N.º 10 Mejor pensarlo dos veces. Ensayo

sumario

Viejas parejas. Escrúpulos (Vieux couples. Scrupules)Sin escrúpulos y a despellejar  a la pareja

Pedro Catalán
Autor e investigador teatral

Octave MIRBEAU,
Viejas parejas. Escrúpulos (Vieux couples. Scrupules)[1].
Madrid. Asociación de Directores de Escena. 2017. Serie Literatura Dramática, nº 101.
Edición de Lydia Vázquez. 90 pp. 9 €. ISBN: 978-84-92639-38-0

Diario de una doncella (1964). Título original: Le journal d'une femme de chambre (original title). Director: Luis Buñuel. Autores: (basado en novela de) Octave Mirbeau, Luis Buñuel (adaptación).

Diario de una doncella (1964). Título original: Le journal d’une femme de chambre (original title). Director: Luis Buñuel. Autores: (basado en novela de) Octave Mirbeau, Luis Buñuel (adaptación). 1

Este interesante volumen reúne dos obras breves, hasta ahora inéditas en español, de Octave Mirbeau (1848-1917), autor del que este año se celebra el centenario de su muerte, y al que se debe, entre otras obras, Le journald’une femme de chambre, llevada al cine por Buñuel en 1964 con el título Diario de una camarera, su primera película en Francia. Esta novela ha contado con otras dos versiones más, la de Jean Renoir, de 1945, rodada durante la etapa hollywoodense del director francés, y otra más reciente, de 2015, dirigida por Benoît Jacquot.

Estas dos obras, Vieux ménage y Scrupules, aparecieron publicadas en 1904 agrupadas bajo el título Farces et moralités, y que incluía además L’épidémie, Le portefeuille, Les amants, e Interview, editadas por Eugène Fasquelle, y representadas entre 1894 y 1904.

En Viejas parejas, comedia en un acto y dos escenas, estrenada el 29 de octubre de 1909[2] en París, en el teatro del Grand-Guignol, Mirbeau retrata la deteriorada relación de un viejo matrimonio en el que la mujer (60 años), enferma, casi impedida, con mal carácter por los achaques, entabla con su marido, André (65 años), una sucesión de mutuos reproches. El marido, antiguo magistrado y católico, no tolera las acusaciones de su mujer y los rumores sobre su infidelidad, que atentan su imagen de hombre respetado, mientras ella, consciente de su abandono y soledad, sólo pide un poco de compasión, ya que no de ternura: “André… no seas cruel… Estoy tan mala… y tan sola, siempre… (…) …deberías sentir algo más de compasión por mí…”

Las palabras de André son como cuchilladas que llegan al corazón de su mujer, que reconoce la horrible y penosa ruina en que se ha convertido, o en la que se han convertido ambos, y de cuya supuesta felicidad pasada ya no queda nada. Todos huyen – los hijos, las amistades- de la casa donde se ha instalado la desgracia y la mujer se siente completamente sola.

En la farsa Escrúpulos, obra en un acto y seis escenas, también representada en el Grand-Guignol el 2 de junio de 1902, con tres personajes, un elegante y distinguido ladrón de guante blanco y sombrero de copa, acompañado por su impecable mayordomo, accede por la ventana de una selecta casa con el fin de “ejercer” su pulcro “trabajo” desvalijando, con gusto exquisito, las propiedades más apetecibles del dueño de la mansión. El inesperado ruido al caer por accidente un valioso jarrón, provoca la imprevista aparición del propietario, antiguo corredor de bolsa, que, perplejo por el encuentro, interroga educadamente al ladrón por su presencia. Las cualidades oratorias, el ingenio y la distinguida educación del ladrón surten efecto en la sorprendida víctima del robo, que reconoce que no se encuentra ante un vulgar ratero, sino ante un caballero. Un caballero cuyos escrúpulos le impiden abrazar cualquiera de las honorables profesiones públicas, tras cuya apariencia sus respetados y honorables representantes no hacen otra cosa que la que él mismo ejerce de manera más sincera y directa: robar. Seducido por sus sólidos e indiscutibles argumentos, la víctima despide al comisario de policía al que había hecho llamar para ahorrar a tan honorable sujeto tan enojoso proceso.

Este volumen viene a enriquecer el conocimiento del teatro de Mirbeau en español, junto a la obra Los negocios son los negocios (Les affaires sont les affaires), publicada hace unos años en esta misma colección. Lydia Vázquez es la editora y traductora de los textos a partir de la edición francesa de 1904, publicada en el Tome IV del Théâtre complet, de Mirbeau, a cargo del especialista y biógrafo Pierre Michel en 2003, que ha permitido recuperar estas dos obras. En su introducción, Octave Mirbeau, subversivo, Lydia Vázquez nos traza un breve pero acertado perfil de Mirbeau y su teatro, y su incisiva pluma que, como un preciso escalpelo, disecciona los caracteres de los personajes para verbalizar y aflorar los verdaderos sentimientos ocultos tras una apariencia hipócrita y superficial. Sobre todo en Viejas parejas, los personajes, sin concesiones, exponen las miserias de su existencia, con un tono ácido y lacerante que conmueven al lector por su descarnada realidad.

El tono de Escrúpulos es más suave, más elegante, presentando al lector y con sentido del humor, una situación surrealista, absurda, un mecanismo, en suma, para exponer, en clave satírica, la crítica de las apariencias sociales, la máscara de los distinguidos representantes de la alta sociedad. Una clase social que carece de escrúpulos para su enriquecimiento personal aprovechando la posición que ocupa, pero que mantiene las apariencias, mientras que el ladrón, protagonista de esta obra, ha tomado el atajo de la realidad y se dedica simple y llanamente a robar. Sus argumentos, expuestos de manera tan lúcida y convincente, dejan desarmada a la víctima del robo, que acaba por reconocer que, posiblemente, su atracador tenga, en última instancia, toda la razón. Su actitud vital se resume en su respuesta a la víctima cuando le pregunta si es feliz: “Todo lo que se puede en una sociedad mal hecha, donde todo nos hiere, y que vive solo de la mentira. Lo que sí es seguro es que mi conciencia liberada ya no me reprocha nada… porque de todos los seres que he conocido, soy el único que con valentía ha armonizado sus actos y sus ideas, ().

Los textos, a pesar de los más de cien años transcurridos entre su publicación y estreno en París y nuestra época no dejan de tener actualidad y su denuncia del orden social burgués  mantiene su absoluta validez.

Una vez más, descubrimos, como es el caso, pequeñas joyas en el teatro breve, formato que reivindicamos y en el que de manera no infrecuente encontramos, hasta en los grandes autores, magníficos ejemplos de buen teatro que sintetizan personajes, texto y argumentos, pero no por ello reducen calidad y crítica social.

Hay que mencionar, por último, la labor de la Société Octave Mirbeau, fundada por Pierre Michel y destinada a conservar, investigar y difundir la obra del admirado autor francés.

 

 

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Notas    (↵ Volver al texto returns to text)

  1. En la edición de 1904 aparece el título como “Vieux ménage”.↵ Volver al texto
  2. En la citada edición figura el año 1900.↵ Volver al texto
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  1. Fuente: https://www.imdb.com↵ Ver foto

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