N.º 9 De aquí y de ahora. Teatro Español contemporáneo

sumario

La melodía de la familia

Carlos Ferrer
Academia de Artes Escénicas de España

Lola BLASCO,
Canícula.
Alicante, Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2016
(Col. Dramaturgos Alicantinos Contemporáneos).
128 pp., ISBN: 978-84-7784-731-1. 6 €.

Lola BLASCO,
La armonía del silencio (IV Laboratorio de Escritura Teatral).

Madrid, SGAE, 2016 (Col. Teatro autor nº 196)
556 pp., ISBN: 978-84-8408-882-2. 16 €.

LOLA BLASCO. CanículaCanícula. Tres hermanos. Una sala de espera. Un cuarto hermano ingresado, el hermano. Los tres hermanos dialogan, aunque con incomunicación, y dosifican sus rencillas pendientes, sus envidias latentes, su incapacidad, su miedo en las manos. Otras dos hermanas, más bien dos gemelas, pero distintas y sin complicidad alguna, un mundo de separación entre ellas, odio en conserva. El hermano, un discurso febril para mostrar las incertidumbres vitales, el caos emocional y la manera de ser de unos personajes insatisfechos con lo que les ha deparado la vida, con lo que les rodea en su anodina cotidianeidad, pero contra lo que no actúan, sumisos ante el poder establecido. Todo trenzado con matices de farsa y con unos diálogos a lo Ionesco, que evidencian las debilidades, las carencias de los protagonistas.

Fábula de tono político dividida en ocho escenas y un epílogo, la incisiva y metafórica Canícula de Lola Blasco Mena es un reflejo de la sociedad actual desde el prisma de la vida privada y se subtitula “Evangelio apócrifo de una familia, un país” y es que el hermano se asemeja a un líder profético salvador (con su agonía, muerte, entierro y resurrección), mientras que los otros hermanos ratifican un discurso xenófobo y sectario. Todo ello en el seno de una familia (proyección de un país), que solo lo es por sus lazos sanguíneos y que repite las severas estructuras del poder. Estamos ante el apocalipsis de un sistema patriarcal que concluye con la esperanza de una nueva luz, la de las mujeres.

En esta arriesgada y extravagante obra, dotada de dosis de un humor un tanto irreverente con el que se distancia de la lógica social, hay un reguero de críticas veladas a determinados comportamientos (sacudir conciencias), como la predisposición a la habladuría barata y a las etiquetas despreciativas, la actitud de las madres que hacen “un evangelio de las andanzas” de sus hijos, así como un rechazo a todo aquello que no encaje en los convencionalismos mundanos. La obra, una revisitación de la tragicomedia con preponderancia del conflicto y ausencia de la estructura aristotélica, es una muestra de que Lola Blasco sabe manejar los resortes dramáticos y que domina la composición de la carpintería teatral. Canícula se estrenó en 2015 en la sala madrileña Cuarta Pared y fue repuesta posteriormente con éxito.

LOLA BLASCO. La armonía del silencioLa armonía del silencio es la historia de un piano contada por tres generaciones de una familia, de un silencio instaurado desde la posguerra, de una represión y de una violencia que siempre ha estado latente, agazapada, esperando triunfar ante la desmemoria. De la maldad a la crueldad, la venta forzada de un piano para subsistir en un ambiente de abusos de autoridad y de precariedad subyace en este puzle de doce escenas, una partitura desordenada que vincula el pasado con nuestro presente, una fábula política sobre la memoria histórica, motor dramático de unos personajes que llevan a cabo un diálogo intergeneracional en pos del consuelo. El hecho de que Dolores haya prometido a su abuela recuperar el citado piano da pie a unas escenas entrecruzadas donde rezuma la brutalidad de una guerra civil marcada a fuego en el recuerdo de los vencidos, un recuerdo que Dolores quiere hacer emerger con el fin de señalar a los “lobos que merodean y que piensan que todo les pertenece”, para lo cual tiene que prestar “atención a los silencios. Los silencios son música. Los silencios hablan”. Unos silencios que Blasco maneja a lo Pinter en una obra que “recurre con profusión a fuentes literarias, litúrgicas y mitológicas, y lo autobiográfico se insinúa a través de personaje de Dolores, investigadora e hilo conductor de la historia”, escribe Pérez-Rasilla en el prólogo, quien define la pieza como una “parábola”, dotada de un “juego de simetrías y escisiones” que propone “una reflexión ética”.

Lola Blasco, devota de Cervantes y de Shakespeare, alicantina del 83 y exiliada en Madrid, traducida al polaco, inglés y francés, emplea a modo de guiño los cuentos tradicionales infantiles como una manera de mostrar el mal y de aprender a combatirlo y a convivirlo, sin omisiones ni silencios. El cine sonoro desplaza al cine mudo al tiempo que el silencio de la represión suena y retumba entre las paredes de los represaliados mientras la república desaparece y se impone el franquismo como telón de fondo. Abuela y nieta, Enriqueta y Dolores, “tú estás en la edad de los alfileres y a mí se me pasó la edad de las agujas”. Una edad que transcurre con ansia de justicia y con necesidad de no olvidar. La pieza concluye entre tanto recuerdo trágico con un deseo esperanzador, a pesar de que “no he podido deshacer el camino, salir… del silencio”.

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