupletista Olga Ramos 4

El último cuplé: Las veteranas. Con Olga Ramos.

King-Boite-Teatro: Cornudo, apaleado y contento, de Alejandro Casona. Con Mary Paz Pondal, Alfonso del Real y Paco Balcells. Dirección: Fernando Pereira.

La Fontana: Esto es espectáculo, de Juan José Alonso Millán, con música de Gregorio García Segura. Con Marisol Ayuso, Mari Carmen Álvarez, Maria Gianni, Paloma Naupavert, Ángeles Ortega, Nino Bastida, Enrique Ciurana, Rafael Guerrero, Miguel Ángel Aristu, Luisa Fernanda Gaona y Vicente Gil. Coreografía: Dick Stephens. Fondos decorativos: Manuel Mampaso. Dirección: Juan José Alonso Millán.

Long Play: Indirectísimo, de Romano Villalba y Miguel del Roncal. Con Javier de Campos, Paco Marsó, Norma Kerr y Rosy Marco.

Recoletos: El show mágico del circo, de Juan José Alonso Millán, con música de Gregorio García Segura. Con Bárbara Rey, Inés Morales, Isabel Luque, Emilia Rubio, Francisco Cecilio, Antonio Durán, Pepe Álvarez, Daniel Acray y José Ruiz. Dirección: Juan José Alonso Millán.

Stefanis: La maja desnuda de Cáceres, de Antonio D. Olano. Con Paco Racionero, Ángel Soler y Alfonso Luque. Dirección: Ricardo Lucía.

Videoset: Diferentísimo, de Antonio Bardis. Con Antonio Bardis, Adelaida Susana, Amadeu Fernando, Carlos Faria, José Pastor, Alberto Machado, Bibi King, María Dandaz y Elizabeth and Taylor. Dirección: Antonio Bardis.

 

A la vista de esta cartelera hay que reconocer que el público madrileño tenía una amplia oferta teatral para ocupar sus ocios: veintiocho teatros y diez cafés-teatro, la mayor parte con sesiones dobles o triples, e incluso alguno con sesión infantil. Es cierto que entre los cafés-teatro y algunas salas teatrales que mantenían la bandera de la revista (“Banderita, tú eres roja / banderita, tú eres gualda”, de Las corsarias), una parte importante de la programación tenía un carácter entre casposo y sicalíptico, con títulos tan sugerentes como La maja desnuda de Cáceres, El último tango de Marilyn Monroe y Rodolfo Valentino, o ¡Oh, Calcuta… y olé!, en clara referencia al famosísimo ¡Oh, Calcutta!, de Kenneth Tynan, que desde 1970 venía triunfando en Londres y haciendo las delicias de los turistas españoles que viajaban a la capital británica para alegrarse las pajarillas con la belleza de los cuerpos desnudos de los actores y actrices británicos.

Sin embargo, la cartelera muestra que algo del “destape” que en poco tiempo triunfaría en el cine español había llegado a las tablas. El drama psicológico Equus, de Peter Shafter, estrenada en octubre de ese mismo año, había sido una auténtica revelación, no por los complejos del protagonista y su sadomasoquista relación con los caballos, sino porque los protagonistas, Juan Ribó y María José Goyanes, debían desnudarse completamente en escena. La censura, que en marzo había admitido que pudieran aparecer desnudos en las películas españolas siempre que estuvieran justificados por el guion, prohibió la obra. Tras arduas negociaciones entre la empresa y la censura, se admitió que los dos jóvenes se desnudaran de cintura para arriba, dejándose puestos el slip y la braga. Aun así, la visión de los pechos desnudos de María José Goyanes marcó un antes y un después para los espectadores españoles. Más o menos por las mismas fechas se había estrenado ¿Por qué corres, Ulises?, de Antonio Gala, donde Victoria Vera, muy en su papel de Nausica, mostraba su pecho desnudo, lo que provocó el escándalo del respetable público, que respondió con un formidable pateo. Las dos obras, como es lógico, tuvieron un éxito memorable.

Al margen de estos tímidos intentos de romper el férreo muro de la censura por el lado de la exhibición corporal, lo que destaca en la cartelera madrileña es la escasa presencia de los autores españoles. Apenas se mantiene el prolífico Alfonso Paso con dos obras, una de las cuales, Enseñar a un sinvergüenza, llevaba años en cartel. El antaño exitoso Juan José Alonso Millán parece haberse retirado al mundo del café-teatro, en donde no solamente figura como autor, sino como director y empresario. Por lo demás, autores de rancio abolengo, como Víctor Ruiz Iriarte y Torcuato Luca de Tena comparten cartel con Pedro Mari Herrero, Antonio Gala o el más audaz, Martínez Mediero, cuya obra Las hermanas de Buffalo Bill, transparente alusión al franquismo, había logrado saltar la barrera de la censura y hacer temporada en un pequeño teatro, hoy desaparecido, el Valle-Inclán.

ABC. Domingo 19 de marzo de 1972. Edición de la mañana. Pág. 81. Informaciones teatrales y cinematográficas. Misericordia, de Pérez Galdos, en el María Guerrero. Caricatura. Dibujante: Ugalde. Procedencia: Centro de Documentación Teatral.

ABC. Domingo 19 de marzo de 1972. Edición de la mañana. Pág. 81. Informaciones teatrales y cinematográficas. Misericordia, de Pérez Galdos, en el María Guerrero.
Caricatura. Dibujante: Ugalde. Procedencia: Centro de Documentación Teatral.

Es verdad que los espectadores más exigentes tenían a su disposición un gran montaje de Galdós, Misericordia, con dirección del exquisito José Luis Alonso, en el único teatro público que tenía programación en esas fechas, el Teatro Nacional María Guerrero. E incluso podía disfrutar de Poeta en Nueva York, de García Lorca, en el Pequeño Teatro, que era verdaderamente pequeño.

Pero no nos engañemos: lo que triunfaba de verdad en la cartelera madrileña del 20 de noviembre de 1975 era el teatro “de bulevar”, las comedias que triunfaban en París, Londres o Nueva York, con preferencia por las de tradición vodevilesca, incluyendo al decimonónico creador del vaudeville, Georges Feydeau, cuya Ojo por ojo y cuerno por cuerno se podía ver en el Arniches. Y junto con Feydeau, una retahíla de comedias centradas en los conflictos amorosos, sexuales o simplemente matrimoniales de la burguesía: Sé infiel y no mires con quién, La sopera, Pato a la naranja o Una vez al año son algunos de los ejemplos que triunfaban en los escenarios madrileños.

Escenarios que, como hemos tenido ocasión de ver, eran en su inmensa mayoría teatros comerciales, propiedad de los que aún se llamaban “empresarios de paredes”. A causa del incendio del Teatro Español, que se había producido el 19 de octubre, apenas un mes antes de la fecha que reseñamos, el único teatro público que había en Madrid era el Teatro Nacional María Guerrero. Su director, José Luis Alonso, es uno de los pocos directores de escena citados en la cartelera: lo normal es que esta figura, clave del teatro moderno, se omita, y en cambio se cite a menudo la compañía titular del teatro, organizada alrededor de una gran figura. Así aparece la compañía de Pedro Osinaga en el Maravillas, la de Manolo Gómez Bur en el Club, la de Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo en el Cómico…

Muchos de los espectáculos eran musicales. Se mantenían aún los restos del musical tradicional español: antologías de la zarzuela, espectáculos de boleros o de figuras de la canción popular… En todo caso, junto con el género erótico-festivo que triunfaba en los cafés-teatro, solamente gozaba de cierta vitalidad la revista. Pero aparece ya un género nuevo que en las décadas siguientes arrasará con todo este teatro musical y se convertirá en la gran apuesta del teatro comercial: el musical anglosajón. En el año 1975 estaba en cartel Jesucristo Superstar, de Tim Rice y Andrew Lloyd Weber, que había producido, cuando se estrenó la película de Norman Jewison en España, protestas callejeras de grupos católicos, lo que le proporcionaba un aire de obra atrevida que no podía sino fomentar su popularidad. No se podía representar Hair, el escandaloso musical hippy de James Rado y Gerome Ragni con música de Galt McDermot, pero se podía escuchar la música en el Monumental en forma de concierto.

ABC. Domingo, 7 de septiembre de 1975. Pág. 51.

ABC. Domingo, 7 de septiembre de 1975. Pág. 51. 5

El retrato que nos ofrece la cartelera del veinte de noviembre de 1975 es el de un público ansioso de novedades extranjeras, que había saltado ya las barreras de la terrible represión nacional-católica y buscaba en el teatro el medio de dar rienda suelta a sus pulsiones sexuales por medio de un erotismo barato y poco comprometido.

Y sin embargo, había algún resquicio que mostraba que algo se movía. En el teatro Alfil la compañía Caterva, de Gijón, liderada por Etelvino Vázquez, ponía en escena nada menos que Ubu rey, de Jarry. Y en el Lara un joven actor formado en Alemania, José Luis Gómez, se atrevía a estrenar La resistible ascensión de Arturo Ui, de Bertolt Brecht.

 

El final de la Transición

Siete años después, el 28 de octubre de 1982, el Partido Socialista Obrero Español, liderado por Felipe González, ganaba las elecciones por mayoría absoluta y se disponía a cambiar radicalmente España. La Transición había terminado.

El teatro español había cambiado con el país. El mismo diario ABC ofrecía aquel día de octubre la siguiente cartelera de Madrid:

TEATROS

Alcázar: Calígula, de Albert Camus. Con José María Rodero.

Alfil: Antología del Género Chico. Dirección: Julio Pascual.

Beatriz: Lentejas con brillantes, de Pierre Chesnot. Adaptación de Víctor A. Catena. Con José Sazatornil (Saza), Aurora Redondo, Mercedes Alonso y Sara Mora. Dirección: Víctor A. Catena.

Bellas Artes: El sombrero de copa, de Vital Aza. Revisión de Rafael Pérez Sierra. Con José Bódalo, María José Alfonso, Asunción Balaguer, Ana María Barbany, Amparo Baró, Juan Calot, Joaquín Kremel, Félix Navarro, José María Pou. Escenografía: Gustavo Torner. Dirección: José María Morera.

Benavente: Super erótico 82.

Calderón: La polvera, de Manuel Gómez García. Con Manolo Codeso, Milagros Ponti y María José Nieto. Coreografía: Nacho Arrieta.

Centro Cultural Villa de Madrid: Lorenzaccio, de Alfred de Musset. Versión de Ignacio Amestoy. Compañía de Victoria Vera, con Carlos Ballesteros, Maruchi Fresno, Arturo López, Javier Loyola. Dirección: Antonio Corencia.

Comedia: El cementerio de los pájaros, de Antonio Gala. Con Irene Gutiérrez Caba, Encarna Paso, Miguel Ayones, Gabriel Llopart, Emma Suárez y Manuel de Blas. Escenografía: Gerardo Vera. Dirección: Manuel Collado.

Cómico: Los marqueses de Matute, de Anselmo Carreño y Luis Fernández de Sevilla. Compañía de comedias cómicas de Quique Camoiras.

Español: Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán Gómez. Dirección: José Carlos Plaza.

Fígaro: Julieta tiene un desliz, de Julio Mathias. Con Alberto Bové, Fernando Huesca, Montse Calvo y Carmen Utrilla.

Infanta Isabel: La señora presidenta, de Bricaire y Lasayges. Versión de Juan José Arteche. Con Manolo Gómez Bur, Emiliano Redondo, María Saavedra, Jesús Enguita, Adriana Ozores y África Pratt. Dirección: Ángel Fernández Montesinos.

Lara: La salvaje, de Jean Anouilh. Con Carmen Maura, Ismael Merlo, Margot Cottens, Franciso Merino, Eva León, Manuel Tejada, Joaquín Molina y Yolanda Ríos. Dirección: José Osuna.

Latina: ¡Vaya par de gemelas!, de Manolo Baz con música de Gregorio García Segura. Compañía de Lina Morgan. Con Antonio Ozores, Ana María Rosier, Tito Medrano, Amelia Aparicio, Ricardo Valle, Berto Navarro y el ballet Ritmo 2000. Coreografía: Alberto Fuertes.

Maravillas: Educando a Rita, de Willy Rusell. Adaptación de Enrique Llovet. Con María José Goyanes y Jesús Puente. Escenografía: Ramón Sánchez Prat. Dirección: Manuel Collado.

Marquina: Agnus Dei, de John Pielmeier. Versión de Juan José de Arteche. Con Carmen Bernardos, Queta Claver y Verónica Forqué. Dirección: Ángel García Moreno.

Martín. Mariana Pineda, de Federico García Lorca. Con Carmen de la Maza, Manuel Torremocha, Mercedes Barranco, Carlos Hipólito y Joan Llaneras. Espacio escénico: José Caballero. Dirección: José Díaz.

Monumental: Antología de la zarzuela. Con Pedro Lavirgen, Ricardo Jiménez, Mari Carmen Ramírez, Evelia Marcote, Josefina Arregue, Paloma Pérez-Iñigo, Antonio Ramallo, Carlos Bosch, Francisco Mudarra, Fernando Díaz Rey, Luisa de Córdoba, el ballet español Antología de María del Sol y Mario Lavega. Coreografía: Alberto Lorca. Dirección musical: Moreno Buendía. Dirección de coro: José de Felipe. Dirección: José Tamayo.

Muñoz Seca: Juegos de cama.

Palacio del Progreso: My fair lady, de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe. Versión de Juan José Alonso Millán. Con Alberto Closas, Ángela Carrasco, Amelia de la Torre, Manuel Alexandre, Sergio Facheli, Mercedes Borque y Alfonso del Real. Dirección musical: Teddy Bautista. Escenografía y vestuario: Antonio Cortés. Coreografía: Mario Watusi. Director adjunto: Tino Falcón. Dirección: Juan José Alonso Millán.

Príncipe: El sonido de la música (Sonrisas y lágrimas), de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II. Versión de Juan José Alonso Millán. Con Pilar Barbero, Pastor Serrador, Pilar Alberca, Rafael Guerrero, María Luisa Bernal, Manuel Aguilar, Nino Bastida y Marisol Ayuso con los niños de Annie. Adaptación musical de Federico Moreno Torroba hijo. Espacio escénico: Antonio Cortés.

Reina Victoria: La señorita de Tacna, de Mario Vargas Llosa. Compañía de Aurora Bautista. Con Daniel Dicenta y Julieta Serrano. Dirección: Emilio Alfaro.

Sala Gayo Vallecano: Picardías de Scapin, de Molière. Teatro de Cámara.

Sala Olimpia: La divina comedia, una fiesta para Dante Alighieri, de Jesús Morillo. Teatro Carrusel de Cádiz.

 

TEATROS NACIONALES

Programa de mano de El álbum familiar, de José Luis Alonso de Santos. Teatro María Guerrero de Madrid, 1982.

Programa de mano de El álbum familiar, de José Luis Alonso de Santos. Teatro María Guerrero de Madrid, 1982. 6

María Guerrero (Sesión de tarde): El álbum familiar, de José Luis Alonso de Santos. Con Manuel Galiana, Fernando Delgado, Lola Cardona, Margarita García Ortega, José Vivó y Eduardo Calvo. Escenografía: José Luis Verdes. Dirección: José Luis Alonso de Santos.

María Guerrero (Sesión de noche): ¡Vade retro!, de Fermín Cabal. Con José Luis López Vázquez y Ovidi Montllor. Escenografía: Vicente Vela. Dirección: Ángel Ruggiero.

Teatro Nacional de la Zarzuela. Ballet Nacional Clásico: Sinfonía sevillana. Música de Joaquín Turina. Paso a dos en blanco. Música de Camille Saint Saëns. El Madrid de Chueca. Música de Federico Chueca, Ricardo Chapí y José Padilla. Coreografía: Víctor Ullate.

 

CAFÉS TEATRO

Biombo chino: Historias para reír, de Enrique Bariego. Con Arévalo (Francisco Rodríguez Iglesias).

 

Lo primero que destaca en esta cartelera, en comparación con la de 1975,  es que la oferta teatral de la capital se ha reducido sensiblemente: los treinta y ocho locales que ofrecían espectáculos más o menos teatrales, en siete años se han reducido a veintisiete. De todas formas, más que en los locales tradicionales, donde se ha producido una severa mengua ha sido en el apartado de los cafés-teatro, que, si en 1975 eran diez, en 1982 se han quedado en un solo local, el Biombo chino, que ofrecía un espectáculo del cómico Arévalo. Ni rastro de las aventuras sexuales de Marilyn y Rodolfo Valentino o los viajes a Calcuta. Un par de espectáculos eróticos, Juegos de cama y Super erótico 82, es todo lo que queda de aquel florecimiento de teatro “para mayores” de los años 70. ¿Es que a los españoles se les había pasado la calentura sexual a la que daba salida el discreto erotismo de los años anteriores? Probablemente no: lo que ocurrió es que el alivio de los picores se había trasladado a los cines, que, una vez eliminada la censura, se habían lanzado al desbordado erotismo de la época del “destape”. En el mismo periódico ABC, a pesar de su sólida moral católica, no tenían empacho en anunciar que el cine ABC Park programaba cuatro películas “super S”: Mandinga, ¿Podrías con cinco chicas a la vez?, Desenfrenos carnales y Mónica, una cachonda insaciable.

Mucho más importante es el hecho de que el predominio absoluto del teatro comercial ha comenzado a tambalearse: frente a una única sala de teatro público existente en 1975, en 1982 encontramos seis: el Teatro María Guerrero, convertido en sede del Centro Dramático Nacional desde su creación en 1978, el Bellas Artes, que, a pesar de ser propiedad de la familia Tamayo, funcionaba como segunda sala del CDN, la Sala Olimpia, que en poco tiempo sería sede del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y que en 1982 acogía la Muestra de Teatro de Compañías Estables e Independientes organizada por el mismo CDN. A estos tres se unía el Teatro de la Zarzuela, que en esa fecha era sede de la Compañía Nacional de Danza. Por su parte, los teatros municipales contaban ya con dos sedes: el Teatro Español, recuperado después del incendio de 1975, y el recién estrenado Centro Cultural de la Villa de Madrid.

Este cambio supuso una clara transformación de la oferta teatral en Madrid. No es que hubieran desaparecido las comedias de éxito internacional, que aún conservan en 1982 un prestigio en la escena madrileña: La señora presidenta, Educando a Rita o Lentejas con brillantes. Los dramas psicológicos norteamericanos siguen teniendo su representación en Agnus Dei, melodrama psico-religioso de mucho éxito en todo el mundo. Sin embargo, han reducido su presencia frente a la nueva forma de negocio: los musicales anglosajones, que están representados por dos de los más ñoños que ha dado el género: My fair lady (versión acaramelada del Pygmalion, de George Bernard Shaw) y Sonrisas y lágrimas. Lo más curioso de este avance del musical es que su principal promotor es el comediógrafo Juan José Alonso Millán, que en 1975 estaba dedicado al género verde en el café-teatro.

Frente a esta programación comercial, el teatro público ofrece una variedad y un rigor notables: por un lado, se programan clásicos como el Lorenzaccio, de Alfred de Musset, en versión de uno de los autores españoles fundamentales de la nueva generación, Ignacio Amestoy, que ese mismo año ganaba el premio Lope de Vega con su tragedia Ederra. En el María Guerrero estrenan otros dos nombres clave de la renovación teatral de los 80, José Luis Alonso de Santos, con El álbum familiar, y Fermín Cabal, con ¡Vade retro!. El Español, recuperado tras el incendio, programa una de las obras más importante del momento por lo que supone de recuperación de la memoria histórica, Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán Gómez. Por su parte, la Sala Olimpia ya muestra su carácter de teatro abierto a nuevas formas y nuevas dramaturgias con la Muestra de Teatro de Compañías Estables e Independientes, que daba cabida a los restos del movimiento más renovador de los últimos años del franquismo.

Este movimiento, el de los teatros independientes, está también representado por uno de sus promotores en Madrid, Juan Margallo y su teatro estable El Gayo Vallecano, que en 1982 se decantaba también por uno de los clásicos de la comedia mundial, Molière. Pero incluso las salas comerciales apostaban por textos y espectáculos de calidad, fueran clásicos o contemporáneos. Los espectadores madrileños tenían a su alcance obras de Albert Camus, de Jean Anouilh, de Mario Vargas Llosa o de Federico García Lorca, todas ellas montadas por compañías privadas lideradas por grandes figuras de la escena española: José María Rodero, Aurora Bautista, Carmen de la Maza, Carmen Maura…

Tan importante como este cambio en la programación es el hecho de que prácticamente en todos los casos se cita al director de escena, que se ha convertido ya en la figura más importante del espectáculo y que, en bastantes casos, atrae al público tanto como el primer actor o la primera actriz: dirigen José Carlos Plaza, José Osuna, José María Morera, José Tamayo, José Luis Alonso de Santos, Ángel Ruggiero… En ocasiones se cita al escenógrafo (Gerardo Vera) e incluso se habla de “espacio escénico” en el caso de José Caballero.

Todo, en fin, muestra que se estaban produciendo cambios fundamentales dentro del teatro español. Los años de la Transición supusieron la lenta pero inexorable desaparición de una forma de hacer y ver teatro que se había desarrollado durante el franquismo y que en 1975 estaba dando sus últimos estertores. En poco tiempo, en lo que autores como César Oliva han llamado “la década prodigiosa” (1983-1992) se establecería un nuevo paradigma que, con sus alternancias y sus momentos depresivos, ha constituido el teatro español tal como hoy lo conocemos.

 

 

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