extra-n-1  Mujeres que cuentan [ESPECIAL AUTORAS]

 

AUTORAS

Un teatro para intro-tenerse
o carta desde la periferia

Gracia Morales

Cartel de La grieta entre animales salvajes (Remiendo Teatro).

Cartel de La grieta entre animales salvajes (Remiendo Teatro).

Entretenerse: 1. Distraer a alguien impidiéndole hacer algo. 2. Hacer menos molesto y más llevadero algo. 3. Divertir, recrear el ánimo de alguien.

Entretenerse: qué verbo más poco adecuado para el teatro que realmente me satisface como espectadora y el que intento proponer como dramaturga y como integrante de la compañía Remiendo Teatro.

1. Apostar en cambio por un teatro para intro-tenerse: que nos aporte, así, una mirada más profunda, más compleja, de lo que somos como individuos y como sociedad; un teatro con capacidad para in-quietar, un teatro que nos remueva, que no nos deje estáticos y pasivos. Y, para ello, usar múltiples recursos: jugar con el espacio y el tiempo; diluir las fronteras entre lo llamado real e irreal; dejar huecos, fisuras, haciendo un uso arriesgado de lo latente, de lo implícito; aproximarse a temáticas complejas, aún a sabiendas de que siempre se las aborda de forma tentativa, como asediándolas pacientemente…

2. Ahora bien, comprometerse con este tipo de teatro implica situarse en la periferia. En la periferia de lo más fácilmente vendible, claro. De lo más cómodo, lo más rápidamente asimilable para espectadores que buscan en el teatro tener la experiencia en vivo de lo mismo que reciben viendo la televisión. Implica devanarse la paciencia para conseguir cada función, porque a los distribuidores, programadores y gestores culturales cada vez se permiten menos (o se les permite menos) “arriesgarse”.

3. Pero, ¿no es la propia práctica teatral, de algún modo, periférica, pues se halla a la contra de la escala de valores del hoy día? Los eslóganes que nos asaltan constantemente se basan sobre todo en dos conceptos: “fácil de transportar” y “elige tú el dónde, el cómo y el cuándo.” El teatro no se lleva, el teatro exige llegar hasta él, permanecer quieto, callado, atento, sin dominar el proceso de recepción. No cabe en un bolsillo, no es portátil, ni móvil, ni virtual… Es una práctica a contracorriente y, por eso mismo, también una de las manifestaciones artísticas más radicalmente colectivas, inmediatas, presentes y profundamente humanas.

4. En mi caso, además, existe otro tipo de periferia circunstancial, pero bastante definitiva: la periferia geográfica. Porque escribir y trabajar en teatro desde Granada supone, hoy en día, tener que multiplicar cualquier esfuerzo para hacerse visible. Me pregunto: ¿cuántas de los potenciales espectadores españoles que estén leyendo estas palabras habrán tenido la oportunidad de ver el montaje de un texto mío? Ay, qué pocos intuyo diciendo “sí, yo he visto Como si fuera esta noche o NN 12 o Quince peldaños o La grieta, entre animales salvaje”. Quiero creer que, al menos, algunos de esos mismos lectores sí que hayan tenido acceso a algunos de estos textos publicados, en libro o en la red, pero ¿verlos en escena? Remiendo Teatro, mi compañía, sigue esforzándose por hacer posible que ese teatro exigente y comprometido que hemos elegido hacer se distribuya y alcance al mayor número de espectadores cómplices. Pero… ¡cuántas puertas cerradas alrededor!

Y esto me hace pensar en el hecho de que tantos dramaturgos jóvenes andaluces hayan decidido marcharse a Madrid: pienso en José Manuel Mora, en Alberto Conejero, en Paco Becerra, en Luis Felipe Blasco Vílchez, que, afortunadamente, están consiguiendo que sus textos alcancen una importante visibilidad. Su dramaturgia lo merece, sin duda, pero ¿habrían conseguido que sus propuestas se estrenaran en determinados teatros si se hubieran quedado a vivir en Sevilla, en Jaén, en Almería, en Cádiz?

5. Ahora bien, la periferia también tiene sus ventajas. La libertad, por ejemplo. La conciencia de ir al ritmo que uno mismo se marca, sin presiones externas, sin influencias de modas más o menos efímeras. La “independencia”, en cierto sentido. El aprendizaje de la constancia, también. La necesidad de la persistencia.

Persistir: 1. Mantenerse firme o constante en algo. 2. Durar por largo tiempo.

En este verbo sí que sería capaz de quedarme a vivir.

 

Gracia Morales

Gracia Morales 1

GRACIA MORALES
(Motril, Granada, 1973)

Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde imparte clases de Literatura Hispanoamericana.

Es cofundadora de la compañía teatral Remiendo Teatro (2003), que ha estrenado hasta ahora nueve espectáculos, siempre a partir de sus textos y donde ejerce en ocasiones como actriz y ayudante de dirección.

Ha estrenado y publicado más de una quincena de textos teatrales, algunos de los cuales han sido traducidos al francés, portugués, inglés, húngaro e italiano. Entre ellos destacan Quince peldaños (Premio Marqués de Bradomín, 2000), Como si fuera esta noche (2002), Un horizonte amarillo en los ojos (2003), Un lugar estratégico (Premio Miguel Romero Esteo, 2004), NN 12 (Premio SGAE de Teatro, 2008), De aventuras (Premio SGAE de Teatro Infantil y Juvenil, 2010), El caso Garay (2012) y La grieta, entre animales salvajes (en colaboración con Juan Alberto Salvatierra, 2015).

Ha publicado, además, cuatro poemarios: Ocho poemas para andar por casa (2000), Manual de corte y confección (2001), De puertas para dentro (2004) (Primer Premio de Poesía “Javier Egea”) y La voz en pie (2014).

En 2013 participó, como guionista, en la webserie La grieta, galardona con el Premio ASECAN y seleccionada en varios festivales internacionales.

 

 

Artículo siguienteVer sumario

 

Copyrights fotografías
  1. © JG Latorre↵ Ver foto

www.aat.es