N.º 45Juego dramático y pensamiento crítico

 

TELÓN

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Jesús Campos

A la postre, todo es memoria, y aunque en todo subyazca un cierto anhelo de perpetuidad, lo cierto es que la huella en el camino se deja aun sin querer. Es inherente a nuestra condición. Lo nuestro es dejar rastro. No dejarlo sería lo incomprensible. Y así, dos mil quinientos años después, el rastro del teatro es caudaloso, como un río de memorias.
Las gradas del Odeón en la ladera de la Acrópolis son memoria. Los versos que Cervantes rasgara en un papel son memoria. Las máscaras, las ropas, las tramoyas son también memoria. Y hasta los modos de decir que se van transmitiendo por los cauces de la oralidad tienen tanto de memoria como memoria son las emociones que sostienen la representación.
Aunque, eso sí, una memoria discontinua, pues el tiempo –como el viento en la piedra– erosiona el recuerdo sólo con transcurrir. El rastro que se deja y el rastro que se borra. También aquí el antagonismo del drama: memoria contra olvido. Y en esa pugna, beligerantes, las bibliotecas –ahora ya videotecas–, y a su manera, la arqueología, trataron siempre de mantener la huella del suceso teatral, aun a sabiendas de que, en esencia, sea un hecho efímero.
Hace solo unos siglos, ya con la Ilustración, las revistas teatrales, con su información y con su reflexión, se sumaron al rastro que el teatro genera –activo de aventuras venideras–; y no solo memoria, también fueron impulso de no pocas transformaciones. Tiempo atrás, El Indicador de los Espectáculos y del Buen Gusto, Madrid Cómico, El Arte del Teatro, Comedias y Comediantes, El Teatro o Pipirijaina–por citar algunas de las más relevantes– fueron piezas fundamentales de nuestra cultura teatral y, ya en la actualidad, continúan en la briega:

A Escena, Acotaciones, Actores, ADE Teatro, Anagnórisis, Anuario Lope de Vega, Artez, Contraluz, Don Galán, El Pasajero, Entreacte, Entre Bambalinas, EntreCajas, Estudis Escènics, Fantoche, Episkenion, Fiestacultura, Hamlet, La Diabla, La Ratonera, La Revista del Teatro Real, La Teatral, Leer Teatro, Noticias Teatrales, Núa, Ñaque, Ophelia, Primer Acto, Pygmalión, Celestinesca, Revista Digital de la Escena, Revista Galega de Teatro, Revista Godot, Revista Teatro en Itálica, Revista Teatros, SIGNA, Stichomythia, Teatralnet, TeatrEsco…

Entre las que me permito destacar Las Puertas del Drama –revista de la Asociación de Autores de Teatro que dirijo desde su fundación en 1999–, por ser la tarimilla desde la que escribo estas líneas.
En tan vasto panorama, una revista ciertamente impar: Estreno; rara avis que en otro continente y en país de habla inglesa, informa, reflexiona y difunde la dramaturgia española con rigor y generosidad. Una labor inestimable que vienen llevando a cabo de forma continuada Martha T. Halsey, Phyllis Zatlin, Anita Johnson, Sandra N. Harper, Candyce Leonard, John P. Gabriele y Lourdes Bueno –su actual directora– desde que en 1975 la fundara Patricia W. O’Connor, alma mater del proyecto y actual colaboradora.
Cuarenta años ya. Memoria acumulada, rastro valioso que permitirá acceder a la obra de tantos y tantos compañeros, yo entre ellos, que tuvimos la oportunidad de dar a conocer nuestra realidad en otra realidad. Y aquí no haría balance, no me gustan, por lo que tienen de cierre de ejercicio. Un pausa sí, para disfrutarlo, para darnos la oportunidad de agradecer y para impulsar nuevos Estreno(s). Revista a la que todos deseamos larga vida.

 

 

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