N.º 3 Puesta al día. Obras clásicas y recuperadas

sumario

Manuel MARTÍNEZ AZAÑA. BaratariaSancho Panza,
ejemplo de buen gobierno

M.ª Teresa Santa María Fernández
GEXEL (UAB) / UNIR

Manuel MARTÍNEZ AZAÑA,
Barataria.
Sevilla, Renacimiento, 2013. Col. Biblioteca del Exilio, 47.
Edición de Verónica Azcue Castillón. 140 pp. 16 €.
ISBN: 978-84-8472-766-8.

Estamos acostumbrados a que los textos de los dramaturgos españoles exiliados hayan sido publicados, en el mejor de los casos, pero no representados. El caso de Barataria supone una clara excepción, pues esta obra de Manuel Martínez Azaña permanecía todavía inédita en nuestro país, aunque se había representado en varias ocasiones. Dos veces en España: 1960 en Alcalá de Henares, 1961 en Madrid; y una tercera vez en Francia, concretamente en 1967 y en Burdeos, por el grupo TIEIT (Théâtre de l’Institutd’ÉtudesIbériques et Ibéro-Americanes de Talence-Bordeaux), que fundó en la universidad de esa localidad el propio escritor. Dicha peculiaridad tampoco resulta extraña si tenemos en cuenta el proceso a la inversa que experimentó este autor de la llamada “segunda generación”, ya que, aunque partió al exilio de niño junto con su tío abuelo, regresó en 1940 a España y volvió a Francia en 1961, donde permanecería hasta 1978. El resto de la historia ya es similar a la de otros escritores exiliados: desconocimiento dentro de nuestras fronteras y traducción y publicación de sus obras en el extranjero. Así La forja de los sueños y la propia Barataria cuentan con ediciones en Estados Unidos desde 1963 la primera, y la segunda –en traducción al inglés– desde 1962, mientras que otras obras suyas permanecen todavía inéditas.

Todos estos datos están ampliamente comentados y referenciados por la editora, Verónica Azcue. También resultan útiles las informaciones sobre esta obra que, al igual que las de exiliados como León Felipe o Alejandro Casona, escenifica el episodio del Quijote sobre el gobierno de Sancho Panza en la ínsula de Barataria. También aporta la editora curiosos e interesantes detalles sobre la originalidad y reproducción fiel del episodio cervantino, así como la innovación y recursos dramáticos que permiten escenificar mejor la historia de este escudero convertido, por deseo de los Duques o por circunstancia carnavalesca, en gobernador por unos días.

La pieza se estructura, así, en dos partes, bien elaboradas y solucionadas a la perfección desde un punto de vista dramático. En la primera parte se desarrollan los juicios, la comida controlada por Pedro Recio, la llegada del correo del Duque informando a Sancho de un posible ataque a la isla, un tercer asunto de gobierno planteado por el Negociante y la lectura entrelazada de la misiva de Don Quijote a Sancho y de la epístola que dirige Teresa Panza a la Duquesa. Precisamente, con la respuesta de Sancho a Don Quijote se inicia la segunda parte, donde se nos escenifican también los acontecimientos de la ficticia invasión a la ínsula y la despedida de Sancho a sus aspiraciones y experiencia como gobernador.

Martínez Azaña, pese a seguir fielmente los diez capítulos del Quijote que narran este suceso, suprime algunas escenas y recurre a efectos de luces o lectura de epístolas para poder situar de manera simultánea sobre el escenario capítulos o escenas que se desarrollaban en lugares diferentes en la obra cervantina. Esos recursos teatrales no son los únicos empleados en la pieza, pues recurre desde el principio a la figura de Trujamán como narrador omnisciente y vinculado con la actividad teatral para presentar e ilustrar algunas partes de la obra; da voz y personaliza intervenciones anónimas en la obra; ofrece una mayor tensión dramática, con el recurso de las tres campanadas, al episodio de la invasión ficticia de la isla; y ofrece un final diferente y más favorable para nuestro buen amigo Sancho.

Ese desenlace de Barataria supone, en nuestra opinión, uno de los grandes logros de la obra. Martínez Azaña incide con él en la idea de que no importa el origen, sino la valía e ingenios personales a la hora de hacerse cargo del gobierno de tres maneras diferentes y que se apartan del modelo original. En primer lugar, la propia compasión y consideración de algunos participantes en la burla al escudero. En segundo lugar, por el cambio producido en los tres Pajes, quienes se rebelan contra la frase pronunciada por el Mayordomo –“Nunca supo la gente ruin tantear el punto medio de las cosas” (p. 119)–, con una pregunta que supondrá el inicio de su cambio de actitud frente a Sancho y una toma de conciencia personal: “¿Por ventura el comienzo de la broma salió de nuestro caletre?” (p. 120). Por último, incluye un final totalmente unamuniano, al incluir la figura del Personaje, quien dialogará con el Trujamán, con el Director y que aportará un toque metateatral que permite cerrar con maestría una obra donde las burlas se vuelven veras y donde la realidad no siempre es lo que parece. Un desenlace plenamente cervantino y apropiado al marco en que se estrenó la obra, el Patio del Archivo del antiguo Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares.

No podemos, por tanto, más que alegrarnos de la presente edición de la obra de Manuel Martínez Azaña y del estudio aclaratorio de esta pieza que, como otras, podría encontrarse inédita o haber sido publicada en una revista extranjera y de difícil acceso. El estudio introductorio de la profesora Azcue es completo y atinado, así como las notas a pie de página con que acompaña la edición de la obra para su mayor comprensión. Se incluye, además, esta cuidada y bien presentada edición dentro de la colección Biblioteca del exilio de la editorial Renacimiento quien, dentro de los cuarenta y siete títulos ya publicados, ha dedicado otros siete a piezas dramáticas de autores exiliados como pueden ser: Luisa Carnés, José Ricardo Morales, Luis Cernuda, Mª Teresa León, Max Aub y María Martínez Sierra. Además, este trabajo forma parte del proyecto de investigación sobre Escena y literatura dramática en el exilio republicano de 1939: final, dirigido por Manuel Aznar Soler.

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