N.º 2 En la Red. Teatro en Internet
Pasen y lean: balcón digital andaluz para el teatro
Pedro Catalán
(Autor teatral e investigador)
Colección Teatro en Internet del CDAEA.
El Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía, dependiente de la Empresa Pública de Gestión de Programas Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, dentro de sus funciones, y entre los objetivos que se ha marcado desde su creación, incluye la difusión de textos teatrales de autores andaluces utilizando para ello las nuevas tecnologías.
Por esa razón ha creado la página TEATRO EN INTERNET, donde se reúne una colección de obras teatrales incorporando este medio, la ventana digital, a la difusión del texto dramático sin descuidar la calidad de su edición y a disposición de todos los amantes de las tablas que quieran convertir en realidad la consigna “El teatro también se lee”. Se suma así esta iniciativa a otras ya más veteranas, como la que ofrece la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Pretenden dar a conocer, fundamentalmente, los textos depositados en su Banco de Inéditos, y hasta el momento son ocho los autores que se han sumado al proyecto con trece obras, algunas de ellas de teatro breve, y otras que ya han subido al escenario y han sido estrenadas, ofreciéndonos en su caso material gráfico de sus montajes. Las obras se presentan en PDF y se pueden descargar, leer e imprimir fácilmente en la sección de Publicaciones de la web de la citada Consejería. Entre los autores publicados se encuentran Isabel Martínez Salinas, Mercedes León, Javier García Teba, Luis Alfaro López, Javier Berger Díaz, Pascual Antonio Beño Galiana, Antonio Blanco y Jesús Domínguez.
Cada obra va precedida de un prólogo, que nos pone en antecedentes de su argumento y un análisis de las intenciones de los autores y, a continuación, un breve perfil biográfico de los mismos que incluye su formación teatral y académica, las obras estrenadas, publicadas, premios recibidos, y fotografías del montaje.
De carácter muy diverso son las obras que se presentan, alternando, como en el teatro, como en la vida, la comedia y el drama, la recreación histórica o literaria, el absurdo y la realidad, aunque ésta también tenga mucho de lo primero.
De la primera autora, Isabel Martínez Salinas, nos presentan dos obras: El hoyo 18 y Un soplo de viento. Dos piezas cortas, cómicas, divertidas, con lenguaje de la calle, y problemas de la calle. En El hoyo 18, un matrimonio sufre las consecuencias de la crisis y acaba viviendo entre cuatro cartones. Pero con el capitalismo salvaje tampoco está uno libre de ser desahuciado de vivir debajo de un puente, sobre todo cuando una constructora es la dueña de los terrenos y ha planificado construir, entre otras cosas, un “imprescindible” campo de golf, y precisamente el hoyo final coincide con la chabola de los protagonistas. Pero hasta la economía de subsistencia trae serios problemas a los parados: un semáforo, último reducto de venta de kleenex, es motivo de disputa y José, que reivindica su plaza, recibe una paliza de otra víctima que lucha por sacar adelante a su familia. Los medios de comunicación, más pendientes del sensacionalismo, tampoco resuelven su situación, que se agrava cuando, además, tienen que compartir su ya reducido espacio con la familia de Jacinto, el tipo con el que ya se enfrentó y salió malparado. Sólo la fuerza de su unión puede darles algo de esperanza para el futuro. Un rictus de amargura tras la irónica sonrisa que despiertan estos personajes, su situación, sus problemas y sus diálogos, tan cercanos, tan reconocibles, tan próximos a esta realidad que a todos nos atañe.
En la segunda pieza, Conchita, una madre de familia, se ve asaltada en su propio hogar por un inexperto atracador que huye de la miseria, y en el que ella ve, fugazmente, la esperanza de que entre un poco de aire nuevo que limpie el enrarecido ambiente que respira día a día, rodeada de gente, pero al mismo tiempo tan sola y olvidada. Un marido más preocupado por las manis reivindicativas que por ella, unos hijos que sólo exprimen el zumo del hogar, y un padre anciano que la confunde con su hermana conforman su núcleo vital. Resulta inevitable recordar a Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas) o a Darío Fo en esta mujer que aspira a ver realizados sus sueños, pero que sólo en ella radica la decisión de dar el paso para escapar del círculo vicioso de la monotonía.
Mercedes León es la autora de El perfil izquierdo de Ricardo, un falso monólogo, porque son tres voces las que el propio Ricardo debe adoptar para escuchar y al mismo tiempo responder, el joven que se debate entre sus dos voces –el bien, el mal-, su conciencia, para vivir la vida, para ser libre, para pensar, para huir; enfrentado a los dilemas de la vida cotidiana, a la desesperación. Lenguaje directo y vivo para un texto que exige un gran trabajo para el actor. La obra fue montada en el 2000 en el teatro Cervantes de Málaga, interpretada por Rafael Castillo, bajo dirección de la autora, contando con la escenografía de Ángel Calvente – El Espejo Negro, garantía siempre de un buen trabajo.
Cipriano Rivas Cherif, Cipri, renace gracias a la obra Al viento de la utopía, de Javier García Teba. A través de veintitrés breves pero intensos cuadros, que resumen, con viajes al pasado y al presente, la trayectoria del hombre de teatro, con todas las vicisitudes que le acarreó la represión en la posguerra. Con gran relevancia en su época, Rivas Cherif fue uno de los primeros directores de escena –no hay que olvidar la labor de Gregorio Martínez Sierra en el Eslava-, y, por tanto, pionero en reivindicar la importancia de esta figura en los años 20 y 30 en España, siguiendo las corrientes de las vanguardias europeas.
En los últimos meses de su vida, en México, Rivas Cherif recibe en el camerino la inesperada visita de un joven estudiante de periodismo –impertinente a veces, ingenuo e ideológicamente opuesto-, que pretende entrevistarle. Rivas se presta al juego y recuerda algunos de los momentos de su carrera: desde el éxito y el reconocimiento, hasta su experiencia en el penal de Santoña, donde fue internado y donde creó el Teatro-Escuela del Dueso, referente del teatro carcelario en España, hasta que un nuevo director canceló estas actividades (referencia obligada el libro de Juan Aguilera y Manuel Aznar, fundamental para acercarse a su biografía).
Figura entrañable la del maestro que va descubriendo el aprendiz de periodista en sus encuentros, y que le sirve también para conocer la realidad de su país, otro punto de vista de lo que ocurrió, e introducirse en los entresijos del teatro. Rivas evoca los tiempos de su primera entrevista con la Compañía Guerrero-Mendoza, el montaje de Divinas palabras, de Valle-Inclán en el 33, y la participación de Margarita Xirgu, Enrique Borrás y Castelao, la guerra y la posguerra, su amistad y parentesco con Azaña, que le costó la detención en Francia, la condena a muerte, la conmutación de la pena por la de prisión, y, por último, como tantos otros, el exilio en México.
Finalmente, el estudiante se convertirá en actor y compartirá espectáculo con el propio Rivas, del que habrá aprendido una buena lección de humanidad y de teatro.
Luis Alfaro López publica El caballo de Troya, obra a la que el propio autor califica de “tríptico tragicómico”, adaptación de textos de Eurípides y Virgilio y de Steiner. El primer acto recoge el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón, ante la diosa Artemis para propiciar la victoria de los griegos. Tras el fracaso de años del asedio a los troyanos, el segundo acto refiere la célebre estrategia del caballo gigante de madera que, tras muchas dudas, finalmente, es introducido en la ciudad. El acto tercero se centra en el inesperado reencuentro entre Helena y Menelao, quien, tras ocultarse en el vientre del caballo, pretende dar satisfacción a su venganza por la infidelidad de su esposa.
Javier Berger Díaz es el autor de Elena y el fenómeno Bórbely. A través de Elena, una niña de 12 años, el autor nos lleva a un viaje casi iniciático de la protagonista. Para ello toma elementos de la cantera del surrealismo, del absurdo, del disparate, lenguaje elevado para una niña, (niña perdida, abandonada, lanzada a un viaje en la que tropieza con esos personajes tan irreales como creíbles y reconocibles) que evoca a Alicia, humor siempre a flor de palabra, crítica ácida del sinsentido de nuestra existencia, de nuestra sociedad, de aquello tan absurdo y antinatural en lo que nos hemos convertido los humanos, y las relaciones entre nosotros. Obra ya representada y dirigida por el autor de cuyo montaje ofrece algunas fotos al final del texto, habiendo alcanzado así el objetivo final para el que nace toda obra: subir a las tablas, vestirse de largo y salir a la calle, a la vista de los espectadores, y ahora también, a través de esta página, de los potenciales lectores.
De Pascual Antonio Beño Galiana, fallecido en 2008, el más veterano de los autores presentes en la página, se publica su obra Puesto ya el pie en el estribo, con un estudio introductorio de Javier García Teba, que destaca la trayectoria profesional de Beño y su intensa actividad teatral y las cualidades de la obra presentada.
En esta “biografía dramática”, Beño, una vez más, retoma la vida del autor del Quijote, objeto de otras obras suyas, esta vez mientras redacta su último prólogo y los fantasmas del pasado surgen de nuevo para echarle en cara sus fracasos y hacer balance de su existencia. Sus enemigos, personificados en el Académico, le reprochan sus contradicciones, mientras Cervantes, acompañado solo de Catalina, aguarda la muerte.
De Antonio Blanco se publican cuatro obras breves: Teodosio, Un proyecto de teatro, La indulgente Morgana y El domador de circo. En la primera de ellas, como se afirma en el prólogo de José A. Reynaud, se produce en un espacio simbólico un enfrentamiento dialéctico entre los dos personajes, Hombre y Rayo: “Ambos se ven arrastrados por el poder de las palabras, que los sumergen en una discusión ontológica sobre el destino, la futilidad de la vida y la fe como la esperanza más allá de la muerte”. La búsqueda absurda de un tubo de neón en un local ya cerrado en la calle Teodosio, desencadena esta lucha, que llega a la violencia física, y en la que entra en juego el emperador que convirtió el cristianismo en la religión del imperio.
En la segunda, Un proyecto de teatro, el autor juega al recurso del teatro dentro del teatro para ofrecernos una minipieza donde se combinan las contradicciones del ensayo de una obra y el argumento de la misma, dejando al lector-espectador de ambas que saque sus propias conclusiones.
La indulgente Morgana es una pieza en dos actos, en el primero de los cuales la acción se desarrolla en un programa radiofónico en el que el entrevistador se convierte en entrevistado por el propio radioyente que anticipa la presencia de un popular personaje en el estudio. En el segundo acto, se desvela la doble condición de este personaje, Morgana, como artista y como pareja de Losada, el entrevistador, desvelando, a través del diálogo, la dificultad de sus relaciones.
La última, El domador de circo, se trata de una comedia erótica en dos actos y un prefacio. El Domador, en ese preámbulo, nos describe, a golpe de látigo, la biografía de Eliseo Pignatelli, “un don Juan que aúna no solamente al amante, sino al hombre de letras, lleno de misterios y habilidades”, en palabras de Reynaud. En los dos actos que siguen, se pone de manifiesto la erótica relación de Pignatelli con Julia, su mujer, a la que “desarma” con sus artes amatorias antes del encuentro con el amante, de manera que el marido se ve liberado de las sospechas y los celos.
Jesús Domínguez publica Últimos combates en Lepanto, tragedia romántica en tres actos y en verso, que se centra en la figura de Juan de Austria, con un extenso y profundo estudio introductorio de Rafael Bonilla y, como en los demás autores, la exposición de su amplio perfil biográfico volcado en la escena en sus más variadas facetas como autor, profesor y director.
“TEATRO EN INTERNET” se convierte así, por méritos propios, en una página que contribuye a aumentar, con generosidad, la lista de obras de teatro que, a falta de otro tipo de difusión, encuentran aquí, en el medio digital, la manera de ser rescatadas del olvido y el vehículo para darse a conocer, y de cumplir el anhelado deseo con el que siempre nace toda obra teatral: ser representada en un escenario.