N.º 55Autor-Director hoy

 

Infancia y juventud

Madrid, siglo XXI:
teatros públicos y artes escénicas
para la infancia y la juventud

 

Cristina Santolaria

 

Observando la realidad teatral madrileña hemos descubierto, con grata sorpresa, la atención que los teatros públicos —y también privados— de la ciudad están dedicando a la programación dirigida a la infancia y la juventud en estos tiempos tan difíciles de pandemia. Los nuevos equipos  -que recientemente han llegado a regir los teatros que las administraciones locales y estatal impulsan-  están mostrando todos ellos una clara voluntad de dar continuidad a solventes proyectos heredados de equipos anteriores y, sobre todo, de potenciar otros nuevos con los que cubrir parcelas hasta ahora quizás no excesivamente atendidas.

Se trata, en todos los casos, de programas que pretenden, no solo la exhibición de espectáculos a esa franja de público dirigidos, sino la participación en el proceso creativo, con atención a los aspectos artísticos, pero también a los  técnicos y pedagógicos. En ambos casos, los coliseos madrileños coordinan sus esfuerzos con compañías de todo el territorio nacional y con equipos especializados en la relación con niños y adolescentes, aunque tampoco descartan la producción propia. Por otra parte, se intenta integrar todas estas actividades en la programación regular del espacio escénico, de modo que no se vislumbre como algo excepcional, sino como una parte más de un todo. Además, la atención a lo que podríamos llamar adolescencia, entendida esta en un sentido amplio, es, sin duda, un rasgo diferencial de estos últimos años, al haberse constatado reiteradamente que es un público al resulta muy dificultoso acceder.

Antes de entrar en el análisis de la labor desarrollada por los teatros públicos madrileños en el terreno de las artes escénicas para la infancia, debo agradecer la orientación y sugerencias de muchos responsables de los mismos, como Natalia Menéndez y Laila Ripoll, así como personas de los equipos directivos, tal es el caso de Mariano de Paco y Fernando Sánchez Cabezudo, o partícipes en los proyectos,  como Olga Margallo o Ana Llorente.

Natalia Menéndez, al frente del Teatro Español y las Naves del Matadero, ha demostrado, como ya hizo en el Festival de Almagro al crear el Barroco Infantil, una especial sensibilidad hacia los más jóvenes, a los que se dirige no sólo como espectadores, sino como partícipes del hecho artístico. Cuando esta polifacética mujer, mediante una “Carta”[1], explica los objetivos que guiarán su gestión, señala entre ellos:

Amour

Amour 1

Buscaremos coordinaciones de proyectos compartidos, donde variados gestores participen con sus miradas en ciclos o festivales dedicados a la familia, a conciertos realizados por actores o a la cultura urbana. Arrancaremos este proceso con Vividero, un proyecto familiar que abordará a través de representaciones, lecturas dramatizadas, talleres o coloquios, un abanico de creaciones, cuyos temas estén relacionados con las familias. En este caso vamos de la mano de la directora escénica Olga Margallo y la dramaturga Itziar Pascual.

En su primera temporada al frente del histórico coliseo municipal ya ha presentado el nuevo ciclo dedicado al público infantil, Vividero. Espacio familiar multidisciplinar, coordinado por Olga Margallo y cuya sede es la sala Hormigón (Nave 10).

El nombre del proyecto, El Vividero, alude, por contraposición significativa al espacio en el que se va a desarrollar, a Las Naves del antiguo Matadero madrileño. Según Olga Margallo, “el Vividero está enfocado a satisfacer la necesidad transversal de grupos de distintas generaciones comprometidos alrededor de la crianza de los más pequeños. En este sentido, nuestra misión es responder a la pregunta: ¿Hacemos algo juntos?”. Según estos principios, pretende “recoger el propósito de aunar el hecho educativo con el hecho teatral, puesto que las artes escénicas, a través de la cultura, son una vía fundamental de expresión, comunicación y desarrollo entre el individuo y la sociedad que lo envuelve”.

El diseño de la programación girará en torno a diferentes propuestas temáticas y géneros escénicos (danza, teatro de calle, teatro para bebés, conciertos, etc.) protagonizados por solventes compañías invitadas de nuestro panorama nacional. Así, la primera propuesta del Vividero, que se ha desarrollado entre febrero y marzo de este año 2021, cuenta con LaRous, la Compañía Marie de Jongh o Zero en conducta, entre otras.

Beethoven-ParaElisaPor su parte, Itziar Pascual coordinará un ciclo de lecturas dramatizadas de los más destacados dramaturgos internacionales que han centrado su atención en la infancia y la adolescencia. El proyecto está dirigido a público familiar, pero también a ese sector profesional que orienta sus esfuerzos a enriquecer ese universo tan ávido de experiencias y emociones como es el de los niños.

Además, también en programación regular y coincidiendo con el periodo navideño, el conjunto escénico Español-Matadero ha coproducido con ManodeSanto Teatro el espectáculo familiar Beethoven#ParaElisa, de A. Muñoz de Mesa y direcciones escénica y musical de Olga Margallo y Lola Barroso, respectivamente. Esta coproducción, así como las de los dos próximos años, como nos adelanta Natalia Menéndez, es un a prueba palpable de cómo la programación infantil echa sus raíces entre algunos de los más importantes espectáculos de la ciudad.

El Teatro Fernán Gómez, que ahora cuenta con la diestra mano de Laila Ripoll en la programación teatral, sigue apostando por el público familiar con dos proyectos de ya probada aceptación, Rompiendo el cascarón y Madrionetas, a la vez que pretende regularizar la programación de espectáculos dirigidos a los más jóvenes. En palabras de la directora:

Mi idea es procurar incluir en la programación ordinaria espectáculos que puedan ver los niños y los jóvenes, no exclusivamente infantiles, sino más bien dirigidos a esa franja que arranca en la preadolescencia, que me parece la más complicada y en la que ellos ya tienen capacidad de decisión y criterio.

Guerra, ¿y si te pasara a ti?

Guerra, ¿y si te pasara a ti?

Este objetivo, que busca ser alcanzado mediante la inserción de espectáculos para ellos accesibles y adecuados en la programación habitual y en todo tipo de ciclos, ha dado sus primeros pasos con la exhibición, en el periodo navideño, de Manolo Alcántara con su espectáculo multidisplinar Déjà vu; dentro del ciclo “Teatro y Derechos Humanos”, Puños de harina, de Jesús Torres, Mauthausen, la voz de mi abuelo, de Pilar G. Almansa, y Guerra, ¿y si te pasara a ti?, de Esmeralda Gómez y Alfonso Plou; y en el ciclo de Danza en la Villa, Sojo, de May Ling Bisogno.

Importante, porque confirma una tónica que vamos a ver en varios espacios públicos, es el programa Abriles 4.0., encuadrado dentro de las actividades de participación y pedagogía y mediante el cual se pretende obtener, al final de un proceso de investigación, una creación colectiva de artes escénicas sobre la comunicación 4.0, y que se exhibirá en Sala Jardiel Poncela.

Abriles 4.0

 

Va dirigido a jóvenes de entre 13 y 18 años y se celebra entre octubre y abril de la temporada en curso. Ripoll cuenta con la colaboración  de Elena López Nieto y Patricia Gimeno, del proyecto MOVE arte para todos, “una iniciativa de arte comunitario que promueve y difunde las artes escénicas a través de la creación colectiva comunitaria”. En este caso, los jóvenes abriles trabajarán con un grupo de mayores de 60 años y profundizarán en el papel de las nuevas tecnologías, utilizando un lenguaje artístico en el que se conjugará la música, la danza, el teatro y la videocreación.

La descripción de Abriles nos habla de la esencia del proyecto en consonancia con el participante al que va dirigido. Se trata de una iniciativa sobre

[…] la conformación de la identidad en la adolescencia. La adolescencia como abriles: lluviosos y floridos, revueltos entre el final del invierno y el principio de la primavera. A partir de los recuerdos de la infancia, lo bueno y lo malo de ser adolescente y las expectativas de la edad adulta tratamos cómo se conforma nuestra identidad desde varios lugares: la diferencia y cambio como riqueza, y las posibilidades y libertad para tomar decisiones que afectan a nuestro futuro. A través de juegos y propuestas de debate trasladamos al cuerpo  y al movimiento para contar en cada lugar nuestra particularidad.

20.000 lieues sous le mers

Tampoco los Teatros del Canal, en donde se materializa la política escénica de la Comunidad de Madrid en conjunción con los objetivos artísticos de su directora Blanca Li, han descuidado la atención a las necesidades pedagógicas, estéticas y culturales del público familiar. Este programa heterogéneo, englobado en Canal Familiar, incluye actividades diversas y que requieren diferente grado de implicación de los más jóvenes. Blanca Li ha integrado tanto la programación dirigida al público infantil como al adolescente en la exhibición regular del espacio escénico, si bien, en algún caso, conformando diferentes ciclos, con frecuencia encargados a colectivos especialistas en el desarrollo del público más joven.

Dentro de los espectáculos que han conformado la programación regular de los Teatros del Canal destacaríamos, entre otros, 20.000 lieues sous le mers, de le Comédie Française; Le bal de Paris, de la Cª de Blanca Li, Hotel,  del Cirque Eloize, o Desengaños amorosos, de Estival Producciones, espectáculos que atienden a los más diversos géneros y sensibilidades, algunos de los cuales, por otra parte, se han programado en campaña escolar.

TeatraliaConformando ciclos, han podido presenciarse —puesto que se trata de una iniciativa derivada de la política cultural de la Comunidad— varios espectáculos de Teatralia, festival de referencia para público infantil en nuestro país,  así como los programas musicales Domingos en familia, en los que participa la Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.

 

Yerma 2019

Yerma 2019

Espacio Guindalera, que también ha contribuido a configurar la programación del Canal con Yerma 2019,  cuenta con una larguísima experiencia en proyectos culturales y pedagógicos. Se trata de un centro de creación, formación, producción y también participación ciudadana que rigen Teresa Valentín y Juan Pastor, quienes han demostrado sobradamente (Joven Escena y Escena Abierta) su empatía en la labor de captación de audiencias, así como su complicidad con los públicos más jóvenes, a quienes intentan transmitir los entresijos técnicos y artísticos del teatro.

Por su parte, LaJoven[2], proyecto comandado por David Peralto y José Luis Arellano que une a profesionales de las artes escénicas con la comunidad docente y cuyo objetivo se cifra en “Contribuir a la creación de futuros profesionales, artísticos y técnicos, fomentando la investigación dramática, y buscando la incorporación de los públicos jóvenes al teatro a través de un proyecto pedagógico”, ha exhibido Ulloa y Fortunata y Benito,  coproducidos por la Comunidad de Madrid.

Los rincones del Canal, coordinado por Territorio Violeta, e IlusionArte. Un jardín secreto en los Teatros del Canal, de La Fábrica de sueños, son iniciativas de nueva implantación[3]. El primero, dirigido por Silvia Pereira,  busca “producir y visibilizar montajes de teatro de compromiso social y que ponen el foco en la igualdad de género”, que se exhiben, para público familiar, en cualquier “rincón” de las amplias instalaciones. Cuenta esta iniciativa, así mismo, con talleres en los que se reflexiona sobre temas candentes de la actualidad que repercuten en el los jóvenes. Por su parte, Marisa Tejada, por medio de espectáculos multidisciplinares, conduce a los más pequeños a través de un universo poblado por los seres que han habitado nuestra imaginación y por los referentes culturales de nuestra tradición.

En los meses de marzo y mayo, se han programado, respectivamente, Canal Connect, en que se celebra la confluencia del arte, la ciencia y las nuevas tecnologías, y Canal Street, ciclo sobre artes urbanas. Ambos proyectos se componen de la exhibición de espectáculos y la realización de talleres, clases magistrales, grafitis, instalaciones, performances, etc.

Canal Connect

Canal Connect.

En julio de 2011[4] se publicaba el nuevo estatuto del Centro Dramático Nacional, y por primera vez, se hacía referencia a la obligatoriedad de programar espectáculos no dirigidos  exclusivamente a público adulto.

Los espectadores, a los que se ofrecerá, junto al teatro español de los siglos XX y XXI, una selección del amplio repertorio dramático universal de los citados siglos, y una muestra amplia de nuevas creaciones en las que se conjuguen lenguajes escénicos y/o musicales, en convivencia con otras artes. Esta oferta deberá contemplar también los espectáculos dirigidos a las nuevas generaciones de espectadores (Art. 3, g).

En cumplimiento de este cometido, Ernesto Caballero realizó una extensión en el CDN del segoviano festival Titirimundi, y, a partir, de 2014, en colaboración con el TOPIC de Tolosa, creó Titerescena, ciclo de exhibición de espectáculos, pero también de talleres, conferencias,… sobre el mundo del títere.

Alfredo Sanzol, desde su llegada en 2020, y como dejó constancia en su Plan director 2020-2025[5], se emplazó, no sólo a “Trabajar en la gestión de públicos para el desarrollo de nuevas audiencias, con especial atención al público familiar”, línea de actuación transversal para las unidades del INAEM,  sino a “Desarrollar líneas estratégicas de ámbito social para acercarse a los nuevos públicos e incidir en aquellos colectivos que aún no han vivido la experiencia teatral en el CDN” y a “Diseñar proyectos participativos con creadoras y creadores, donde el público pueda generar sus propias narraciones y entrar en diálogo con las/los artistas”.

Desde estas premisas se ha puesto en marcha, en enero de 2021, Nuevos Dramáticos, programa dirigido a niños de entre 8 y 11 años procedentes de diferentes centros docentes de Madrid. Con él  “Niños y niñas se formarán e investigarán junto a profesionales de renombre de las artes escénicas con el fin de generar un texto teatral y llevarlo a escena”. En esta producción los más jóvenes, junto con los profesionales, podrán incorporarse al proyecto desde la perspectiva que más les interese, no sólo desde la interpretación, sino desde la escenografía, dirección, iluminación, audiovisuales, vestuario, peluquería, etc.

Nuevos dramáticos

 

Para esta primera edición de los Nuevos Dramáticos se contará con Lucía Miranda en la coordinación, Jordi Casanovas en la dramaturgia y Dan Jemmett en la dirección. La producción derivada de este proceso de participación e investigación formará parte de la programación de la temporada 2021-2022 del Centro Dramático Nacional.

TiterescenaSiguiendo una línea de actuación que venimos viendo en los teatros públicos madrileños, los espectáculos dirigidos al público familiar se han insertado en la programación regular del CDN. Titerescena, compuesto por nueve espectáculos se desarrolla un fin de semana al mes entre octubre y junio, y Conservando la memoria, de El Patio Teatro, se pudo ver entre el 18 de diciembre y el 10 de enero en la Sala de la Princesa.

Cuando en 2010 se aprobó el estatuto de la Compañía Nacional de Teatro Clásico[6], en su artículo 4º, apartado g, entre los objetivos estratégicos de este centro de producción del INAEM, figuraba “Impulsar iniciativas didácticas que faciliten el entendimiento de su programación artística, así como el desarrollar campañas de captación y sensibilización de nuevos públicos”. A partir de este momento, los directores nombrados mediante concurso, Helena Pimenta y, ahora Lluis Homar, han desarrollado actividades con que alcanzar el mencionado propósito.

Ll. Homar, en el mes de marzo del año en curso, ha puesto en marcha, en colaboración con Tabula Rasa, y coordinado por Mariano Estudillo, Arte Nuevo de hacer teatro para jóvenes de nuestro tiempo[7], proyecto liderado por jóvenes creadores escénicos, muchos de ellos procedentes de La Joven de la CNTC, que pretende hacer de nexo entre nuestros clásicos áureos y la generación post-millennials. Para ello, a lo largo de tres meses y más de 40 funciones, han llevado su actividad pedagógica a casi una veintena de centros de Navarra y Castilla-León y, sobre todo, de la Comunidad de Madrid.

Arte nuevo de hacer teatro para los jóvenes de nuestro tiempo

 

Para esta primera edición de Arte Nuevo se han seleccionado Eco y Narciso, de Calderón, a través del cual se tratarán temas relacionados con la adolescencia; Valor, agravio y mujer, de Ana Caro, que permitirá abordar el tema del feminismo y la violencia de género, y Fuenteovejuna, de Lope de Vega, que permitirá cuestionar la sociedad que nos rodea.

artenuevoEstos textos se han fusionado en un único montaje mediante un proceso de creación colectiva, mecanismo que permite el nacimiento de un espectáculo personal, creado desde la experiencia y sensibilidad de los intérpretes, lo que permite la conexión entre actores y joven público. Además, el proyecto pretende alcanzar la participación de los espectadores mediante el uso de las redes sociales, posiblemente  casi único modo de acceder a ellos en la actualidad.

Este nuevo proyecto de la CNTC se sustenta en la experiencia pedagógica de La Joven –creada por Eduardo Vasco en 2006—  y en el programa —puesto en pie por Helena Pimenta—  Préstame tus palabras, con el que esta unidad dependiente del Ministerio de Cultura recorrió un elevado número de centros educativos entre 2012 y  2019.

En la web del teatro de la Zarzuela no pasa desapercibido el apartado dedicado a las actividades de esta unidad del INAEM. Allí podemos leer

Los niños, los jóvenes son objetivos prioritarios en el proyecto artístico y educativo del Teatro de la Zarzuela. Los primeros, con el fin de que vayan familiarizándose con la esencia de nuestro patrimonio lírico a través del juego y el entretenimiento, de tal forma que acabe formando parte de su naturaleza sin apenas esfuerzo, utilizando la diversión inteligente como vía de aprendizaje.

Para los segundos, para los que ya han traspasado de la barrera de la pre-adolescencia pero todavía no se han adentrado en el mundo de los adultos, Daniel Bianco, director del coliseo lírico,  creó el proyecto Zarza[8], proyecto que  “quiere acercar la música lírica española a los más jóvenes desde los más jóvenes para que todos veamos que es un género vivo, emocionante y que también es un género joven».

Zarza nació en 2017 y en él, de la mano de grandes creadores familiarizados con los más jóvenes, -como José Luis Arellano, Pablo Messiez, Nando López, Amelia Ochandiano, entre otros-, grupos de jóvenes de entre los 18 y 30 años, y con probada formación musical y teatral, y tras una rigurosa selección, han puesto en escena La revoltosa, El dúo de la africana, La verbena de la Paloma, Agua, azucarillos y aguardiente y una selección melodías titulada Amores en Zarza.

La Verbena de la Paloma

 

La increíble historia de Juan Latino

A la par, en todas las temporadas se produce, con mucha frecuencia en colaboración con otras instituciones o compañías, espectáculos dirigidos a la infancia. Entre los más recientes destacaríamos La increíble historia de Juan Latino y Perdida en el Bosco, con la compañía Claroscuro, Master Chez, dirigido por Enrique Viana, la ópera bufa Il finto sordo o el espectáculo intergeneracional e interactivo Zarzuela, de la Z a la A.

Si esta proliferación de proyectos dirigidos al público infantil y juvenil en los teatros públicos madrileños ha llamado nuestra atención, quizás se deba al escaso interés que por esta franja de espectadores han sentido los regidores que, desde la creación de los mencionados coliseos, han moldeado lo que se consideraban programaciones “de calidad”.

Curiosamente, cuando nos acercamos al medio siglo de democracia, quizás la más prometedora iniciativa fue el Centro Nacional de Iniciación del Niño y del Adolescente al Teatro (CNINAT), compañía dependiente del Ministerio de Cultura y, por lo tanto, integrado en el Organismo Autónomo Teatros Nacionales y Festivales de España, cuya andadura, de la mano de José María Morera, se extendió desde 1978 hasta 1981. Su voluntad fue dar a conocer a los más jóvenes del territorio nacional algunos de los más importantes títulos de la dramaturgia nacional e internacional: El médico a palos, D. Duardos, El Barón o El gran teatro del mundo. Frente a esta escasez de proyectos públicos, habría que subrayar algunos de los que se desarrollaron durante el franquismo, muchos de ellos propiciados por la Sección Femenina. Es el caso del Teatro-Escuela Lope de Rueda, que exhibió sus espectáculos en los Teatros Nacionales (Mª Guerrero y Español) entre 1942 y 1945 y contó con el apoyo de los grandes creadores artísticos que trabajaron en su entorno (Vitín Cortezo, Vicente Viudes, o Sigfrido Burmann), con escritores como Carmen Conde o Nicolás González Ruiz y directores como Cayetano Luca de Tena o Roberto Carpio. Un crítico como Eduardo Haro Tecglen, al que muchos respetamos por su labor independiente y rigurosa, alabó el trabajo de esta formación.

Entre 1960 y 1976, de la mano de Suárez Radillo, pero sobre todo, de Ángel Fernández Montesinos, fue encomiable tanto por los textos elegidos como por los colaboradores (Carlos Múñiz y López Aranda, Carmelo Bernaola, Viudes, Cortezo, Guinovart) e intérpretes (Mara Goyanes, José Sacristán, Tina Sáinz, Maribel Martín, etc.) que en él participaron, la labor de Los Títeres. Teatro Nacional de Juventudes[9]. En su repertorio se conjugaron los textos clásicos y contemporáneos, a veces basados en la tradición literaria española. Aunque nació de la mano de la Sección Femenina, -organismo que no olvidemos está también en el origen de Assitej-España-, pasó a depender, igualmente, del Organismo Teatros Nacionales. Otra compañía, creada esta vez por la Delegación de Educación del ayuntamiento de la capital, y bajo la dirección de Antonio Guirau Sena, fue el Teatro Municipal Infantil de Madrid, que llevó al teatro Español un elevadísimo número de escolares cada jueves a las cuatro de la tarde entre los años 1967 y 1974. Sobre las tablas de este coliseo pudieron presenciar textos clásicos,  contemporáneos (Luis Matilla, Mª Clara Machado, Juan Antonio Castro, Juan Cervera), extranjeros (A. Strindberg, Mark Twain), e, incluso, del exiliado León Felipe.

Mis líneas precedentes, que no se refieren más que algunas de las más importantes iniciativas, no intentan más que ser un “acicate”. Como hemos visto, las actividades escénicas en este siglo XXI de los teatros públicos, cuyo número se duplicó con la llegada de la democracia, son muchas y heterogéneas, pero, quizás, no implican el “arraigo” en los espacios y en las estructuras que marcan la política cultural de los mismos que supusieron las iniciativas mencionadas: no se ha intentado crear centros que de alguna forma dinamicen la actividad escénica dirigida a los más jóvenes y que podría conjugar los intereses públicos y privados, pero tampoco se ha privilegiado la existencia de una compañía que pueda abanderar los proyectos de mayor riesgo o compromiso. Sé que estoy hablando de teatros dependientes de administraciones diferentes y con competencias muy diversas en cuanto a su ámbito de actuación, conozco también los problemas de recursos humanos que surgen cuando los teatros entran en las dinámicas de las administraciones, pero del mismo modo que, pese a estos inconvenientes y otros muchos del mismo calibre, se crean teatros, centros y compañías para satisfacer las necesidades culturales de los adultos, ¿por qué cada administración, según sus competencias, no diseña  proyectos de más amplio y ambicioso recorrido que cumplan las expectativas escénicas de los más jóvenes conjugando los esfuerzos públicos y privados? ¿También en el siglo XXI el teatro para niños y jóvenes va a seguir siendo una cuestión menor, complementaria?

Una última apreciación. Quede claro que lo afirmado sobre los espacios escénicos públicos de Madrid, sobre los que he realizado mi análisis, es extensible al resto del territorio nacional, donde la iniciativa pública posee un enorme peso.

 

 

Artículo siguienteVer sumario

Copyrights fotografías
  1. Fuente: Todo el material gráfico procede de las webs de los respectivos teatros.↵ Ver foto

www.aat.es