N.º 50El humor en el Teatro Español Contemporáneo

 

Presentación

Ignacio del Moral

Querido lector, querida lectora,

Tienes ante tus ojos, plasmado en una pantalla (y no, ay, en tus manos, ni en papel) algo cuya existencia constituye un pequeño milagro: el número 50 de nuestra revista Las Puertas del Drama.

Los redactores en jefe de la revista, Miguel Signes y Berta Muñoz me piden que, en calidad de presidente de la Asociación, os mande unas palabras de salutación y regocijo por el logro que llegar hasta aquí ha supuesto. En realidad, ha sido casualidad que el número 50 de la revista sea el dedicado al humor. Pero sin duda es una afortunada coincidencia. Porque ha hecho falta mucho humor para editar 50 números de reflexión teatral en las condiciones en que lo hemos hecho y no haber muerto en el intento.

Yo, obediente al mandato, y buscando una manera ingeniosa de arrancar el artículo, he husmeado aquí y allá (es decir, he tirado de Google) para dar con alguna referencia al número 50, del que sabemos que es el de las bodas de oro en los matrimonios; que para los judíos es, en virtud de unas cábalas bastante alambicadas, el número de la trascendencia; y que soñar con el número 50 permite predecir un cambio en la vida y el logro de algo muy deseado después de un largo camino. Sin duda ha sido un largo camino el que hemos recorrido hasta aquí, así que en esta ocasión, aunque un poco a toro pasado, aciertan los onirólogos (término que me acabo de inventar, pero que me parece adecuado).

El logro se debe, cómo no, al esfuerzo de una serie de personas concretas cuya enumeración sería larga y seguramente incompleta: desde el Presidente Jesús Campos, que la puso en marcha, a Miguel y Berta, sus actuales pilotos, pasando por todos y cada uno de los que –algunos esporádicamente, otros de manera constante y dedicada– han colaborado con sus artículos, sus revisiones, sus decisiones, sus secciones fijas…

Las Puertas del Drama ha querido ser un espacio de reflexión serena, culta y profunda, alejada de las contingencias gremiales o políticas, aunque ha estado atenta al entorno a través del que ha ido navegando. Su voluntad ha sido poner a la disposición de cualquier persona interesada una serie de artículos escritos por algunos de los expertos más relevantes de la teoría y la práctica teatral de nuestros días. Su digitalización, si bien nos ha privado del tacto y la visión de aquel papel amarillento y de sus enigmáticas grapas omega en  forma de arco, que nadie acabó nunca de comprender, a pesar de las pacientes explicaciones de Jesús (como tampoco fue nunca muy bien comprendido el sistema de numeración en virtud del cual este número 50 es realmente el 54, pero ¿quién ha dicho que la vida es fácil?), nos permite acceder a todos los números y reencontrarnos con firmas y opiniones a las que el tiempo ha convertido en proféticas o en obsoletas, pero que en su momento fueron estimulantes y necesarias.

Bienvenidos todos, pues, a este número 50 y estad atentos a los próximos 50. Un nuevo Consejo de Redacción, que se estrenará con el número 51, promete una nueva recarga de energía y entusiasmo para seguir ofreciéndoos todo lo mejor.

Gracias de nuevo a todos los compañeros y compañeras, colaboradores y colaboradoras que lo han hecho posible.

 

 

 

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