N.º 49Dramaturgia española en el escenario internacional

 

El presente del teatro contemporáneo de España en la realidad húngara

Gabriella Zombory
Universidad Eötvös Loránd, Budapest

Traducción de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca (1924).

Traducción de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca (1924).

Desde las primeras apariciones del teatro de España en Hungría a finales del siglo XVIII (época en la que se inicia la lucha por establecer teatros con compañías fijas), el repertorio en nuestro país y su manera de encontrar un camino hasta los escenarios ha pasado por múltiples cambios. Hasta inicios del siglo XX, el arte dramático de la capital era un fiel reflejo de los gustos de la corte austríaca[1]; las obras se representaban primero exclusivamente, y más tarde dominantemente en alemán, y la gran mayoría de los textos se traducía al húngaro desde las traducciones o refundiciones alemanas[2]. Por ello, aunque haya habido una presencia notable –retrasada con más de 200 años– del teatro del Siglo de Oro (con títulos de Calderón de la Barca, Lope de Vega, Moreto, Cervantes y, algo más tarde, Tirso de Molina), esto no ha sido fruto de una política teatral húngara. La primera huella de un teatro español actual en el momento aparece a inicios del siglo XX, con la notable popularidad de José Echegaray ya desde antes de su Premio Nobel de 1904; su presencia, no obstante, ha desaparecido por completo en nuestros días. Desde entonces existen intentos de llevar a los escenarios una muestra del teatro más actual de España, iniciativas de las que algunas han producido gran éxito, pero que en la mayoría de los casos no han llegado a más de unas pocas representaciones.

Izquierda, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca (Budapest, 1963), Derecha, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca (Teatro Jókai, Békéscsabai, 2015). Derecha, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca (Teatro Jókai, Békéscsabai, 2015)

Izquierda, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca (Budapest, 1963) 1. Derecha, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca (Teatro Jókai, Békéscsabai, 2015) 2

Durante la segunda mitad del siglo XX, aunque siguen teniendo cierta presencia los clásicos, aparece la obra de Federico García Lorca (estrenada por primera vez en 1955), figura que hasta hoy es la más representada en Hungría, con veinticuatro estrenos desde inicios del siglo XXI[3]. A la vez, llegan hasta el público algunas obras de Alfonso Paso –estrenado por primera vez en 1967 y hasta hoy representado, con siete estrenos entre 2002 y 2016–, y también Buero Vallejo, Valle-Inclán, Alfonso Sastre y Alejandro Casona, hoy completamente desaparecidos[4].

Hazudj inkább, kedvesem! (‘Vamos a contar mentiras’), de Alfonso Paso. Festztivál Megnyitó, 31 agosto de 2017

Hazudj inkább, kedvesem! (‘Vamos a contar mentiras’), de Alfonso Paso. Festztivál Megnyitó, 31 agosto de 2017 3

En cuanto a las décadas más recientes, desde inicios del siglo XXI hasta el día presente dominan en el panorama teatral húngaro los nombres de Federico García Lorca, Jordi Galcerán y Sergi Belbel, seguidos –ya con una presencia menos dominante– por Lope de Vega, Cervantes[5], Calderón de la Barca y Alonso Paso. Es decir, del teatro más actual solo han penetrado con fuerza en los escenarios húngaros dos dramaturgos de lengua catalana, dejando fuera la mayor parte de la producción del país español. Dentro de este repertorio general, no obstante, sí se nota un intento, todavía no suficientemente desarrollado, de dar una visibilidad más amplia a las obras de la España contemporánea.

Como ya en las últimas décadas del siglo XX, gran parte de esta intención de actualizar el panorama teatral nace desde los mayores centros de hispanística universitarios del país. A principios de los años 70, cuando en la Universidad Eötvös Loránd de Budapest (ELTE) y por iniciativa de Kálmán Faluba se crea el círculo de catalanística en Hungría, se comienza una labor de dar a conocer la literatura en lengua catalana en nuestro país. Fue este el primer momento de significancia que hizo posible que a día de hoy Jordi Galcerán y Sergi Belbel estén, junto al nombre de Lorca, en la tríada de los dramaturgos de España más representados en el país. La diferencia más significativa en el proceso de la recepción de estos tres, entonces, sería que, mientras que la difusión tan amplia de Lorca se debe a que su imagen como poeta y mártir del pueblo favorecía a la dictadura comunista de Mátyás Rákosi (década de los 50), es decir, a una motivación política estatal, los dos dramaturgos catalanes aparecen dominante por iniciativa de los aficionados y estudiosos del mundo hispánico.

Bankhitel (‘El crédito’), de Jordi Galcerán

Bankhitel (‘El crédito’), de Jordi Galcerán 4

El primer paso concreto hacia los escenarios de Galcerán y Belbel se debe al trabajo del grupo de teatro aficionado del Departamento de Hispanística de la Universidad ELTE, cuyos miembros en 2003 decidieron participar con una lectura dramatizada de Després de la pluja de Belbel y Dakota de Galcerán en el Festival de Teatro Contemporáneo de Budapest. Gracias a su éxito la compañía teatral Neptun Brigád les propuso hacer un montaje de Dakota bajo la dirección de Imre Baksa, estrenado en 2006 en un espacio de representación menor de la capital. La popularidad de Galcerán, sin embargo, llegó algunos años más tarde, y debido al continuado interés de Imre Baksa por el autor y la labor traductora que comenzó Dóra Bakucz, traductora de la mayor parte de las obras catalanas representadas del país y una de los miembros del grupo universitario inicial. En 2008 la misma compañía teatral participó con El mètode Grönholm en un concurso para compañías independientes, organizado por el Teatro Új cada año, y fue premiada con un contrato de cuatro funciones en el teatro. Desde entonces la obra se ha estrenado en tres teatros de Budapest y en tres de las mayores ciudades del país; la más reciente adaptación salió a luz en abril de este año, esta vez por primera vez bajo una dirección diferente. Junto a El mètode Grönholm siguió representándose Dakota y se estrenó Carnaval en 2012 y El crèdit en 2014, todos traducidos por Dóra Bakucz y dirigidos por Imre Baksa.

Aunque la primera referencia húngara a Sergi Belbel no está relacionada con los dos últimos nombres, sí sigue unida a la labor de la Universidad ELTE: es en un tomo publicado por los primeros y mayores catalanistas del país (Kálmán Faluba y Balázs Déri) donde aparece en 2001 Morir, obra que, no obstante, nunca llegó a los teatros. La trayectoria escénica de Belbel está nuevamente ligada a los mismos personajes: tras la mencionada lectura dramatizada de 2003, Després de la pluja también llamó la atención de los profesionales y en 2004 se puso en escena bajo la dirección de Almási-Tóth András. En 2008, no obstante, será nuevamente Imre Baksa el que estrenará Mòbil, continuando la popularización del teatro catalán con un montaje de A la Toscana en 2010. También se sabe de estrenos de La sang en 2008 en la ciudad húngara de Kaposvár y en Szabadka, hoy Serbia, producciones de diferentes compañías. Aunque por parte de las universidades hubo un intento de dar a conocer más títulos de autores catalanes, en forma de la publicación de dos tomos titulados Teatro catalán moderno I (2002) y Teatro catalán moderno II (2001), con traducciones al húngaro de Santiago Rusiñol, Àngel Guimerà, Carles Soldevila y Josep Maria de Sagarra en el primero, y de Joan Oliver, Salvador Espriu, Joan Brossa, Rodolf Sirera, Josep María Benet i Jornet y el ya mencionado Sergi Belbel en el segundo, probablemente por falta de la divulgación necesaria, estas obras (con la excepción de El verí del teatre de Sirera y E. R. de Benet que cuentan con un estreno de 2006 en la ciudad de Pécs) nunca llegaron a representarse en el país.

Izquierda, Cartas de amor a Stalin, de Juan Mayorga. Traducción de László Scholz. Derecha, Cartel de la representación de ¡Ay, Carmela!, de José Sanchis Sinisterra (2015)

Izquierda, Cartas de amor a Stalin, de Juan Mayorga. Traducción de László Scholz. Derecha, Cartel de la representación de ¡Ay, Carmela!, de José Sanchis Sinisterra (2015) 5

La Universidad ELTE también ha comenzado una labor similar al que se dedicó al teatro de lengua catalana en relación con el teatro moderno de lengua española, no obstante hasta hoy no se ha logrado una repercusión parecida. En 2010, traducido por László Scholz, sale a luz la versión húngara de Cartas de amor a Stalin, de Juan Mayorga, que nunca llega a ser representada. En 2015, como fruto del trabajo del mismo traductor, catedrático afiliado en la Universidad ELTE se organizan las Jornadas del Teatro Contemporáneo de España, en cuyo marco se publica el tomo titulado Mi piedra Rosetta. Cuatro obras dramáticas españolas de hoy, con las traducciones de Mi piedra Rosetta de José Ramón Fernández, Lalibelá de Ignacio García May, NN12 de Gracia Morales y Mi alma en otra parte  de José Manuel Mora (traducidas por Gabriella Zombory y Ádám András Kürthy), de las que las dos primeras recibieron una representación en forma de lectura dramatizada en el Teatro Nacional de Hungría. Aunque el proyecto se ha logrado con éxito, ni las dos obras representadas ni las otras dos publicadas se quedaron dentro del mundo del ámbito teatral y no se han representado desde entonces. El teatro contemporáneo de lengua española, además de estas jornadas, ha encontrado camino hacia el público húngaro en dos ocasiones más: por una parte, con las representaciones de ¡Ay, Carmela! de José Sanchis Sinisterra entre 2013 y 2015 en el Teatro Nacional de Pécs, obra traducida otra vez por Dóra Bakucz y bajo la dirección del dramaturgo barcelonés Carlos Rodero, establecido en Budapest desde 2000; y por otra parte, con la obra Los restos: Agamenón vuelve a casa, de Raúl Hernández Garrido, estrenada en 2004 en el Teatro Madách de Budapest, única obra contemporánea que parece haber llegado a Hungría sin la intervención directa de personajes teatrales de España o de las Universidades con Departamento de Hispanística[6]. Pero en general, fuera de la obra de Galcerán y Belbel, el teatro contemporáneo de España cuenta con poca presencia: a pesar de que se ha podido enumerar a algunos autores que han sido representados en lengua húngara, su presencia ha sido voladera, contando con una o no más de unas pocas representaciones en el país, y sin la suerte suficiente para lograr encontrarse un lugar estable en las carteleras de los teatros.

Este no es, sin embargo, un fenómeno que afecta únicamente al teatro de hoy; lo mismo se podría decir de todo el teatro de España: es innegable que en algún momento del siglo XX y XXI ha sido representada en alguna ciudad húngara la mayoría de los grandes dramaturgos españoles; no obstante, han sido solo Lope de Vega, Cervantes, Calderón de la Barca y sobre todo Lorca (y de ellos siempre solo un, o a lo mejor dos títulos destacados) los que se han establecido de forma definitiva en la realidad teatral húngara, mientras que el resto han sido olvidados tras unas pocas representaciones.

En esta realidad se nota, como ya se ha mencionado, el trabajo continuo de las grandes Universidades con Departamento de Hispanística por marcar un cambio y lograr una mayor apertura del mundo teatral húngaro hacia el teatro de España. En la universidad ELTE son los ya mencionados László Scholz y Kálmán Faluba los que se destacan en esta labor. Fuera de lo ya dicho, desde los últimos años se lleva organizando talleres de teatro contando con la participación de teóricos y escritores de teatro de España, entre ellos José Gabriel Antuñano, José Manuel Mora, Alberto Conejero, José Ramón Fernández, Ignacio García May, Gracia Morales y, recientemente, José Luis Alonso de Santos, ayudando e impulsando así a los estudiantes de la Universidad –entre ellos, a los futuros traductores del país– a conocer más a fondo el teatro contemporáneo de España. Con la iniciativa de László Scholz se ha establecido un contacto hasta hoy fructífero entre el Teatro Nacional de Budapest, el Instituto de Teatro de la Universidad de Kaposvár y la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, de Valladolid, colaboración que puede abrirle camino hacia nuestro país a un mayor número de obras contemporáneas de España en el futuro. A la vez, el grupo de teatro del Departamento, compuesto de estudiantes aficionados, ha montado múltiples obras en lengua española (no solo de España), representadas en diferentes actos del Departamento, entre ellos Un lugar sólido de la mexicana Elena Garro, Tres sombreros de copa de Miguel Mihura, NN12 de Gracia Morales, y algunos de los cuadros de Cuadros de amor y humor, al fresco del José Luis Alonso de Santos. Y naturalmente, temas del teatro de España figuran de manera regular en la temática de los cursos impartidos. En la Universidad Católica Pázmány Péter es la ya mencionada Dóra Bakucz la persona más destacada en la promoción, en su caso, del teatro de lengua catalana, impartiendo cursos relacionados al tema y siguiendo su labor de traducción, siendo la directora de los seminarios de traducción literaria catalana-húngara. Mientras tanto, en la Universidad de Szeged, Eszter Katona, al lado de su continua investigación del mundo y la recepción de Lorca, también ha contribuido a la promoción del teatro de hoy con dos traducciones de la obra de Laila Ripoll publicadas en la revista teatral Színház en 2015 y trabajos teóricos sobre la misma y Alberto Conejero.

Morir, de Sergi Belbel (Rákóczi Stúdió, 2016).

Morir, de Sergi Belbel (Rákóczi Stúdió, 2016).

Se notará, entonces, que los títulos del teatro de España presentes en nuestra actualidad se deben casi exclusivamente a la labor de los grandes centros de hispanismo universitarios, lo cual conlleva varias consecuencias. Por una parte, tratándose dominantemente de filólogos, en los criterios de elección siempre se ha tomado en cuenta más bien el valor literario de las obras, frente a los aspectos comerciales. Entre los nombres actuales que han pasado por los escenarios húngaros, los únicos dos representantes del teatro comercial, según lo define José Gabriel Antuñano, son Galcerán y Belbel, los mismos que han sido representados con éxito durante años. Pero por otra parte, y probablemente de manera mucho más significativa, se trata aquí de una falta de colaboración institucionalizada entre los centros universitarios –introductores de los nuevos títulos y productores de las traducciones– y teatrales –entidades que cuentan con los medios para llevar estos textos ante el público–. En las últimas décadas no se ha notado por parte del mundo teatral húngaro una iniciativa por renovar y actualizar el repertorio de las obras españolas representadas en el país, para optar más bien por la constante renovación de obras ya conocidas de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Lorca. Los que trabajan por la ampliación de las carteleras con las novísimas obras españolas, luego, son las universidades, que por falta de una colaboración estable entre las instituciones están atadas a los medios con los que disponen por sí solas: publicaciones de las traducciones, talleres con los autores, representaciones de aficionados en los espacios de la universidad, etc. Y como en la Hungría de hoy no hay interés comercial por publicar libros con obras dramáticas, las publicaciones que nacen no reciben la difusión necesaria para llegar hasta los teatros y las compañías.

Con todo, observando los gustos teatrales de Hungría, la situación de la recepción de las obras de España no es tan sorprendente. En las carteleras de los teatros más representativos dominan los clásicos rusos, franceses, húngaros e ingleses, a lo que se añade una relativa presencia de las obras de los dramaturgos húngaros de hoy. Aunque en los teatros menores y espacios de representación alternativos hay un mayor interés por lo nuevo, esto muchas veces significa la creación de producciones propias en vez de la inclusión de títulos de dramaturgos contemporáneos del extranjero. En este panorama, aún si los centros universitarios toman la iniciativa y buscan su camino hacia un diálogo con los representantes del mundo teatral, se requiere de una gran cantidad de suerte (como ha ocurrido en el caso de los dos catalanes) para que el trabajo en conjunto traiga un fruto que deje suficiente impacto como para encontrarle un lugar estable a los nuevos títulos españoles en los escenarios húngaros.

 

BIBLIOGRAFÍA
AA.VV. (2002), Modern katalán színház I. Eds. Déri Balázs, Faluba Kálmán, Trads. Balázs Déri, György Jánosházy, Lóránt Kertész, Zsuzsanna Tomcsányi, Budapest: Íbisz.
AA.VV. (2001), Modern katalán színház II. Eds. Déri Balázs, Faluba Kálmán, Trads. Balázs Déri, György Jánosházy, Lóránt Kertész, Zsuzsanna Tomcsányi, Budapest: Íbisz.
AA.VV. (2015), Az én rosette-i kövem. Négy mai spanyol dráma. Ed. László Scholz, Trads. Ádám András Kürthy, Gabriella Zombory, Budapest: Nemzeti Színház.
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___  (2015), “Tendencias del teatro español del siglo XXI”. Conferencia en marco de las Jornadas del Teatro Contemporáneo de España organizadas en Budapest, entre el 6 y el 8 de octubre de 2015 en la Universidad Eötvös Loránd, Facultad de Filología y Letras y el Teatro Nacional de Budapest.
BAKUCZ, Dóra (2013). “Teatre català a Hongria: Aspectes de la traducció dramàtica a propòsit de la versió hongaresa de El mètode Grönholm de Jordi Galceran”. En: Catalanística a Hongria (1971/72-2011/12). Actes del Simposi Internacional de Catalanística. Budapest: Universidad ELTE. 25-36.
KATONA, Eszter (2017). “La recepción del teatro español en Hungría. Primeros pasos de una investigación en curso”. Anagnórisis. Revista de investigación teatral 15 (junio de 2017): 537-557.
Országos Színháztörténeti Múzeum és Intézet (OSZMI), Adattár (Base de datos): http://oszmi.hu/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=754  [Última consulta: 04/11/2017]
RÁKOSI, Marianna (2005). “A spanyol dráma megjelenése a magyarországi színpadon”. En: Köszöntésformák: Ilia Mihály tanár urat köszöntik tanítványai. Ed. Éva Ócsai y Tímea Urbanik, Szeged: Pompeji. 152-165.

 

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Notas    (↵ Volver al texto returns to text)

  1. Hungría, desde mediados del siglo XIV, fue regida por monarcas de la dinastía de los Habsburgo, y más tarde, entre 1867 y 1918, formó parte de la monarquía austrohúngara, lo que explica la influencia de la corte austríaca.↵ Volver al texto
  2. La primera traducción hecha directamente desde el español, La vida es sueño de Calderón de la Barca, nace en 1870 y está ligada al nombre de Vilmos Győry.↵ Volver al texto
  3. Desde el primer estreno de La casa de Bernarda Alba en 1955, la presencia de Lorca en los teatros ha sido constante: al lado de la primera y algunos otros títulos de menor permanencia en el país, siguen representándose de manera regular Bodas de sangre y Yerma; en forma de una adaptación a ópera, Bodas de sangre también llegó a representarse repetidas veces en la Ópera Nacional de Hungría; y en 2015 el Teatro de la Abadía trajo al país El público, representado en lengua española en el festival internacional MITEM organizado anualmente por el Teatro Nacional de Hungría. A la vez, la obra de Lorca está ampliamente trabajada no solo por los traductores, sino también por los estudiosos del ámbito hispánico: al margen de las numerosas traducciones publicadas, se aproximan a su obra varios tomos de estudios y libros teóricos de alta calidad.↵ Volver al texto
  4. Es de mencionar también el nombre de Fernando Arrabal, cuya obra se estrenó por primera vez en 1968, siguió representándose con varios títulos a lo largo del siglo XX y cuenta con un nuevo estreno de Pic-nic en 2013. No obstante, su presencia no se puede incluir en lo que defino como la recepción del teatro de España en Hungría, ya que, siendo autor de procedencia española, pero radicado en Francia desde 1955, toda obra que se le tradujo al húngaro nació de las versiones francesas.↵ Volver al texto
  5. La recepción de Cervantes en Hungría es ambigua: aunque su nombre es bien conocido, su presencia en los teatros no está relacionada con sus obras teatrales, sino con un sinfín de adaptaciones de El Quijote. El trabajo del Cervantes dramaturgo, no obstante, está muy escasamente presente en el país, y va siempre unido a la labor de compañías ligadas a España (una representación de Entremeses [La cueva de salamanca, El viejo celoso y El retablo de las maravillas] por el Teatro de la Abadía en el festival internacional MITEM ya mencionado [2016]; y una adaptación de El retablo de las maravillas de la compañía húngara Misero Prospero, dirigida por el dramaturgo barcelonés Carlos Rodero [2007]).↵ Volver al texto
  6. A ello se añadirían tres estrenos (dos en 1999 y uno en 2005) de obras del ya no contemporáneo Javier Tomeo.↵ Volver al texto
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  4. Fuente: https://www.jegy.hu/program/bankhitel-77911↵ Ver foto
  5. Fuente: http://miseroprospero.com/works/jaj-carmela/↵ Ver foto

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