
AUTORAS X AUTORES
Carolina África
Julio Provencio

Verano en diciembre, de Carolina África. 1
Seguramente, la gran virtud de Carolina África es haber perseguido toda su vida la meta de la escritura a través de las rutas más dispares, más variadas y enriquecedoras. Todo lo contrario a una ‘dramaturga de gabinete’, África ha sabido hacer de sus múltiples caminos profesionales maravillosas herramientas de creación, que han acompañado sus textos y sus puestas en escena. En sus obras se trasluce una dramaturgia de escenario, de actriz que lleva años aprendiendo sobre las tablas y acomodando en su interior el misterio del ritmo y el pulso escénico. Pero también se ve a una dramaturga de iniciativa, de emprendimiento teatral, que ha sabido dar salidas innovadoras y valientes a sus proyectos creativos, impregnándolos de coraje y frescura.
Todo ello es el resultado de su propio recorrido vital: desde sus estudios de periodismo hasta su profesión de actriz, pasando por los rumbos y azares que fueron determinando sus creaciones. Siempre decidida a sacar adelante sus ideas, emprendió la creación colectiva de “El Principito al desnudo” (2007) nada más salir de la RESAD a pesar de las muchas dificultades planteadas por la SGAE; inventó el reclamo ‘Al teatro por los rulos’ al poner en escena “La penúltima” (2012) en la desaparecida peluquería madrileña LaCuté; y convirtió la habitual lectura dramatizada del Premio Calderón (“Verano en diciembre”, 2012) en una representación memorable en el Teatro María Guerrero.
Esa capacidad creativa que trasciende la propia dramaturgia se materializa perfectamente en La Belloch Teatro, la compañía que crearon Carolina África, Almudena Mestre, Laura G. Cortón y Virginia Frutos. Es en el seno de esta estructura donde el teatro de África ha ido creciendo en madurez y repercusión, arropado por una determinación incansable en crear con mimo, arrojo y artesanía espectáculos capaces de emocionar a públicos del mundo entero. Así tomó forma “Verano en diciembre”, escrita en Buenos Aires en 2011 (mientras disfrutaba de una beca de estudios artísticos en Timbre 4) y cuya puesta en escena ha sido vista en escenarios de toda España y Latinoamérica, haciendo temporada en el Centro Dramático Nacional en febrero de 2016. Y así nació también “Vientos de levante” (con el Programa de Nuevas Dramaturgias del INAEM), última creación de la compañía y hoy en pleno crecimiento.
La misma mezcla de iniciativa valiente y trabajo cuidadoso está presente en su escritura, en el modo de perfilar los personajes que pueblan sus textos. Personalidades e historias basadas en la pura realidad, que aparecen con una veracidad impactante, y que se citan en escena con aspiraciones pequeñas, quizá cotidianas, pero cargadas de la mayor emoción: la de la vida puesta en juego, con sus grandes contradicciones, con sus cargas irremediables y sus esperanzas luminosas. Así es como se entrelazan historias de amor, de familia, de locura y de muerte en la dramaturgia de Carolina África, desde situaciones reconocibles que van poco a poco desenmascarando los resortes del cariño, del aprendizaje, de la lucha, pero también del desprecio y de la angustia, que lleva inserto el ser humano.
Se diría que paradójicamente África trata con despiadada ternura a sus personajes, dejando que muestren en escena tanto su belleza como su vulnerabilidad, tanto sus logros como sus contradicciones. Y los enfrenta a historias sencillas, cuya aparente liviandad introduce al espectador en un camino directo a la emoción, a la recreación y celebración de lo que somos, de lo que vivimos con los que nos rodean… de la vida plagada de luces y de sombras, al fin y al cabo. Haciendo reír desde las situaciones más trágicas, mostrando la cara oculta de relaciones aparentemente tranquilas, o abordando de modo desprejuiciado temas moralmente delicados o estigmatizados, los textos de África conectan con el público desde la primera escena por su vocación de inclusión, de hacer partícipe al espectador de cada detalle de la dramaturgia.
Y ese estilo, ese cuidado y apertura, está presente en los diversos tipos de escritura a los que la autora se enfrenta: desde las obras más personales (las citadas “La penúltima” [2010], “Verano en diciembre” [2012], “Vientos de levante” [2014]) hasta los textos breves o realizados por encargo (“Loca”, para la cía. Blanca Marsillach [2012]; “Calderón cadáver” [2015]; “Eduardo y Luciana”, para el proyecto “A siete pasos del Quijote” [2015], del Teatro Español, o “Churro”, dentro de ‘Qué se esconde tras la puerta’, del Centro Dramático Nacional [2016]). En unos y otros se reconoce de inmediato la capacidad de África para acceder directamente al corazón de los conflictos que pueblan nuestra realidad más íntima, más familiar y quizás por ello más oculta. En todos brilla la pluma de una dramaturga que disecciona la vida con delicadeza, unas veces con punzadas finas y certeras, y otras simplemente con benévolas caricias.
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JULIO PROVENCIO
Dramaturgo y director de escena.
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