N.º 1 De aquí y de ahora. Teatro Español contemporáneo

sumario

El terrorismo en las tablas: tres obras de Jerónimo López MozoTerrorismo y teatro

Manuela Fox
(Università Ca’ Foscari Venezia)

John P. GABRIELE (ed.),
El terrorismo en las tablas: tres obras de Jerónimo López Mozo
Madrid, Fundamentos, 2011. (Col. Espiral Teatro, 377). 224 pp. 11,54 €.
ISBN: 978-84-245-1240-8.

El profesor estadounidense John P. Gabriele añade una pieza más a su amplio mosaico de investigaciones sobre López Mozo y lo hace con una cuidada edición de tres piezas teatrales del dramaturgo, cuyo tema común es el terrorismo, presentados en distintas facetas. En el prefacio, Gabriele subraya el constante compromiso de López Mozo con la crítica a la realidad contemporánea, realizado a través de dramas experimentales en su forma y atrevidos en su propósito. En el denso y acertado estudio preliminar, titulado «Actuación, mediación y espectacularidad: teatralidad y terrorismo en tres obras de Jerónimo López Mozo», tras una breve descripción de las tentativas que se han dado para definir qué es el terrorismo y de su relación con el teatro, Gabriele se centra en el análisis de las obras, que son Hijos de Hybris (2001), Extraños en el tren/Todos muertos (2005) y Bajo los rascacielos (Manhattan Cota -20) (2006). Las tres se refieren a diferentes aspectos del terrorismo —una situación que podría referirse a ETA, a los atentados de Madrid de 2004 y al 11-S— y presentan distintas formas teatrales —trilogía de monólogos, pieza coral breve y obra larga—.

Gracias a la forma monológica, Hijos de Hybris muestra el personaje de un terrorista en sus aspectos más íntimos, a la vez que presenta en las tres distintas partes de la pieza, un clímax de emociones. Al comienzo, el joven acaba de estrenarse como asesino y comparte con el público sus sensaciones y su satisfacción. En la segunda parte, el protagonista ya es un hombre, que acaba de enterarse de que uno de sus atentados ha fracasado y que la víctima, herida, ha sido ingresada en el hospital. Su decepción es aún mayor cuando, poco después, descubre que su objetivo efectivamente ha muerto, pero sus órganos has sido trasplantados. Se muestra ahora de la manera más explícita la personalidad obsesiva del terrorista, ya que este se convence de que su víctima le ha tomado el pelo y se ha «fragmentado» para camuflarse en otros cuerpos a los que quiere buscar y asesinar. En la tercera y última parte, tras salir de la cárcel, el terrorista va en búsqueda del hijo de su víctima para pedirle que le mate, a la búsqueda de una imposible compensación del daño, pero al negarse éste, el hombre acaba suicidándose.

Extraños en el tren/Todos muertos surgió a raíz del primer aniversario del 11-M, cuando el director Adolfo Simón pidió a once autores que escribieran una obra breve para recordar el atentado. Los dos títulos remiten a los de las novelas que están leyendo dos personajes que viajan en un tren de cercanías con destino a Madrid. Se trata de una pieza desestructurada, que gira alrededor de la vaguedad, solo aparente, entre sendos parlamentos que parecen colocados al azar (ni siquiera distribuidos entre los actores), extensas narraciones, escritas en un carácter tipográfico diferente, y sucintas acotaciones escénicas. La idea que surge es la de las víctimas como colectividad y del caos que caracterizó la nueva realidad provocada por los atentados. La acción se desarrolla en un momento posterior al 11-M, cuando los viajeros tratan de recuperar una improbable y tranquilizadora rutina, que tiene matices de neurosis. La fobia colectiva llegará al extremo de linchar a un inocente, en apariencia árabe, cuya culpa era haberse dejado en el tren una gran bolsa, que se descubrirá, finalmente, llena de objetos personales o para vender.

También la tercera pieza, Bajo los rascacielos (Manhattan cota -20), tiene lugar después del atentado y muestra las cicatrices emotivas dejadas por el más sangriento episodio terrorista ocurrido en occidente, el 11-S. El protagonista de la pieza es el miedo, que convence a los cinco personajes de buscar protección de un posible futuro atentado en un bunker subterráneo, de acuerdo con una compañía de seguros. Por una avería del ascensor, sin embargo, se quedan encerrados con su acompañante durante siete días, en los cuales cada uno de ellos revive el atentado del 11-S. El relato de lo que ocurrió y de sus sensaciones y emociones servirá, por un lado, para superar en parte el trauma, a la manera de una terapia psicoanalítica y, por otro, para buscar una imposible justificación a lo que ha ocurrido.

El terrorismo en las tablas es un volumen de seguro interés para quienes se ocupan de teatro, gracias a la indudable y consueta calidad de los textos de López Mozo y a la exhaustividad del ensayo preliminar de Gabriele, que se convierte en una referencia imprescindible para los estudios que abarcan la relación entre teatro y terrorismo.

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